¿Alguna vez se han puesto a pensar cómo es un día cualquiera en la vida de una persona que busca a un familiar desaparecido? ¿Cómo logra conciliar el sueño? ¿Cómo hasta las labores más básicas deben parecerle vacías, frívolas, innecesarias? ¿Cómo es que los buscan? ¿Por dónde comienzan? ¿Con qué dinero? ¿Cómo consiguen las fuerzas para levantarse a trabajar todos los días? o ¿cómo se mantienen si, por buscarlos, han tenido que dejar su trabajo?

Yo no imagino peor pesadilla. Y si a esto le sumamos la indolencia de las autoridades, la humillación de la que son objeto frecuentemente y la indiferencia de todos nosotros, la realidad se torna en algo literalmente insoportable.

Por ello mi sorpresa cuando la semana pasada vi las imágenes de madres, hermanos, padres y amigos de desaparecidos abrazarse y sonreír. El Congreso de Veracruz aprobó por unanimidad la Ley de Desaparición que, en papel, promete fondos para las búsquedas y —sobre todo— coordinación y protocolos para investigar la desaparición de personas en ese estado. Porque hasta hoy, como todos sabemos, el caos y la desorganización de las autoridades sigue siendo la norma, aún a pesar de los escándalos y de la barbarie que casi cotidianamente retratan los medios de comunicación.

¿Cambiará algo esta ley? No lo sé. Sobra decir que en el país muchas leyes son letra muerta. Lo que sí sé, es que las familias de los desaparecidos dejarán cuerpo y alma —literalmente— en el intento por que sea un instrumento que les ayude a encontrar a sus seres queridos. Porque hoy no tienen nada, porque ya basta de que sean tratados como una “molestia” por las autoridades.

En Veracruz, el colectivo Solecito encontró hace dos años una serie de fosas en Colinas de Santa Fe en donde se han hallado restos de 295 personas y 14 mil restos óseos que pueden elevar la cifra de seres humanos ahí encontrados. Es la fosa clandestina más grande que se ha encontrado en los últimos 6 años. Desde 2017, el colectivo denunció que el gobierno del estado ya les había dicho que no tenía los recursos para realizar las pruebas genéticas que los identificaran. ¿Cambió algo durante los dos años del gobierno de Miguel Ángel Yunes? ¿Quién es la autoridad responsable de buscar en Colinas de Santa Fe? Dejemos que hable el testimonio de Lucía de los Ángeles Díaz, que desde 2013 busca a su hijo Luis:

“En ese lugar estamos nosotras. Cinco días a la semana, ahora cumplimos dos años trabajando en el mismo predio. Nosotras con nuestros propios recursos (…) es un trabajo de las mamás, conseguir recursos vendiendo ropa usada, haciendo rifas, el otro día hicimos un bingo muy grande (…) vendiendo comida en el parque, en la playa. De hecho, la Fiscalía del Estado lo único que nos aportaba era un medio almuerzo y desde que perdieron las elecciones nos lo quitaron (…) teníamos una maquinaria que nos prestaban para trabajar los cerros y nos quitaron la maquinaria también. La policía federal participa solo para las exhumaciones porque por ley nosotras no podemos.”

¿Cómo es trabajar cinco días a la semana en Colinas de Santa Fe? ¿Cómo es un día de trabajo en una fosa? Lucía dice: “Nosotras entramos a las 8 de la mañana más o menos a este lugar, que está a 15-20 minutos del centro de Veracruz (…) y ahora tuvimos que contratar a 5 hombres para que nos apoyen porque no nos damos abasto nosotras cavando en la tierra. Excavamos un agujero de unos dos metros, a veces de hasta tres metros. Si encontramos restos pues ya les decimos a la policía que se encargue de la exhumación.”

De ese tamaño, la vergüenza en Veracruz.

Twitter: @anafvega

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