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Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Diseño Web:
Miguel Ángel Garnica
Como cada verano, los habitantes de la capital suelen salir de la ciudad para visitar a sus familias o tomarse un respiro del caos y la velocidad con la que se suele vivir dentro de lo que solía llamarse Distrito Federal. En los días que abarca la temporada vacacional, decenas de autos entran y salen por las diferentes carreteras que rodean a la urbe, siendo una de las más concurridas la que tiene entre sus diversos destinos, Cuernavaca, Morelos .
En los años cuarenta del siglo pasado, la autopista que hoy conocemos no existía; en aquella época la única opción para salir rumbo a Cuernavaca era la carretera libre - a un kilómetro del centro de Tlalpan-, lo que ocasionaba un tráfico a vuelta de rueda sobre Insurgentes Sur y la Calzada de Tlalpan.
De acuerdo al cronista Manuel Valdespino, la carretera sólo contaba con dos carriles, uno de ida y otro de regreso, por lo que el traslado a la ciudad de la “eterna primavera” podía llevarse de 4 o más horas de camino.
Fue hasta 1949 cuando empezó la construcción de la autopista México – Cuernavaca, lo que significó la “modernización” de las carreteras del país. La empresa encargada de realizarla fue “Constructora del Sur” bajo la dirección de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP).
Valdespino platica a este diario que la autopista iniciaría en el mismo punto que la carretera libre y seguiría un trayecto que abarcaba diversos pueblos de Tlalpan y municipios de Morelos: Chimalcoyoc, San Pedro Mártir, San Andrés Totoltepec y Topilejo en la ciudad y Huitzilac, Tepoztlán y Cuernavaca en Morelos. Lógicamente, al ser parte de la ruta de la autopista, la fisionomía de las poblaciones se vio modificada.
La autopista fue inaugurada por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, el 18 de noviembre de 1952, motivo por el cual de manera oficial la “súper-carretera” llevaba su nombre.
Arco inaugural de la carretera donde se alcanza leer: Autopista presidente Alemán, 1952. Cortesía de Manuel Valdespino.
Las tarifas para los automóviles en 1952 eran de 6 pesos, para autobuses de pasajeros era de 12 pesos y las motocicletas pagaban apenas 3 pesos. Imagen publicada en EL UNIVERSAL.
El proyecto contó con “las mayores tecnologías carreteras existentes para su época: tenía camellones centrales para separar los carriles, un carril (especial) de acotamiento en cada sentido durante todo el trayecto para evitar demoras por descomposturas en los autos y camiones; letreros y señalamientos luminosos en los carriles para viajes nocturnos.
Fue la primera en contar con 6 carriles (3 en cada sentido) en diferentes tramos; también disminuyó considerablemente el consumo de combustible en los automóviles, el desgaste en los autos y camiones que transitaban comúnmente mediante la carretera federal y el tiempo de viaje bajó de 3 horas por la carretera federal, a poco más de una hora por la nueva autopista”, explicó el cronista.
La cobertura que el Gran Diario de México dio a la apertura al tránsito de la autopista informaba, un día después, que se trataba de la primera autopista “tipo boulevard” del país, que contaba con una extensión de 63 km contados desde Tlalpan y que podía ser recorrida a una velocidad media de 90 km/hr “sin peligro”.
De acuerdo al reportaje, la ceremonia de inauguración dio inicio a las 11:30 de la mañana sobre un estrado improvisado a la entrada de la carretera, adornado con flores y banderas: “el Primer Magistrado fue recibido por las tropas y cuerpo de policía con los honores debidos a su investidura, lo acompañaron en el acto los secretarios de Comunicaciones, Gobernación, Salubridad y Asistencia, Recursos Hidráulicos, Hacienda, Defensa Nacional, Marina y Agricultura”, así como el Jefe del Departamento del Distrito Federal y representantes de la industria del autotransporte y de sectores comerciales e industriales.
Parte del acto inaugural consistió en que el Presidente viajara a Cuernavaca -donde se le declaró “Hijo predilecto del Estado de Morelos”- e inaugurara bombas de abastecimiento de agua potable, visitara un par de escuelas en construcción en municipios aledaños, así como la inauguración de una primaria y una secundaria; ese día también se celebró la apertura de la carretera de iguales condiciones que la súper carretera: la Amacuzac - Iguala.
El diario transcribió el discurso de Agustín García López, titular de la Secretaría de Comunicaciones en aquella época, quien decía que esta carretera era de vital importancia para el país ya que había “llegado a la edad de comunicación en que las vías de este tipo son indeclinables”; el costo total de la carretera fue de 85 millones de pesos.
Asimismo, sobre ella se instaló la primera caseta de cobro a la altura del pueblo de San Pedro Mártir, misma que fue removida en 1970 por la construcción del Heróico Colegio Militar al sur de la ciudad y reubicada unos cuantos kilómetros más adelante.
El gobierno explicó que las cuotas de paso o peaje servirían para “amortizar la inversión en un plazo de veinte años, para administrar el camino, conservarlo y otorgar los servicios de seguridad y protección que requiere una autopista de esta categoría”.
Si bien la autopista se inauguró de manera oficial el 18 de noviembre de 1952, fue hasta el 30 de ese mismo mes que se abrió al tránsito público, ya que tanto el gobierno como la constructora tenían que fijar las cuotas a cobrar por el uso de la vía y también hacer saber a la población que a partir de ese momento podían decidir entre tomar la autopista de cuota o viajar por la carretera federal “libre”.
Plana del diario que anuncia la apertura de la carretera al público, 30 de noviembre de 1952 en la que se puede leer: “Como una orientación al público queremos señalar que el cobro de los derechos de paso o peaje, tanto en la Autopista “Miguel Alemán” -de México a Cuernavaca- como en la Ruta Corta de Amacuzac a Iguala, nuevos tramos de alta velocidad de la carretera México-Acapulco, servirá para amortizar la inversión realizada en dichas construcciones.” Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL.
Cuatro años después de la inauguración, sobre Insurgentes Sur se inauguró el Monumento al Caminero, un conjunto escultórico dedicado a todos aquellos hombres que participaron en la realización de esta autopista y también en la construcción de otros caminos a lo largo del país. Está integrado por tres figuras en cantera de hombres que sostienen un taladro, un teodolito y un libro, de la autoría de Ramiro Gaviño y de los talladores David y Joaquín Gutiérrez.
En la actualidad el monumento cuenta con diversas placas y letras de bronce donde se puede leer: “Al Caminero, integrador de las comunicaciones de México, MCMXXV- DNC- MCMLVI”; “S.O.P. A quienes como presidentes de la Comisión Nacional de Caminos, o como Directores Generales de Caminos, contribuyeron al desarrollo de la Red Carretera de México 1925 -1959” y “En memoria de quienes perdieron la vida en el cumplimiento del deber. Octubre 17 - 1966”.
Así lucía el Monumento al Caminero a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, el paisaje es completamente diferente al que tiene la zona en la actualidad. Colección Villasana - Torres.
En los años setenta se lanzó una serie de timbres postales que conmemoraban la apertura de la carretera que, sin duda, modificó la vida de todos sus usuarios y de quienes viven alrededor de ella.
Timbres postales conmemorativos del 25 Aniversario de la carretera México Cuernavaca. Cortesía Manuel Valdespino.
Según información encontrada en la página de Caminos y Puentes Federales CAPUFE, tras el sismo de 1985, este organismo tuvo que mudar sus oficinas a Cuernavaca y para los años noventa, ya con una nueva estructura, se dedicó a modernizar la red de carreteras en el país, implementando tecnologías electrónicas al sistema de cobro de las autopistas bajo su cargo para una mayor eficiencia administrativa.
A partir de 1987, el gobierno federal permitió que el capital privado pudiera involucrarse en la administración, mantenimiento y construcción de caminos y autopistas federales.
En 1994 se inauguró la Autopista del Sol o la Cuernavaca-Acapulco , extensión de la México–Cuernavaca, por el presidente Carlos Salinas de Gortari, pero desde que inició operaciones atravesó diversos problemas.
Según una nota de esta casa editorial firmada por David Aguilar, “hasta la fecha algunos ingenieros señalan que está mal diseñada en su trazo, por la urgencia con la que fue construida entre 1991 y 1994, el monto total para su construcción ascendió a 3 mil millones de pesos de ese entonces, equivalente a un costo superior al de la Central Hidroeléctrica de El Cajón o la Terminal 2 del Aeropuerto capitalino y fue una de las carreteras rescatadas en 1997 por Ernesto Zedillo.
En 2006 miles de vacacionistas se quejaron del mal estado de la Autopista del Sol pues dijeron que no correspondía con el precio del peaje, porque el costo superaba los 900 pesos viaje redondo.
En 2007 fue necesario reconstruir el 60 por ciento de esta vialidad incluyendo reencarpetado y obras de ingeniería mayor, según información de la misma Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
De 25 millones de habitantes que se contabilizaban en los años 50, en 2013 se registraban más de 117. Cuando en 1952 inició operaciones la emblemática autopista México Cuernavaca, se registraban 70 cruces vehiculares al día. Al menos en 2013, en esta carretera cruzaban en promedio diariamente 35 mil 600 vehículos. Sin embargo, la afluencia de esta vía varía dependiendo de la temporada que se trate.
Por ejemplo, el 14 de julio de este año por minuto salían y entraban 50 por esta carretera. El último reporte de la Policía Federal indica que al 30 de julio y durante estas vacaciones el cruce por minuto es de 13 vehículos que entran por 14 que salen.
Hoy, la súper carretera México-Cuernavaca sigue siendo de las más utilizadas por quienes habitan la capital y quienes sólo trabajan en ella; por lo que se ha vuelto común que en los reportes viales citadinos se hable del flujo vehicular de todas las carreteras - de cuota o libres- que nos rodean.
Vista del Viaducto Miguel Alemán en la salida de la ciudad de México hacia Cuernavaca. La imagen es de la S.C.T del año 1974.
A pesar de que en sus inicios fue construida para que los mexicanos no hicieran un viaje de cuatro horas de Cuernavaca a la capital, la cantidad de población que hay en la ciudad hace que en temporada vacacional o en días de asueto, la salida a Cuernavaca esté a vuelta de rueda, haciendo larga la espera de quienes quieren disfrutar un par de días lejos del antes llamado Distrito Federal.
Vista de la autopista México - Cuernavaca en los años ochenta. Colección Villasana – Torres / S.C.T.
Nuestra foto principal es una toma de un tramo de la carretera México - Cuernavaca en 1974. Colección Villasana - Torres.
La comparativa
es del Monumento al Caminero que está justo a la salida de la ciudad e inicio de esta carretera, también es del año 1974.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres y cortesías de Manuel Valdespino.
Fuentes:
Manuel Ivan Valdespino Jaimes, cronista de Tlalpan. Catálogo de Monumentos Escultóricos y Conmemorativos del Distrito Federal, 1974. Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL. CAPUFE, Red Nacional de Caminos.