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Hasta un 10% de la población tiene caseum en su garganta, una especie de bolitas blancas que aparecen desde las amígdalas y que son la cuarta causa más frecuente de halitosis, según datos del Instituto del Aliento y la Unidad Hospitalaria de Halitosis del Centro Médico Teknon, Barcelona.
El caseum, también conocido como tonsilolitos o cálculos amigdalinos , es un material blanquecino resultante de la degradación de fragmentos de epitelio exfoliado, restos de queratina, cuerpos extraños (como restos de alimentos) y moco debido a la acción de las bacterias de la boca.
Estos restos quedan depositados en los orificios o criptas amigdalinas y emiten un "característico olor putrefacto", según ha destacado el director del Instituto del Aliento, Jonas Nunes.
El problema, según reconoce este experto, es que el 61% de los pacientes con halitosis que acuden a sus centros nunca se había dado cuenta de la existencia de tonsilolitos en sus amígdalas, ya que en ciertos casos los pilares del velo del paladar pueden ocultarlo.
Los restantes se dieron cuenta a través de visión directa, al toser o al despertarse por la mañana con algún tonsilolito expelido sobre la lengua, detalla el doctor Nunes. Además, un tercio de estos pacientes solo supo que padecía de mal aliento al ser advertido por familiares o amigos".
Este problema es más frecuente en adultos jóvenes, con antecedentes de amigdalitis frecuentes y rinorrea posterior, afectando de igual modo a hombres y mujeres. Y además, de las molestias ocasionadas por la sensación de un cuerpo extraño en la garganta o la existencia de un sabor de boca desagradable, existe un impacto a nivel psicológico resultante de la conciencia de padecer halitosis.
IMPACTO PSICOLÓGICO Y POSIBLE SOLUCIÓN QUIRÚRGICA
Algunos de los efectos más repetidos en los pacientes son perturbación psicológica (preocupación, tensión y ansiedad), incapacidad social (susceptibilidad, vergüenza y dificultad para ejercer el trabajo habitual) o incapacidad para gestionar una vida plena.
Ante esta situación, el director del Centro Coromina y codirector de la Unidad Hospitalaria de Halitosis en Teknon, Jordi Coromina, admite que el riesgo llega cuando el propio paciente presiona su amígdala para retirar el caseum, pudiendo provocar infección y efectos perniciosos para la salud orofaríngea".
Para su eliminación, este experto recuerda que existe una técnica láser pionera conocida como criptolisis amigdalar que permite la eliminación de todas las capas superficiales de las amígdalas, zona en la que muchas personas tienen ubicadas las criptas (pequeños orificios o agujeros) y el caseum (material blanquecino).
"Se mantiene la porción de amígdala sana, conservando así su función habitual. Esta intervención, además, es muy ventajosa para el paciente, ya que habitualmente es indolora, rápida (unos 30 minutos) y sin sangrado", ha explicado.
jpe