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El terremoto del pasado 19 de septiembre trajo más de 300 víctimas mortales, miles de millones de pesos en daños, escándalos de funcionarios corruptos y muchas lecciones de vida. La tragedia transforma, y el movimiento telúrico nos deja algunas enseñanzas que se relacionan con la vida misma, pero también con los inmuebles que habitamos. Este momento es para intentar que el terremoto no sólo haya cimbrado la tierra, sino también la conciencia y la visión a futuro de todos los que habitamos la gran zona sísmica del país.
A las 13:14 pm y en minutos posteriores en el 19 de septiembre de 2017, más de 40 edificios cayeron en nuestra ciudad. Además, más de 13 mil 500 construcciones se agitaron tan fuerte como para sufrir daños, unas más unas menos, esto sólo en la Ciudad de México, sin contar Morelos, Puebla y Estado de México.
Por desgracia, esta sacudida no sólo dejó muerte, sino también a muchos mexicanos sin hogar o con graves daños en su vivienda, los cuales hoy luchan para que alguna autoridad, ya sea local o federal, pueda resarcir aunque sea un poco del daño.
En el caso de que tengan seguro, al menos una parte (depende de la cobertura) podría quedar cubierto, pero, por desgracia, en México la cultura aseguradora no está muy extendida, sobre todo al hablar de casa habitación.
Según la Asociación Mexicana de Seguros (AMIS), sólo 4.5% de las viviendas en el país cuentan con un seguro de hogar que no esté vinculado a un crédito hipotecario. Para quien está pagando una hipoteca, asegurar el inmueble se hace de manera obligatoria, por lo que si ese es tu caso, si no has reclamado es momento de que lo hagas. Pero para quien no, el trago amargo de esa tarde del 19 de septiembre, todavía no termina.
Quizá la lección más evidente es la de contratar un seguro. Es común considerar que es caro y por desgracia, para muchos de los mexicanos realmente lo es: 42% de la población no contrata seguro porque es muy caro, de acuerdo con lo citado por la Encuesta de Inclusión Financiera.
Pero lo cierto es que también existen aquellos a los que les alcanza pero que no consideran importante tener un seguro para su vivienda o que de plano no los conocen: 29% no tiene un seguro de vivienda porque no los conoce, no sabe dónde solicitarlos o no se los han ofrecido, según este mismo conteo.
El principio de los seguros es que uno implica un desembolso menor en el presente que evita uno mayor en el futuro. “Los seguros propician estabilidad económica de sus usuarios, porque protegen los bienes adquiridos como un auto o una vivienda y/o brindan apoyo financiero en situaciones adversas como accidentes o pérdida de vida”, señala este documento.
Para quienes hoy sufren una situación de este tipo, no hace falta decir que tener un seguro la siguiente vez ahorrará tanto sufrimiento y tanta incertidumbre.
“Sin embargo, la penetración de hoy es muy pequeña y los que están asegurados son los que están bajo financiamiento”, explica Iván Hernández, director general de producto en ComparaGuru.com, una plataforma que ayuda a los usuarios a escoger entre los distintos productos financieros.
Un seguro no basta, contrata el correcto
Por ejemplo, tienes un departamento que estás pagando mes con mes (y por consiguiente, tienes seguro), así que, ¿qué pasará si tu edificio quedó inhabitable de forma permanente? Pues que este instrumento tendría que cubrirte.
Sin embargo, ¿Qué cubriría este seguro? Si no te tomaste el tiempo ni el cuidado a la hora de contratarlo y sólo escogiste la cobertura más básica, probablemente lo que cubra sea nada más la deuda –o sea lo que te falta por pagar al banco o a la institución financiera correspondiente– pero el resto de lo que ya pagaste no vas a recibirlo de vuelta.
Precisamente por esto es que conviene que de hoy en adelante nos demos el tiempo de leer las carátulas de nuestros seguros y no sólo eso, sino atender o acercarse a algún agente de seguros que pueda asesorarnos a la hora de contratar. La recomendación es que éste cubra el monto del valor comercial del inmueble y que cubra los contenidos y la remoción de escombros.
La corrupción mata
Da vergüenza, no debería ser así, pero en México, es una realidad. La corrupción está enquistada y ha hecho raíces muy profundas. No sólo tiene que ver con constructoras que ofrecen sobornos, sino también con funcionarios que los aceptan y que con una firma (y una mordida de por medio) sentencian a muerte a aquellos que sin saberlo, habitan, trabajan o estudian en un inmueble mal construido o que ya tiene daños, ocultos bajo los más bellos acabados.
¿Cómo estar seguros de habitar en un lugar seguro? Con la información de la construcción que vas a habitar o a rentar. Es necesario que tomemos más responsabilidad en estos temas, porque sólo de esta manera podremos disminuir el riesgo de habitar o trabajar en un lugar con riesgos. La utopía sería que la corrupción desapareciera y que los mexicanos pudiéramos estar seguros de que pagamos por el hogar que creemos haber pagado, pero hablando de lo más inmediato, lo ideal para reducir las posibilidades de caer en un engaño inmobiliario, sería acudir al lugar que pretendes comprar o rentar con un ingeniero para que éste analice el inmueble, porque hay aspectos que sólo un especialista puede detectar. Y seguir indagando más profundo.
Es importante también investigar al responsable de la construcción y a la inmobiliaria que está vendiendo el inmueble. Si te has fijado, en cada obra nueva hay una placa o un cartel en el que se escribe el número de licencia de la construcción, de quién es y el Director Responsable de Obra (DRO, aquel que se encarga de supervisar la obra y de asegurarse de que todo el proceso de construcción está en regla). Con el número de licencia se puede investigar en la delegación si la obra es regular y en la página de internet de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México (Seduvi), se puede verificar con el número que todo es legal, según explicó hace unos días a EL UNIVERSAL, Arturo Bautista, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, delegación Ciudad de México.
Asimismo, la recomendación es hacer una búsqueda de las construcciones anteriores que esa constructora ha realizado a través de internet. Consulta también si la constructora está afiliada a alguna asociación de especialistas que pueda confirmar su honestidad.
El portal Propiedades.com consultó con varios expertos sobre el tema y sacó varios aspectos que hay que cuidar a la hora de habitar (y de comprar) un inmueble, entre estos, la fecha de construcción. Conocer este dato va a permitir conocer la norma de sismo que se utilizó a la hora de construirlo. En teoría, una estructura nueva debería tener estándares más estrictos de construcción que una antigua, y una edificación de este tipo podría no tener la seguridad de resistir “un evento sísmico de magnitud moderada a intensa”, señala este texto al respecto. En teoría. Este sismo demostró, con la pérdida de vidas, que edificios nuevos colapsaron con un movimiento telúrico de 7.1 grados. Por desgracia, nos toca buscar la forma de no ser presa de la voracidad de unos cuantos.