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sara.cantera@eluniversal.com.mx
La propuesta de habilitar la base aérea militar de Santa Lucía como aeropuerto alterno al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para aliviar su saturación, tendría un costo de 70 mil millones de pesos.
Es decir, 100 mil millones de pesos menos que el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que se construye en Texcoco.
El costo incluso puede ser menor, porque el equipo del candidato a la Presidencia por la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tiene en mente la construcción de un aeropuerto “digno, pero austero”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el ingeniero Javier Jiménez Espriú, quien sería nombrado secretario de Comunicaciones y Transportes en el gabinete de AMLO, dijo que si López Obrador gana la Presidencia, se pedirá la suspensión del proyecto del NAIM y se harían auditorías para garantizar que no hay otra mejor alternativa y que no es un “elefante blanco”.
La propuesta de un aeropuerto alterno en Santa Lucía fue elaborada por el ingeniero José María Riobóo, quien hizo el diseño estructural de los Segundos Pisos durante el gobierno de AMLO en la Ciudad de México, y por el ingeniero Sergio Rubén Samaniego Huerta.
El proyecto consiste en construir dos pistas más a la actual en la base aérea militar de Santa Lucía y mantener en operación las dos pistas del AICM.
Lo anterior, permitirá tener cinco pistas que pueden operar de manera simultánea y estar listas en un periodo de tres años.
El proyecto llamado “Sistema Aeroportuario del Valle de México” reconoce que se trataría de un aeropuerto más modesto y menos suntuoso, pero con menos costos de mantenimiento porque el terreno de Santa Lucía es más firme y menos propenso a inundaciones que el de Texcoco.
“No existen obras imposibles, pero si obras incosteables. Esta obra del NAIM, es un aeropuerto incosteable. No sólo por la inversión que requiere sino por el costo de mantenimiento que tendrá que darse desde el día en que se inaugure hasta el día que deje de existir”.
“No se puede dar una solución técnica para las pistas y plataformas porque no se puede pensar en otra cosa que el suelo se seguirá moviendo. Mientras se siga hundiendo la Ciudad de México, se seguirá hundiendo el aeropuerto”, expuso Jiménez Espriú.
Remanente de vida
Además, los ingenieros que elaboraron el proyecto de Santa Lucía destacan que el actual aeropuerto todavía tiene un tiempo remanente de vida, al igual que la base militar aérea y construir un nuevo aeropuerto en Texcoco significa eliminar por completo esa infraestructura que está todavía en operación.
El aeropuerto de Santa Lucía junto con el AICM tendrían un periodo de vida de 50 años, aseguró Jiménez, porque la base militar tiene una extensión más amplia que el NAIM y puede incluso construirse otra pista para tener seis en total.
Por su parte, el proyecto del NAIM en Texcoco contempla la operación de tres pistas en una primera etapa, y en una segunda, que no se sabe con certeza si iniciará en 2020 o 2021, se construirían otras tres, para tener seis en total para atender a 120 millones de pasajeros proyectados hacia 2050.
Esto significa que habrá sólo tres nuevas pistas en Texcoco cuando se concluya la primera etapa y sólo 40 posiciones adicionales al actual AICM para la ubicación de los aviones.
Riesgo de colisión
El proyecto de AMLO asegura que la base militar de Santa Lucía puede operar de manera simultánea al AICM, porque las pistas tienen la misma orientación y son prácticamente paralelas.
De hecho, Santa Lucía ha operado de manera simultánea al AICM por casi 50 años y con aeronaves más grandes, porque es de uso militar.
Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y MITRE, un centro de investigación especializado en aviación, defensa, seguridad nacional y cibernética en Estados Unidos, aseguran que operar los dos aeropuertos es riesgoso por razones de seguridad y capacidad.
“En el tema aeronáutico hay problemas porque los patrones de descenso en cierto momento se cruzarían los (aviones) que entran al AICM”.
“Ahorita no hay problema porque hay 10 o 15 vuelos en Santa Lucía y a ciertas horas no pasa nada, pero si hubiera la mitad de vuelos del AICM, habría que disminuir la frecuencia de vuelos”, reconoció Jiménez Espriú.
Recientemente, MITRE explicó que la altura mínima a la que deben volar los aviones al momento del aterrizaje es de mil pies y la separación entre los aviones es de 4 millas náuticas, pero si usa Santa Lucía como aeropuerto alterno, las aeronaves tendrían que planear con una separación de 8 millas náuticas, lo que disminuiría el número de frecuencias de aterrizaje y despegue.
“Vamos a discutir con MITRE cuáles son las soluciones para no disminuir eso (las frecuencias)”.
“Es un tema atendible. Tenemos técnicos que dicen que sí se puede”, aseguró Jiménez Spriú.
El colaborador de AMLO destacó que la Ciudad de México no sería la primera en contar con dos aeropuertos, porque hay ciudades con más de una base aérea en operación simultánea, como Nueva York, París, Berlín o Moscú.
“Hay dos aeropuertos en muchas ciudades del mundo. En París cuando se saturó el aeropuerto construyeron el de Orly y funcionan los dos, se satura Orly y construyen el Charles de Gaulle con una visión de más largo plazo”.
“En Nueva York, en Londres o en Tokio y en otras partes del mundo. En casos muy extremos y muy extraños se cancela un
aeropuerto para abrir otro”, indicó Javier Jiménez.
En caso de que exista saturación de la base aérea de Santa Lucía comentó que se puede construir otra pista, porque el terreno tiene una extensión de 2 mil 800 hectáreas.
Auditorías
Sobre la eventual cancelación del NAIM en Texcoco y sus implicaciones, porque actualmente se han licitado contratos por 150 mil millones de pesos mismos que representan alrededor de 75% del proyecto, Jiménez Espriú aseguró que no se cometerá ninguna arbitrariedad, ni se tomará una decisión que afecte a los participantes en las licitaciones.
“El licenciado López Obrador señaló que si el era Presidente de la República, al día siguiente, iba a hablar con el Presidente Peña Nieto para pedirle que pare las inversiones porque no se debe echar más dinero bueno al malo”.
“Vamos a hacer una auditoría física, operativa, financiera, presupuestal, de impacto ambiental, una auditoría del control hidrológico. Una auditoría de todo”, indicó el ingeniero.
Aunque subrayó que van a respetar el Estado de derecho y van a renegociar los contratos dentro del marco legal.
“Vamos a tomar la mejor decisión para este país y eso no quiere decir que vamos a cancelar los contratos. Los contratos
se negocian”.
“El respeto al Estado de derecho será absolutamente definitivo”, indicó.
El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México estima que la cancelación del NAIM tendrá un costo de 120 mil millones de pesos, resultado de la inversión estimada hacia finales de 2018 por 70 mil millones más las penas convencionales con
los contratistas y la liquidación del personal que labora.
“Dicen que habría unos 40 mil millones de pesos de penalizaciones, pero ¿por qué? Cuando negociamos un contrato no hay penalizaciones. En todos los contratos existen cláusulas de salida y de negociación”, aseguró.
En cuanto a los bonos emitidos por el gobierno por 6 mil millones de dólares para financiar la obra, dijo que dado que no se pueden cancelar, verían cómo replantear su uso si es que el dinero está etiquetado para determinadas cosas.
“No se cometerá ninguna arbitrariedad. Ni vamos a tomar una decisión que sea lesiva, ni para los que han participado ni para el Estado mexicano. Lo haremos dentro de la ley, discutiendo las cosas, aclarando y las auditorías que hagamos serán publicas”, reiteró.
Sobre la reciente colocación de 30 mil millones de pesos a través de la Fibra E para financiar el proyecto del NAIM, Jiménez Espriú criticó que los inversionistas recibirán una tasa de rendimiento real de 10%, cuando los primeros bonos emitidos pagaron una tasa menor y además, los inversionistas mayoritarios tendrán derecho a dos sitios en el Consejo de Administración y tendrán derecho de veto en la decisiones del Nuevo Aeropuerto.
“Todo es inversión pública es un compromiso público. Los bonos son deuda del aeropuerto y dicen que no cae a la deuda nacional porque se va a pagar con la TUA (Tarifa de Uso Aeroportuario). La TUA es un recurso público, es un recurso que el Estado tiene por los servicios de una instalación propiedad de la nación”.
“Es producto del patrimonio nacional y con eso se va a pagar el aeropuerto. No hay un centavo de inversión privada”, expuso el asesor de Morena.
Menor impacto ambiental
El proyecto del aeropuerto en Santa Lucía también tiene un menor impacto ambiental, porque no requiere alterar el cauce de los 11 ríos con afluente en el Lago de Texcoco, ni se elimina la reserva ecológica de la zona.
También contempla una ruta de traslado directo en autobús o tren ligero para asegurar el traslado de los pasajeros entre ambos aeropuertos.
Aunque dada la distancia de 30 kilómetros entre los dos aeropuertos, el tiempo en llegar de una terminal a otra sería de 30 a 40 minutos, según el proyecto.
Jiménez Espriú destacó que la insistencia del gobierno federal en construir el NAIM es porque “hay intereses”.
“Ni somos tercos, ni somos irresponsables”, indicó.