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La derogación del Programa DACA en Estados Unidos; la cual afecta principalmente a los llamados dreamers (estudiantes migrantes), suma un elemento más de incertidumbre y presión en la relación entre México y ese país.
Aunque aún falta la aprobación del Congreso, las alertas se han encendido y estamos con las manos en la puerta para llevar a cabo una repatriación inteligente, como lo han hecho otros países (i.e. la India, donde gobierno e IP trabajan hacia la inclusión).
En un contexto de modernización del TLCAN, con la derogación del programa DACA la migración vuelve a surgir como un tema relevante, ya que involucra aspectos como el empleo, la educación, las remesas, los derechos humanos y la seguridad nacional, entre otros.
Además, no soslayemos que el tema de desarrollo de la gente, su nivel educativo y, consecuentemente de empleo y salario ha sido la tarea pendiente de nuestro país.
Si bien el tema del endurecimiento de políticas migratorias se había tratado como retórica desde la campaña presidencial del actual mandatario de Estados Unidos, en México no se tomaron las medidas para prevenir estos hechos y actualmente se trabaja a marchas forzadas para generar programas en el que se contemple la repatriación.
Para los estudiantes se requiere del apoyo de las universidades inminentemente, para los emprendedores, espacios de trabajo.
DACA surgió en 2012 como iniciativa del entonces presidente Barack Obama para beneficiar a niños y jóvenes no documentados que llegaron a Estados Unidos desde muy pequeños, siendo para muchos de ellos el inglés su lengua nativa.
Los acogidos por el programa DACA obtienen amnistía para ser deportados, además de otorgarles permiso para trabajar y estudiar en territorio estadounidense; también obtienen beneficios indirectos como contar con número de seguridad social, aspirar a becas, poder tramitar la licencia de manejo, tarjeta de crédito, entre otros.
Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, 800 mil jóvenes se han beneficiado de este programa, de los cuales la mayoría (622 mil ) son de origen mexicano y el resto latinoamericanos y asiáticos; derogar el programa, implica que volverán al estatus de inmigrantes no documentados.
Para EU es una gran pérdida de talento, intelecto y mano de obra calificada. Muchos de estos jóvenes apuestan por la innovación y la tecnología y se sienten parte de la cultura estadounidense; empresas como Facebook, Google, entre otras, están a favor de mantener la presencia de estos jóvenes.
Si bien se desconoce cuántos de esos 622 mil “soñadores” de origen mexicano estén dispuestos a regresar al país o bien cuántos puedan ser deportados, atender sus demandas de becas, de espacio en universidades y de empleo, son todo un reto y también una oportunidad para México.
Las acciones de políticas públicas orientadas a integración y la repatriación de talento de estos connacionales, que en la mayoría de los casos desconocen el mercado de trabajo y el sistema educativo de su país de origen, es de vital importancia en el futuro de México.
Por una parte, son estudiantes que pueden llegar a elevar el nivel de inglés y competitividad educativa, que pueden aportar innovación al país, pero al mismo tiempo se enfrenta el reto de crear espacios para recibirlos, en un país donde se carece del idioma inglés como base para la impartición de clases, que cada año enfrenta el problema de no contar con suficiente espacio para atender la demanda a nivel superior y medio superior y donde además 46.87% de la población con estos niveles académicos se encuentra desempleada.
Aun no hay un pronunciamiento o un programa oficial por parte de las autoridades locales al respecto y el paquete presupuestal de 2018, no contempla ninguna partida especial para este asunto. Debemos estar preparados para este escenario; los dreamers es otra llamada de atención ante la falta de objetivos a largo plazo y objetivos futuros.
Más allá de la regularización migratoria, debemos tomarlo como una oportunidad de desarrollo económico y también como un momento para que México apueste a dar un salto cuantitativo y cualitativo hacia su gente.
Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.