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Muchas veces cuando hablamos de ejercicio la idea que nos viene a la mente es la de rutinas agotadoras, interminables y aburridas. Pero no, no tiene porqué ser así, !al contrario!... mucho menos para niños.
Para ellos la actividad física debe ser divertida, segura y estructurada pero sin ser extenuante. En términos de ejercicio como tal, las recomendaciones hablan de que realicen entre 60 y 120 minutos al día. En estos minutos hay que combinar actividades que incentiven el desarrollo motor con momentos de juego.
Los niños y niñas deben mantenerse activos para que tengan huesos y músculos fuertes, cuerpos delgados y sin exceso de grasa corporal, por lo tanto menos riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión arterial e hiperlipidemias (colesterol y/o triglicéridos elevados) además de mucho mejor humor, energía y actitud positiva.
En términos de alimentación es fundamental que coman bien. Finalmente, hacer ejercicio gasta calorías y deben recuperarlas. De no ser así corren el riesgo de enfermar y que su desarrollo se detenga. En el caso de niños deportistas, la recuperación debe cuidarse mucho. Lo que coman hoy les permitirá rendir bien en la escuela y entrenar al día siguiente y los encargados de apoyarlos para que lo hagan somos los padres.
Si bien los niños activos no necesitan hacer una “dieta” como tal, si hay nutrimentos que se deben vigilar con especial atención: proteína, carbohidratos, agua, calcio, hierro y vitaminas C y D.
La proteína, con ayuda de los carbohidratos, construye masa muscular. El calcio con la vitamina D, fabrica hueso. El hierro, junto a la vitamina C para que se absorba, ayuda a prevenir anemia y cansancio. El agua, además de mantener el cuerpo hidratado, ayuda en infinidad de procesos y al sistema digestivo.
Ahora bien, la gran pregunta… ¿qué alimento o bebida aporta todo esto? La recomendación que yo hago con mis pacientes (y que aplico en casa) es leche con chocolate. Si, así de sencillo. Un vaso de 240 ml de leche con chocolate aporta todo lo que un niño necesita para después de hacer ejercicio. Además, es una bebida popular que gusta casi a todos.
En realidad no tiene que ser chocolate, hay niños que no les gusta o papás que no les quieren dar a sus hijos, así que puede ser fresa o vainilla. Cualquier sabor que aporte un poco de azúcar, que son los carbohidratos necesarios para la recuperación.
Ahora existen muchísimas versiones y tamaños diferentes, hay con o sin grasa, sin lactosa, de sabores, con fibra, etc. Lo importante, eso sí, es que sea de vaca porque el tipo de proteína que contiene no la tiene ninguna de las “leches” vegetales. Además, vienen adicionadas con vitaminas y minerales, no es cara y es un alimento súper completo.
Así pues, sin temor a equivocarme te digo: dale a tus hijos (y date a ti mismo) un vaso de leche con sabor después del ejercicio. Ya sea que la compres o la hagas en casa, te aseguro que tendrán todo lo que necesitan para después del ejercicio.