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Tanto en comerciales de la TV o la web como en los pósters de las tiendas departamentales, esas "promociones" contienen siempre las mismas palabras, aunque acomodadas con distintos ganchos publicitarios:
Aproveche y pague en cómodas mensualidades; Compre hoy y páguelo después a doce meses sin intereses; No deje pasar la oportunidad y pague en mensualidades fijas... y así, entre otras frases por el estilo.
Tal bombardeo de anuncios termina por marear a cualquiera, y el impulso por aprovechar semejantes "gangas" pasa por alto las diferencias -nada sutiles- entre un esquema de pagos fijos y otro sin intereses. Compararlos, puede hacer la diferencia entre pagar lo justo o quedar endeudado.
Veamos pues el primero de ellos: los meses sin intereses. Como su nombre indica, en este esquema se paga en partes el precio de un producto, pero sin cobrarte intereses, claro, siempre y cuando realices tus pagos puntualmente.
Conviene cuando no cuentas con la liquidez para pagar de contado algún artículo de elevado costo, como tal vez un televisor inteligente. Si valiera $10,000 a veinte meses, abonarías $500 por mes y sin recargos.
Ahora bien, las mensualidades fijas son igualmente pagos fraccionados pero estos sí con el cobro de intereses, además de la amortización del capital según los plazos, esto es, que el precio del artículo aumentará conforme a las semanas o meses estipulados en el contrato (casi siempre este con letras chiquitas).
Imaginemos de nuevo el televisor inteligente de $10,000 a veinte meses, pero con una tasa de interés del 20%: la mensualidad se ajusta en $600 y finalmente se pagan $12,000. Aunque en la vida real, esas tasas pueden alcanzar el 130%, por lo que terminas pagando esa TV hasta por el doble de lo que costaba.
Esto último es precisamente lo que mejor conviene a los comercios, que el cliente pague de más por un mismo producto, con la ilusión de pagar muy poco en cada mensualidad pero con una deuda extendida por años.
¿Convienen mejor los meses sin intereses?
Aunque lo más lógico sería entonces buscar planes sin intereses, esto no quiere decir que quedes exento de ellos. Porque como mencionamos anteriormente, no debes retrasarte en los pagos, de lo contrario esos intereses sí empezarán a correr.
Según Condusef, la mayoría de los contratos prevén que, ante cualquier incumplimiento, el banco puede cancelar el beneficio y cargar a la cuenta revolvente el saldo pendiente, con la tasa de interés que le corresponde.
Tal vez lo más conveniente es adelantar pagos o bien liquidar el monto de la promoción antes del plazo pactado; el problema es que si no les avisas, esos adelantos van a parar a tu cuenta revolvente o se toman como saldo a favor.
También sucede que, aunque fuiste cumplido en los abonos, el voucher no especificaba que la compra era “sin intereses” por lo que de todos modos te los cobran, sin importar todo lo que les reclames. Así que por más prisa que lleves, fíjate muy bien en ese papel antes de firmarlo: una palabra de menos es como un cero de más.
Tampoco convienen los meses sin intereses si compras productos que no son duraderos, esto es, zapatos, juguetes, artículos de moda o hasta alimentos, todos sin una vida útil más allá de lo que duró la deuda. Pero bueno, es de lo que más ofrecen financiamiento.
Pero entonces ¿cuál promoción finalmente conviene más? pues aquélla que no ofrece tienda alguna: la de las “cómodas mensualidades”... pero de espera, ahorrando, sin el producto todavía en las manos, pero con la seguridad de que costará justamente lo que vale.
No hay nada mejor que pagar al contado.