es la marcha por el orgullo LGBT en la Ciudad de México. Tanto en Estados Unidos, como en Canadá, todo el mes de junio está dedicado, de hecho, a visibilizar y reivindicar las vidas de las personas LGBT. En ese espíritu, me gustaría recomendar el documental Salir, dirigido por Luis Villalobos y producido por Time Out México. Es uno de los pocos productos audiovisuales con los que me he topado que aborda las vidas que llevan las personas trans en México (en concreto, en la Ciudad de México).

El documental, disponible en línea y de 35 minutos de duración, sigue y entrevista a dos hombres y dos mujeres trans. Las preguntas son sencillas: ¿Cómo fue crecer en la Ciudad de México? ¿Cómo es la vida, el día a día, en una ciudad como esta? ¿Cómo es la relación que tienen con sus familias? ¿Cómo fue su vida escolar? ¿Cómo es el trabajo? ¿Andar por la calle? Escribiéndolas, no puedo más que pensar en que ese, precisamente, es el problema de la discriminación: que algo tan trivial como caminar en la calle, que algo tan cotidiano como ir a la escuela, que algo tan básico como ir al baño se convierte en una odisea, un riesgo, en un espacio para la violencia. Que actos que muchas personas realizan en automático, sin pensarlo, para otras resultan de vida o muerte: algo que puede ponerlas en riesgo, algo por lo cual pueden acabar en la cárcel, algo por lo cual pueden morir.

¿Y todo por qué? Por el género. Por nuestra creencia de que las personas que nacen con ciertos cuerpos, se deben de ver y comportar de cierta manera. Por nuestra creencia de que las personas que nacen con ciertos cuerpos, deben caminar, hablar, vestirse y desear de cierta manera. Por nuestra creencia de que las personas que nacen con ciertos cuerpos, deben ser de cierta manera. Y es una creencia tan arraigada, que quien osa ponerla en jaque, cuestionarla, transgredirla es objeto de una violencia brutal y de una discriminación sistémica.

El documental, sin embargo, además de visibilizar la discriminación que viven las personas trans, ofrece también un panorama de esperanza. Hay una vida más allá de la tragedia. De la violencia. Del dolor. No me deja de conmover esto: la posibilidad de generar cambios. La posibilidad de que las personas se encuentren: a sí mismas y entre sí. La posibilidad de generar comunidad. De politizarse.

Jessica Marjane, (futura) abogada y fundadora de las Red de Juventudes Trans que aparece en el documental, lo plantea bien: sabemos que “derecho legislado no significa derecho ejercido”. La cosa, dice, “es cómo ejercemos esos derechos, cómo los hacemos una realidad”. Visibilizando las brechas entre la ley y la realidad es una forma de comenzar a cerrarlas. (¿O cómo se va a cambiar lo que no se reconoce, siquiera, que existe?) Salir, apropiarse de los espacios (de la palabra), es otra.

No he dejado de pensar en lo importante que es que todas las personas nos involucremos en esta lucha. Especialmente ahora, que las fuerzas que se oponen al ejercicio de nuestros derechos se están movilizando como nunca antes para repudiar la iniciativa de Peña Nieto para constitucionalizar el matrimonio igualitario. Si bien el rechazo tiene que ver con el matrimonio, ya es una lucha que lo trasciende. Esto no sólo tiene que ver con que todas las personas se puedan casar y adoptar. El punto es poder vivir en paz, libre de violencia y discriminación. En la escuela, sin que te violenten porque eres LGBT o porque tu familia incluye a personas LGBT. En el trabajo, sin que te despidan o excluyan o maltraten. En la calle. En los restaurantes, antros, bares, museos, librerías. En todos los espacios. En todo momento.

Si pueden contribuir a un mundo libre de discriminación, háganlo. En sus muros, en sus chambas, en sus escuelas, en sus familias. Si tienen el poder de cambiar leyes o reglamentos, háganlo. Si tienen el poder de escribir columnas o dedicar segmentos de televisión a este tema, de hacer videos, o memes, o infografías, úsenlo. Si pueden alterar políticas empresariales, van. Si trabajan en una ONG, vean cómo este tema cruza el suyo y métanle. Lo que sea contribuye. ¿Son papás o mamás y están en grupos de whatsapp escolares? Manden artículos y links y peléense con quien haya que pelearse, discutan con quien haya que discutir. ¿Están en los comités escolares? Propongan hacer jornadas para celebrar la diversidad familiar; para celebrar la diversidad, punto. ¿Tienen hijxs? Díganles que pueden ser lo que quieran ser. Díganles que tienen que respetar a todas las personas. Díganles que también pueden contribuir a hacer de este mundo uno sin discriminación. Que cada que ven un acoso, pueden contribuir a que se detenga. Cada que escuchan un chiste. Cada que un profesor dice que todo esto de la "ideología de género" es un sinsentido anti-natural.

Hay muchísimo por hacer para hacer de la igualdad una realidad y no solo un derecho en papel. Hagan su parte. Hagamos nuestra parte. Salgamos ya.

[1] Aprovecho para recomendar el ” que acaba de liberar la Clínica LGBT de la Escuela de Derecho de la Universidad de Cornell junto con el Transgender Law Center. Me parece un documento importante que ofrece datos y hace referencia a más estudios sobre el estado en el que se encuentra el ejercicio de los derechos de las mujeres trans en el país.

[2] Va el flyer de la marcha en la Ciudad de México mañana:

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