Por Óscar Colorado Nates*

Esta semana se celebra el Día Internacional de la Mujer y es un momento propicio para recordar en este espacio la enorme importancia del papel femenino en la fotografía.

No olvidemos a la primera fotógrafa de la historia fue Anna Atkins, quien realizó estudios botánicos en la técnica del Cianotipo hacia 1843. En el siglo XIX hubo muchas fotógrafas importantes, debido a que la Reina Victoria dio su visto bueno a la fotografía y algunas damas de la alta sociedad británica dedicaron su esfuerzo a este medio de expresión visual. Destacaron figuras como las de Julia Margaret Cameron o Clementina Hawarden. A estas pictorialistas se unió, al menos temáticamente, la estadounidense Gertrude Käsebier.

Con el modernismo aparecieron figuras como las de Claude Cahun.

En el período de entreguerras destacaron las magníficas imágenes de Dorothea Lange quien realizó la emblemática fotografía “La madre migrante.” Berenice Abbott rescata a figuras como el francés Eugène Atget y también una ciudad de Nueva York que se convierte en una gran metrópolis.

Por aquel entonces Tina Modotti avanza en su carrera fotográfica como discípula de Edward Weston y realiza fotografías en México.

A partir de la post-guerra, y desde el humanismo fotográfico ahí destacan mujeres como Germain Krull, Lisette Model, Inge Morath, Gisèle Freund o Helen Levitt.

En el posmodernismo destacan figuras torales como las de Diane Arbus, Nan Goldin o la fotógrafa más cotizada en la actualidad, Cindy Sherman.

En la fotografía contemporánea parece haber una nómina interminable que abarca desde Barbara Kruger pasando por Sophie Calle y lo mismo hay artistas de la fotografía contemporánea como Rineke Dijkstra, Rinko Kawauchi o Candida Höffer como mujeres documentalistas de la talla de Cristina García Rodero o Susan Meiselas.

¿Cómo olvidar a la maravillosa Francesca Woodman, genuina “niña prodigio” de la fotografía?

Y en México la lista es, honrosamente, enorme, y parece imposible incluirlas a todas. Pido una disculpa adelantada a todas las que he omitido por falta de espacio: Lola Álvarez Bravo, Lourdes Grobet, Flor Garduño o Graciela Iturbide. Personalidades de consolidada trayectoria como Eunice Adorno, Patricia Aridjis, Dulce Pinzón, Yvonne Venegas, Ana Casas Broda, Yolanda Andrade o Maya Goded.

Queridísimas fotógrafas que guardaron a México en su corazón como Tina Modotti, Mariana Yampolsky, Mary Ellen Mark o Katy Horna.

Y entre las fotógrafas mexicanas recientes no podemos pasar por alto a toda una constelación tan contemporánea como diversa que incluye a Sofía Ayarzagoitia, Cecy Young, Nydia Lilian, Irene Armesto, Gladys Serrano, Abigail Marmolejo, Alicia Vera, Toni Francois, Mariana García, Ana Hop, Ruth Prieto Arenas… ¡Y tantas otras!

En este recuento ni están todas las que son, ni son todas las que están. Pero sirva este brevísimo panorama como un reconocimiento y bien ganado lugar de preponderancia de la mujer en la historia de la fotografía tanto mexicana como mundial.

A todas las mujeres que empuñan una cámara, lo mismo desde un celular que una réflex, de formato medio o de placa: necesitamos, urgentemente, sus fotografías para seguir construyendo un mundo de inclusión, de equidad y de imparcialidad a través de sus imágenes.

Desde el ámbito de la fotografía hacemos votos para que se avance, sin parar, hacia la erradicación permanente de todas las formas de discriminación contra la mujer.

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*Óscar Colorado Nates es crítico, analista y promotor de la fotografía. Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (Ciudad de México). Autor de libros como Instagram, el ojo del mundo, Fotografía de Documentalismo Social, entre otros. Conductor del programa de radio sobre fotografía   Miembro de The Photographic Historical Society (Rochester, NY) y creador de , blog de reflexión fotográfica líder en Iberoamérica.

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