Ana Lucía Márquez Escobedo,

Gerente de Incidencia en Políticas Públicas, The Hunger Project México

Las y los pequeños productores estarán al centro de dos nuevos programas gubernamentales en el 2016, lo que representa un primer paso y una nueva oportunidad para el campo después de décadas de desconsideración para el pequeño productor. Bajo el nuevo esquema del presupuesto base cero, la Secretaría de Hacienda propone la construcción de dos nuevos programas destinados a promover la productividad de pequeñas unidades de producción.

Estos programas son de vital importancia ya que 8 de cada 10 agricultores en México son pequeños productores. Las y los pequeños productores producen más del 40% de los alimentos en el territorio nacional. Ellas y ellos son la base de la seguridad alimentaria de nuestro país, produciendo alimentos sanos, de alto valor nutritivo y siguiendo esquemas de producción que cuidan el medio ambiente. Por lo tanto, la agricultura familiar es una de las estrategias más eficaces en el combate al hambre, porque es clave en la producción de alimentos, la dinamización económica, la generación de empleo en zonas rurales y el uso sustentable de los recursos naturales.

Sin embargo, hay un alto riesgo que estos programas sean diseñados e implementados de la forma errada. El peligro es que una vez más, no se tomen en cuenta la voz y los intereses de las pequeñas y pequeños productores a la hora de definir los programas que apoyarán al sector, y se terminen adoptando soluciones simples, negociadas por políticos para fines electorales y que seguirán perpetuando los problemas de fondo del campo mexicano: malnutrición, pobreza y marginación.

La solución para que los nuevos programas mexicanos den respuesta a las necesidades del campo y de los pequeños productores, es garantizar la participación de las y los pequeños productores en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de los programas de los cuáles ellos son los destinatarios. Los programas más sustentables son los que logran incluir los conocimientos, experiencias y mejores prácticas aportadas por los agricultores, sociedad civil, organismos internacionales y las autoridades.

Los programas de The Hunger Project México dirigidos a garantizar la soberanía alimentaria, demuestran las iniciativas son exitosas cuando se ha incluido la voz de las y los pequeños productores en su diseño, implementación y evaluación. Por ejemplo, la capacitación intensiva a decenas de mujeres en San Luís Potosí y Chiapas sobre técnicas de agricultura orgánica y soberanía alimentaria, está logrando un fuerte impacto en las familias de estas regiones a nivel económico y social. Estas mujeres han sembrado sus propios huertos familiares, están alimentando a sus familias y obteniendo ingresos a partir de los excedentes de su cultivo. Como catalizadoras de The Hunger Project México, estas pequeñas agricultoras ya están replicando su experiencia en su comunidad. El enfoque en el empoderamiento y la promoción de las capacidades de liderazgo de las mujeres agricultoras resulta en un aporte de dimensión profesional y de equidad de género que beneficia la producción agrícola y económica de la región.

Estas líneas de acción permiten un paso sólido en la seguridad alimentaria, en la reducción de la malnutrición y la pobreza rural, probando que es necesario ir más allá de subsidios. El empoderamiento de las mujeres productoras, la gestión sustentable de los recursos naturales, y la transferencia de tecnología adecuada deben encabezar las prioridades programáticas. Los programas deben reconocer los saberes de las y los campesinos y sus recursos para poder crear soluciones apropiadas a la cultura local y territorial. Los programas deben contribuir a corregir las desigualdades que genera el sistema agroalimentario actual que favorece a los intermediarios y los agronegocios, y por primera vez mover la balanza a favor de los pequeños productores y los consumidores.

Estas oportunidades son justamente las que se discutirán en el Foro Internacional “Fortalecimiento de la Agricultura Familiar y Campesina: Financiamiento y Directrices”, que se realizará este viernes 14 de Agosto en el Senado. El evento es organizado por la Red Mexicana por la Agricultura Familiar y Campesina, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en México (FAO) y el Senado de la República. La Red reúne a más de 120 organizaciones civiles, productores, académicos, organismos internacionales, instancias de gobierno, órganos legislativos y organizaciones no gubernamentales interesadas en el fortalecimiento de la agricultura familiar en México. El foro será una plataforma abierta para que todas las partes involucradas puedan contribuir en definir una nueva ruta para el campo que sea más eficaz y transparente.

Para lograrlo se requiere que el gobierno mexicano esté dispuesto a incluir de forma genuina a la ciudadanía y a las organizaciones civiles durante todo el ciclo de las políticas públicas no sólo en el discurso sino en la práctica. Implica priorizar el bienestar y el desarrollo de todas y todos los mexicanos sobre los intereses políticos y económicos; ceder el poder, transparentar el financiamiento y generar acuerdos concretos que favorezcan a las y los pequeños productores y a la reactivación del campo mexicano, y sólo así es que vemos se logrará erradicar el hambre en México de una vez y para siempre.

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