El género documental representa una gran contradicción para el cine mexicano y sus espectadores: es un cine que se ve muy poco en nuestro país siendo que somos una potencia mundial en la producción de documentales. O dicho de otra forma, el cine mexicano actual hace pésimas películas de ficción pero es sumamente bueno haciendo cine documental.
Los documentales son un gusto adquirido. Una buena película no debe dejar inmune a su espectador y en el caso del documental esto es doblemente cierto: es un cine que llama a la acción, a la reflexión y al cambio, ya sea de ideas, actitudes o ánimo. Por supuesto, la efectividad en ello depende del documentalista, por un lado, y por el espectador por el otro. Si ambos logran hacer comunión, el resultado será por demás gozoso.
De los muchos promotores del cine documental, la gira de documentales Ambulante es de los más importantes. Ya con once años de trayectoria, Ambulante sigue firme a su idea primigenia: promover el cine documental no sólo con exhibiciones en el DF (o CDMX, como gusten), sino llevándolo en forma itinerante a diferentes partes de la república.
El catálogo de este año no tiene desperdicio. Todos los documentales generan interés y, hasta lo que hemos visto, van de lo bueno a lo excelente.
Aquí breves críticas de lo que al día de hoy hemos podido ver en Ambulante 2016.
Very Semi-Serious - Dir: Lea Wolchok
En la superficie, Very Semi-Serious (Muy Casi En serio, por su título en Español) es un vistazo tras bambalinas al muy peculiar departamento de caricaturas de la afamada revista The New Yorker, una de las pocas publicaciones impresas que desde su primer número (editado en 1925) y hasta la fecha, mantiene a la caricatura como la esencia de su propia existir, al grado de dedicarle recursos, espacio y un equipo editorial que se encarga de, semana a semana, encontrar cuáles serán las caricaturas que se publicarán en cada número.
El eje narrativo de la cinta es justamente el editor y caricaturista Bob Mankoff quien, cual benévolo dictador, recibe cada semana a decenas de caricaturistas para que le muestren sus trabajos y de ahí (más de cien cartones) se elijan únicamente 15 por cada número de la revista.
Así, el documental muestra el dedicado trabajo de Mankoff, quien se da a la tarea de recibir no sólo a los veteranos (caricaturistas que desde los años sesenta van a presentar sus trabajos semanalmente, incluso aunque se los publiquen) sino impulsar a los nuevos talentos, convirtiéndose así en una especie de psicólogo de estos muchachos que van desde lo más introvertido hasta lo más cercano a un genio (el caso de un chico granjero que de repente se dio cuenta que es extraordinariamente bueno haciendo cartones contra el caso de una chica sumamente tímida que a pesar de los años sólo ha logrado publicar un cartón).
Con resonancias hacia otros documentales sobre emporios editoriales (The September Issue, Page One: Inside New York Times), Very Semi-Serious es una radiografía sumamente interesante, amena, hilarante y casi nostálgica de un medio que se niega a morir (el impreso) y que tal vez por ello mismo se sigue haciendo con intenso rigor y profesionalismo. Por supuesto, el tema subyacente es el humor, no sólo como medio -para algunos afortunados- de ganarse el pan, sino también como obsesión creativa de varios que no pueden pagar la renta de hacer cartones pero que no por ello van a detenerse en tratar de alcanzar, semana a semana, el Everest de todo caricaturista: las páginas del New Yorker.
The Swedish Theory of Love - Dir: Erik Gandini
El Vox Populi afirma que Suecia es una de las naciones más perfectas del orbe, un lugar donde su organización social ha permitido que la población viva con los más altos estándares en un ambiente de igualdad único. Nadie en aquel país escandinavo sabe lo que es el hambre, la desigualdad o la pobreza. Todo esto hace de Suecia el epítome de progreso que toda sociedad moderna quisiera alcanzar.
¿Cómo explicar entonces que un país con tantas oportunidades y riqueza tenga una taza cada vez más amplia de suicidios?, ¿cómo explicar que cada vez muera más gente sola, al grado de que nadie se de cuenta que el vecino de a lado lleva años muerto dentro de su departamento?, ¿cómo explicar pues que la gente en Suecia no sea feliz?
El documentalista italiano pero con formación sueca Erik Gandini (Videocracy, Surplus) tiene una teoría al respecto. En algún momento de la historia sueca, por ahí de los años setenta, el gobierno determinó que para tener la sociedad perfecta, sus individuos debían ser completamente independientes, las mujeres no debían depender del hombre, los adolescentes no debían depender de sus padres, los ancianos no debían depender de sus parientes. Toda relación entre humanos debería suceder no por la conveniencia o necesidad, sino por razones ulteriores, como el amor, pero bajo un marco de absoluta independencia.
Con un gran ritmo y sin que el público pierda el interés un sólo momento, Gandini muestra la otra cara del progreso, la riqueza y la independencia: un sistema que crea individuos sin mayores necesidades, con vidas resueltas, pero sumamente aislados e increíblemente aburridos.
Así, las mujeres suecas no necesitan a los hombres, y cuando quieren tener hijos pueden pedir a domicilio esperma de donadores previamente seleccionados en internet para hacer el proceso de fertilización en la comodidad de la casa. Los ancianos no necesitan a sus hijos o parientes, mueren la mayor de las veces solos, sin que nadie se de cuenta. Los suicidas, cada vez más numerosos, dejan no sólo resueltas sus deudas, sino que el sistema de pagos automáticos de las tarjetas es tan eficiente que los muertitos siguen pagando la renta aún meses después de fallecidos.
Auténticamente sorprendente y perturbador, el documental de Gandini provoca varias reflexiones que resuenan necesariamente en nuestra idea de sociedad: mientras aquí en México la gente exige más beneficios, muere de pobreza, hambre o violencia, allá lo tienen todo y sin embargo también se mueren, así sea de aburrición.
Sonita - Dir: Rokhsareh Ghaemmaghami
Esta es la historia de un gran escape. Conozcan a Sonita, una jovencita afgana que vive indocumentada en Teherán. En un pequeño cuaderno, Sonita guarda los recortes de conciertos de Rihanna, casas de famosos y autos de lujo; es el resumen de sus sueños de éxito y fama. Sonita es una rapera en un lugar donde las mujeres tienen prohibido cantar. Sueña con volverse una rapera famosa y huir de aquel opresivo lugar lleno de miseria, guerra y dolor.
Sus sueños se topan de frente con la realidad. Su madre y hermanos -según las tradiciones- quieren venderla, por el equivalente a $9,000 USD, como esposa para aquel hombre que esté dispuesto a pagar por ella. Nada extraño en esto, así es con todas las mujeres, desde tiempos inmemorables.
La directora de este documental hace el registro personal sobre Sonita, sus sueños, su vida y el cómo encuentra la oportunidad de ir becada a los Estados Unidos para estudiar canto y convertirse en una verdadera rapera.
Intenso y con algunas dosis de suspenso bien armadas, Sonita, el documental, muestra a partir de un caso optimista y sonoro la realidad de las mujeres afganas, rodeadas de violencia y atrapadas en una sociedad donde los usos y costumbres hacen de ellas una moneda de cambio, un mueble, un objeto cuyo valor depende de su capacidad de tener hijos y de su obediencia frente a los hombres.
Janis: Little Girl Blue - Dir: Amy Berg
El registro de vida de una persona en interminable búsqueda por ser aceptada. En Janis: Little Girl Blue, la documentalista Amy Berg explora los demonios que llevaron a la pequeña Janis, víctima constante de acoso y bullyng por sus facciones “poco femeninas” (fue nombrada en algún momento por sus compañeros como “el hombre más feo” de la escuela), no sólo a convertirse en artista emblemática en la historia del rock sino en una mujer siempre dura en el escenario y frágil al terminar la función. La droga fue el último resquicio de tranquilidad y la causa de su prematura muerte.
Mediante cartas narradas con voz en off de la cantante Cat Power, la directora Amy Berg dibuja a una mujer rota no sólo por el acoso escolar sino por el fracaso amoroso. De Texas a San Francisco, un buen día la pequeña Janis se da cuenta que puede cantar, más tarde se une a una banda y es entonces donde se cumple el sueño: la aceptación por parte de un grupo de músicos y una audiencia que se volvía loca con su poderosa voz.
Y sin embargo no fue suficiente. La fama parecía ser el antídoto, pero la dosis se restringía a los momentos de estar en el escenario; fuera de él, la mujer seguía siendo ese tren descarrilado, deprimido, triste, que encontraba pero no lograba asir al amor.
Se extraña, siendo que cuenta con mucho material epistolar inédito además de entrevistas con casi todos los involucrados (desde sus hermanos, hasta los miembros de su banda, amigos y amantes), que la cineasta no haya encontrado momentos álgidos en su narrativa y todo se quede en el anecdotario. Janis merece tal vez un documental mucho más profundo, pero sin duda no deja de ser una pieza valiosa en ruta hacia entender los demonios internos que llevaron a una gran mujer al panteón de las leyendas del Rock.
Ziggy Stardust and the Spiders from Mars - Dir: D.A. Pennebaker
El testimonio de un hecho histórico: el último concierto de David Bowie con su personaje de Ziggy Stardust, ocurrido en julio del 73. Filmado más bien con bastantes fallas técnicas, fuera de focos y sonido irregular, el documento da fe de un lugar -el pasado- donde las cosas se hacían diferente: el vestuario estrafalario, la precariedad técnica (antes sólo eran suficientes un grupo, bocinas y mucho actitud), el juego audiovisual y la afortunada inexistencia de teléfonos celulares bloqueando la experiencia.
Esta pieza incluye algunos breves fragmentos tras bambalinas. Resulta que Ziggy, ese ser que parecía de otro planeta, no es más que el delgadísimo y en apariencia frágil Bowie, dejándose vestir por al menos tres chicas encargadas de los cambios de vestuario; no podía ser de otra manera.