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Una multitud alborotada de cerca de 50 locatarios rodeaba a dos sujetos, quienes no se inmutaban tras los golpes y patadas que recibían, segundos antes intentaron huir y arrojaron unos cuantos pares de billetes falsos de 500 pesos en los pasillos del mercado El Molino. Fue inútil. Doña Socorro dio el pitazo en señal de auxilio: “¡Apoyo compañeros, me están metiendo billetes falsos!”.
La comerciante de plásticos sólo miró de reojo el papel con la imagen de Diego Rivera cuando cobró unos productos, pero la inquietud del joven de alrededor de 23 años y su acompañante, de unos 40, le sembraron la duda de que debía revisar el dinero. Pero no le dio tiempo, puesto que los supuestos compradores se echaron a correr por los accesos del inmueble de la colonia Molinos, de la delegación Iztapalapa de la Ciudad de México, ese mediodía de agosto de 2013.
El plan de realizar una compra con dinero falso y obtener moneda legal como cambio pudo resultar exitoso si el nerviosismo no los hubiera delatado, puesto que Socorro, al igual que millones de mexicanos en el país, por falta de educación en el tema o precaución, no revisa los billetes y los mete en su bolsillo al recibirlos. Éstos sólo dejan de circular hasta que las autoridades los detectan, como sucedió con un millón 403 mil 410 piezas de falsificación de moneda nacional que la Procuraduría General de la República (PGR) aseguró en el país del 1 de diciembre de 2006 al 4 de diciembre de 2015, de acuerdo con documentos obtenidos por EL UNIVERSAL vía transparencia.
El monto asegurado es producto de operativos de las autoridades federales en contra de la falsificación, y también de las miles de piezas que cayeron en manos de la población.
¡Aguas...!
Abraham Vergara Contreras, académico de la Universidad Iberoamericana, indica que este delito afecta la economía de México, pero sobre todo al consumidor, quien pierde su poder adquisitivo, y a los negocios minoristas, como papelerías, tiendas de abarrotes, tortillerías y carnicerías, entre otros.
El también consultor y asesor financiero señala que el Banco de México (Banxico) tiene un estimado del dinero que circula en el país que es para el consumo, pero en el momento en que hay más dinero en circulación, aunque éste sea falso, automáticamente “lo que sucede es que la gente comienza a consumir más, y eso en el mediano plazo lo que puede generar es una situación de inflación.
“Al haber más dinero y estar consumiendo más, los precios pueden irse elevando a través del tiempo. Esto podría generar que suban las tasas de interés y que los créditos sean más caros”, señala Vergara Contreras; sin embargo, aclara que resulta difícil determinar cuándo sucederá, porque no se sabe bien cuánto dinero falsificado hay o está en circulación.
Si bien no se sabe la cifra del dinero apócrifo que circula en México, datos de la PGR —dependencia a cargo de Arely Gómez— en los últimos nueve años se posiciona en los primeros lugares de aseguramiento a la Ciudad de México, con un millón 367 mil 75 billetes falsos; le siguen Baja California, con 13 mil 306; Jalisco, con 9 mil 299; Guanajuato y Estado de México, con mil 810 cada uno. A pesar de que la dependencia no da un estimado del valor total, Banxico registra que en 2015, por cada millón de piezas de billetes de 100 pesos, fueron captadas 99 falsas; de 200 pesos, 95; de mil pesos, 88; de 500 pesos, 81; de 50 pesos, 24, y de 20 pesos, uno.
En principio, la cantidad que reporta la PGR parece poca. Sin embargo, si se multiplica un millón 403 mil 410 piezas por uno de los billetes que más han sido falsificados, como el de mil pesos, nos daría la cantidad de mil millones 403 mil 410 pesos, cifra equivalente al pago de 214 mil 266 salarios mínimos en un día.
En cambio, si la operación es por uno de 200 pesos, da 280 millones 682 mil pesos. Con esto se pueden adquirir 2 mil 339 toneladas de bistec, o bien, si es por uno de 100 pesos, son 140 millones 341 mil pesos, con lo que se podrían comprar más de 11 mil 695 toneladas de tortillas.
Las detenciones no frenan el ilícito
El frío de las extremas heladas que azotaron el norte del país penetraba el interior del autobús de pasajeros que transitaba por el kilómetro 30 de la carretera Ciudad Juárez-Chihuahua, cuando en un puesto de control de la Policía Federal (PF) la ruta de Isidro Reyes Rangel, El Chilo, cambió en dirección hacia la cárcel, puesto que ese 30 de enero de 2010 en su maleta ocultaba mil 234 billetes falsos de 100 dólares, que tenían como destino Estados Unidos.
Tres días después de su detención, la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) localizó en Guadalajara, Jalisco, a su cómplice José Antonio Rivera Juárez, El Tony, a quien se le encontró en poder de una laptop HP; dos bastidores de madera con plástico donde se apreciaba el número 100; un frasco de plástico con una etiqueta con la leyenda Kodak professional rapid fixer; una lámpara de luz neón, 35 piezas de billetes falsos de 500 pesos; 57 de 200 pesos, y tres piezas de billetes de 100 dólares estadounidenses, entre otras cosas.
Ambos personajes forman parte de las 5 mil 215 personas que detuvo la PGR por el delito de falsificación de moneda (795 mujeres y 4 mil 420 hombres). El artículo 234 del Código Penal Federal señala: “A quien cometa el delito de falsificación de moneda se le impondrán de cinco a 12 años de prisión y hasta 500 días multa”, igual a quien “produzca, almacene, distribuya o introduzca al territorio nacional cualquier documento o pieza que contenga imágenes u otros elementos utilizados en las monedas circulantes, y que por ello resulten idóneos para engañar al público, por ser confundibles con monedas emitidas legalmente”.
La ley también sanciona a aquellos “que a sabiendas hicieren uso de moneda falsificada”. El especialista Abraham Vergara comenta que las personas que reciben un billete o moneda apócrifo puede que asuman la pérdida o lo metan en circulación a ver quién es el último que se lo queda, “lo que se hace es transmitir el problema, te quedas callado, se lo das a alguien más que no se dé cuenta y listo, [aunque] el billete en algún momento se tendrá que detectar”.
No es que el dinero falsificado se introduzca de golpe al mercado, sino que en muchas ocasiones las personas van y lo compran. Ejemplo de ello es la detención de José Llaguno Ruiz, en mayo de 2007, en la delegación Iztapalapa, quien en su poder tenía 255 piezas apócrifas de 50 pesos, las que declaró haber adquirido en Santo Domingo —lugar conocido por la falsificación de documentos—, y la aprehensión de Florentino Arroyo, en 2008, quien cambiaba billetes falsos en centros comerciales, los cuales compraba a diferentes sujetos en la zona de Tepito —epicentro de la comercialización de drogas y productos de procedencia ilícita y piratas—, ambos lugares cercanos al Centro Histórico de la Ciudad de México.
Para combatir el delito, Vergara comenta que una parte fundamental tiene que ver con el control y el combate a la delincuencia desde los puntos financieros. Lo que se debe hacer, dice, es impulsar la campaña de información de Banxico, que previene a la ciudadanía para que revise sus billetes: “Aunque no ha servido como ellos han esperado, hay que seguirla empujando”. Otra forma es facilitar el trámite de detección en las sucursales bancarias, pues es tardado, y cuando una persona sospecha que tiene una pieza falsa y decide llevarla, la hacen sentir que es el delincuente, pues le hacen muchas preguntas de cómo y dónde lo obtuvo.
Los comerciantes del mercado El Molino apalearon por cerca de 10 minutos a los maleantes, con el fin de poner un ejemplo a quienes quieran timarlos con dinero falso. Cuando llegó la policía y preguntó el motivo de la retención, subieron a los sujetos a la patrulla y fueron llevados a la Agencia del Ministerio Público número 20, de la delegación Iztapalapa. Sin embargo, otros dos de sus cómplices lograron escapar, no sin antes despojarse de los billetes falsos de 500 pesos que quedaron regados en un deportivo frente al inmueble.