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La violencia en México no ha disminuido de un sexenio a otro. Aunque la tasa de homicidios a nivel nacional bajó entre 2012 y 2015, en lugares como Guerrero y Chihuahua la cifra de asesinatos se mantuvo en 2 mil cada año, según las estadísticas del Inegi. Incluso estados como Colima y Baja California Sur —lugares que en 2012 no figuraban entre los primeros 10 en este delito— ahora tienen una tasa de homicidios que duplica la nacional.
De acuerdo con analistas, hay una estrategia reactiva por parte del gobierno federal, similar a la que comenzó el ex presidente Felipe Calderón y actualmente, en lugar de disminuir los homicidios, van a la alza, según las cifras oficiales. “A lo mejor controlas Acapulco, o cualquier otro municipio, pero con tanta intervención del Estado en un lugar específico lo que provocas es que se vayan a otro lado. El llamado ‘efecto cucaracha’”, aseguró Jonathan Furszyfer, coordinador del Programa de Seguridad de la organización México Evalúa.
De acuerdo con los datos disponibles, el promedio de homicidios por cada 100 mil habitantes muestra a 11 estados con tasas a la baja, salvo Guerrero, Colima y Zacatecas que muestran reducción a la mitad del periodo 2012-2015, además de Baja California Sur, que de plano pasó de cinco a 23 crímenes violentos. Otras 20 entidades mantienen casi el mismo nivel de asesinatos.
En 2012, el último año de gobierno de Felipe Calderón, se registraron 25 mil 900 homicidios en todo el país. Chihuahua ocupó el primer lugar, su tasa de homicidios fue cuatro veces la reportada a nivel nacional: 77 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
El promedio de asesinatos durante la administración de Peña Nieto es de mil 800 al mes y 21 mil 600 al año. Los especialistas consideran que si esta tendencia continúa, el año 2018 podría terminar con 8 mil asesinatos más de los que se reportaron en el sexenio de Calderón.
En 2012 la violencia se concentró en el norte del país. Con excepción de Guerrero, el segundo lugar en homicidios, los otros puntos rojos en el mapa se encontraban en Durango, Sinaloa y Tamaulipas. Cada estado reportó, en promedio, mil 800 asesinatos.
En 2015, en el tercer año del presidente Enrique Peña Nieto, Guerrero, Chihuahua y Sinaloa ocuparon de nuevo las primeras posiciones y al tercer y cuarto lugar de la lista se unieron Colima y Baja California. Estos cinco estados duplican la tasa de homicidios dolosos en todo el país, según los datos del Inegi. “La estrategia de ambos gobiernos es exactamente la misma: apagar las llamas. A veces logran contener el fuego, pero lo hacen sin considerar los efectos que trae a largo plazo”, explicó Furszyfer.
Las cifras no muestran un panorama alentador. En los primeros seis meses de 2016 el registro de homicidios subió 20%, respecto al mismo periodo de 2015; es decir, ocurrieron casi 2 mil asesinatos más. Colima, Guerrero, Sinaloa y Baja California siguen estando en el tope de la lista y analistas de seguridad prevén que estos datos subirán en casi todo el país.
De acuerdo con el experto de México Evalúa, la estrategia, hasta ahora, es insuficiente ante la problemática. “No se está atendiendo ni a la población objetivo, ni a la más vulnerable. Las acciones duran poco tiempo y no están contribuyendo a prevenir la violencia”. Jonathan Furszyfer añadió que estas acciones, a largo plazo, terminan creando un rechazo hacia la policía.
Cifras poco claras
Las estadísticas de muertes dolosas en el país distan mucho de ser perfectas. Los esfuerzos que están haciendo organismos como Inegi o el Secretariado Ejecutivo aún no alcanzan. “Sin buenos datos no puedes evaluar ni hacer estrategias. Por ejemplo, necesitas saber exactamente en dónde ocurrió, porque mucho de la problemática es a nivel colonia e incluso a nivel calle”, expuso el coordinador de México Evalúa.
Actualmente se cuenta con dos instituciones recopilando datos sobre un mismo tema, pero de manera diferente. El Secretariado reporta 72 mil 749 expedientes judiciales relacionados con muertes violentas entre 2012 y 2015. El Inegi supera este dato por 16 mil 816 registros. La mayor diferencia la tienen en Chihuahua y el Estado de México, las cifras del gobierno tienen, en promedio, 3 mil 200 asesinatos menos.
La discrepancia radica en que el Secretariado Ejecutivo Nacional, perteneciente a la Secretaría de Gobernación, registra únicamente las averiguaciones previas iniciadas por homicidios y no el número de víctimas. Un solo expediente puede tener el caso de una familia entera asesinada. Inegi, por otro lado, alimenta su base de datos de los certificados de defunción en los que se especifica cómo murió alguien.
La falta de homogeneidad de las fuentes hace difícil el análisis real de los asesinatos en México. “Hay una lucha para saber si la información que nos están dando se está codificando bien”, publicó en enero de 2016 Hiram Beltrán-Sánchez, investigador de la Universidad de California, en un artículo sobre el impacto de los homicidios en la esperanza de vida de los mexicanos.
Estrategia fallida
La violencia en México pasó de estar focalizada principalmente en el norte a una distribución geográfica más generalizada. En 2012 Baja California Sur reportó cinco homicidios por cada 100 mil habitantes. Para 2015 fueron 23, seis puntos más que la media nacional. En Colima tampoco cede la delincuencia.
Entre más detalles se comiencen a tener de los crímenes se podrá saber cómo es que la epidemia se está transmitiendo al resto del país o porqué no disminuye en casi ningún sitio, aseguró Jonathan Furszyfer, de México Evalúa.
De acuerdo con un análisis que esta organización realizó durante la entrega del 4to Informe de Gobierno, lograron confirmar que los operativos que se están implementando en los estados no están funcionando. “El ejemplo es el Operativo en Tierra Caliente. A partir de que intervino la Marina, la Policía Federal y el Ejército hay una alza en los homicidios”.
Julio terminó como el mes más violento durante el gobierno de Peña Nieto; apenas 2 mil asesinatos menos que en el peor mes de Calderón (octubre de 2012). La estrategia cambia de nombre, pero los datos no.