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En los últimos cinco años proliferaron las escuelas de Medicina en México y pasaron de 115 a 160, lo que representa un incremento de 45.4%. De las casi 50 que se abrieron, cerca de 70% tienen “dudosa calidad”, debido a que se encontró que al adaptar casas como escuelas, las cocinas se convirtieron en laboratorios para la práctica médica, según un diagnóstico del Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica (Comaem).

En entrevista con EL UNIVERSAL, el ex secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, asegura que la mayoría de las escuelas de Medicina privadas son de dudosa calidad, y sin llegar a llamarlas escuelas patito, sí se constituyen en un fraude para los alumnos y padres de familia.

Explica que la proliferación de escuelas de Medicina en los últimos cinco años se debe a que la ley que regula la creación y certificación de esas instituciones tuvo una reforma en 2013 “de regreso”, que hace que la evaluación de calidad y la certificación se hagan “preferentemente” y no las obligue como ocurría antes.

Anuncia que el consejo, en donde él se desempeña como vocal, trabaja de manera conjunta con legisladores y la Secretaría de Salud para revertir esa modificación que hace permisiva la apertura sin certificación de las escuelas: “Estamos hablando de un tema especial, de un tema que no es una cuestión ni de dinero ni de intereses, es una cuestión del cuidado de la salud en el que al final las acciones pueden tener como consecuencia la pérdida de la vida”.

El Comaem es un organismo autónomo, conformado por representantes de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina, de instituciones como las secretarías de Salud, Educación Pública, el IMSS, el ISSSTE, las academias nacionales de Medicina y Cirugía, el Colegio Médico de México, así como por cuatro consejeros, un presidente y un vicepresidente.

Preocupante el crecimiento

¿Cuántas escuelas de Medicina hay en México?

—Según el último informe de la Secretaría de Salud, hay 160 y el crecimiento ha sido casi exponencial en los últimos cinco años.

¿De cuánto estamos hablando?

—La institución que se encarga de evaluar la calidad de la formación a través de estándares, que es el Comaem, tenía como dato en 2011 que eran 115 escuelas de Medicina y ahora estamos hablando de 160, entonces hubo un crecimiento de más de 40%, lo cual resulta realmente preocupante, porque la mayoría no están acreditadas.

¿Ahí la responsabilidad es de la SEP o de la Secretaría de Salud?

—Someterse a evaluación sigue siendo todavía una decisión voluntaria, como la apertura de planteles para educación de cualquier nivel. En los estados, es autónomo. No existe realmente un sistema de planeación sobre qué número de médicos hay que formar para que vengan a satisfacer las necesidades en los estados o a nivel nacional. Es muy frustrante para un joven que dedica siete años en formarse y al llegar a ser médico, que no encuentre en dónde trabajar, se invierten recursos, tiempo, dinero, esfuerzo e infraestructura.

¿Se está privilegiando la apertura, por ampliar el mercado de la oferta privada?

—Hay dos situaciones, por una parte no existe una obligación legal, aunque parcialmente existió en el sexenio de 2000 a 2006, la Subsecretaría de Calidad de Atención hizo una reforma a la Norma Oficial Mexicana, en la que se exigía que aquellas escuelas de Medicina que quisieran contar con campos clínicos públicos, porque obviamente sobre los privados no se podía incidir, tendrían que estar acreditadas; sin embargo, por alguna razón, en 2013, esta norma se modificó y agrega que “preferentemente [las escuelas] deberán estar acreditadas”. Eso volvió a abrir la puerta para que aquellas escuelas o facultades que no estuvieran acreditadas pudieran tener más alumnos.

¿Hubo una contrarreforma?

—Hubo una reforma que fue de regreso. Esto permitió que en estos cinco años haya habido una proliferación de más escuelas de Medicina, debido a que la restricción para tener espacios clínicos no existía más, porque para crear una escuela de este tipo se debe tener toda una infraestructura física, personal, apoyo financiero y, evidentemente y de manera preferencial, dentro de una estructura universitaria. Es importante, porque en el área clínica, es decir, en el sector salud, en un hospital los alumnos pueden ver a los enfermos y desarrollar habilidades, entonces, al no existir más esta restricción se permitió que se abrieran escuelas pensando en un negocio, que va a dejar dinero porque se van poder recibir cientos de alumnos que no encontraron espacios en escuelas públicas.

No puede ser negocio

¿Poner una escuela de Medicina es negocio doctor?

— Bien hecha, con todos los elementos que se requieren, bien estructurada, la verdad es que no puede verse como un negocio, porque es mucha la inversión que necesita, y particularmente, contar con esos convenios en las áreas clínicas de los hospitales. Hacer un hospital y mantenerlo es muy complicado. Pero en otros casos, en donde se tiene realmente un espacio, en donde se crea una escuelita, perdón, no lo digo peyorativamente, sino porque no tiene soporte, el abrigo, la cobertura, de una universidad, es muy difícil que se pueda integrar todo lo que se requiere para poder formar a un buen médico.

De las escuelas que se crearon, ¿cuántas son de dudosa calidad?

—Cerca de 70% está en esa situación, porque ni siquiera se han acercado al Comaem para pedir información sobre los requisitos de calidad que deben de tener. Abrieron y ahí van, no ha habido un ejercicio de autoevaluación. Hay otro 30% de planteles que están relacionados con escuelas o son de una misma universidad y abren en una sede diferente. Ese es el panorama que estamos viviendo y nos preocupa.

¿Cuántos alumnos están ahí?

—No lo sabemos exactamente, porque de hecho incluso había ahí una duda en cuanto al número exacto, porque como no se registran, muchas se abren localmente. Fue precisamente en una reunión con los secretarios de salud estatales en donde surgió, al hacer la cuenta, que eran 160 escuelas.

¿Qué recomienda en estos casos?

—Lo primero es que las familias tengan esta información, que hay un consejo mexicano que revisa las características de aquellas instituciones educativas que ofertan Medicina, y que deben de buscar que sus hijos ingresen a una escuela acreditada, porque si no tienen la garantía de que van a salir bien formados en un carrera como Medicina esto es muy peligroso. Puede tratarse de un fraude porque esa escuela no tiene la garantía de formar adecuadamente a sus hijos, y no nada más para los padres de familia y para el alumno, sino también para la sociedad, porque finalmente después ese alumno va a llegar a tener un título expedido por la SEP y este título no va a tener, como lo manda la Constitución, el mismo valor que aquel que viene de una escuela acreditada y no tiene la misma capacidad o la misma calidad de formación.

Por eso también hemos visitado a la Cámara de Diputados y hemos hablando con algunos senadores para qué, como pasa en varios países en el mundo, si hablamos de Latinoamérica o de Canadá, Estados Unidos, Perú, Argentina, Chile, eso esté en la Ley General de Salud y se exija que los especialistas estemos certificados, garanticemos la calidad de atención y los alumnos de una escuela acreditada garanticen la calidad de su formación.

Propuesta de reforma a la ley

Entonces, ¿tendría que haber un paso atrás en esta reforma regresiva que se hizo en 2013?

Nos hemos acercado tanto a legisladores como al secretario de Salud, [José Narro], de quien hemos tenido toda la apertura y aceptación, y él concuerda, él ha trabajado en favor de esta idea, él fue director de la Facultad de Medicina de la UNAM, y vamos a ver de qué manera esto se pudiera contener más rápidamente, a través de la reforma de la norma, pero de manera permanente, a través de la reforma de la ley.

¿Hay una propuesta en concreto en el Congreso?

—Sí, en la Cámara de Diputados fuimos los que pertenecemos a la mesa directiva de Comaem. Les llevé los artículos que consideraba que había que modificar para poder desarrollar toda la iniciativa y con eso ponerla a consideración de los diputados que forman la Comisión de Salud, para que en el próximo periodo de sesiones se pueda tomar y hacer los ajustes a la ley.

¿Es un documento de trabajo o una propuesta de reforma a la ley?

—Lo que llevamos básicamente es la fundamentación y los artículos que consideramos deben reformarse.

¿Es una iniciativa para frenar las escuelas patito en la medicina?

—Es una iniciativa para que las personas que deseen abrir una escuela de Medicina, pública o privada, conozcan cuáles son los estándares de calidad que deben de llenar, y cuál es el proceso que deben de pasar para que su escuela esté acreditada, tenga calidad, sea re conocida, nacional y con los estándares internacionales que debe tener.

¿Cuáles son estándares que las hacen no favorables para formar a alguien en el área de la medicina?

—Este trabajo que se inició desde 1992 nos permitió, con la participación y el consenso de todas las escuelas y facultades, establecer 60 estándares de calidad, y dentro de esos hay 179 indicadores donde se miden aspectos como gobierno, es decir, la misión, visión de la facultad. Otro, es infraestructura, obviamente los espacios en donde se desarrolla la enseñanza, desde los salones de clases, laboratorios, bibliotecas, áreas de simulación, áreas de práctica y las áreas clínicas.

Después, los alumnos, los procesos de selección, los procesos de evaluación y los de participación en la enseñanza; los profesores, el nivel de éstos, la congruencia entre la capacitación que tiene un maestro y lo que enseña, evidentemente el porcentaje de aquellos que tienen, la mayoría son especialistas o médicos generales, algunos tienen maestría o doctorado.

Hay aspectos como los recursos administrativos y también estándares definidos como cierto número de alumnos por salón, en las prácticas que pueden hacer, que los recursos estén llegando o fluyendo continuamente para que no tengan el problema que de repente no hay forma de darles clases o no hay donde se metan. Desde lo más simple, de tener realmente espacios bien diseñados, hemos visto escuelas de medicina en donde el laboratorio de usos múltiples era la cocina de una casa, entonces esto no es posible. No puede ser apenitas, tiene que ser completo y todo esto se revisa.

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