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En 2012, Gabriela terminó su carrera profesional. Al poco tiempo le llegó su primera oportunidad laboral en una empresa dedicada a la edición de revistas. Unos días antes de su cumpleaños número 23, y dos años después de que comenzara a trabajar, un retraso en su ciclo menstrual le avisó del cambio que tendría su vida. Una prueba de embarazo confirmó sus sospechas. Al inicio se sintió desconcertada, “lo pensé y no veía la razón para no tenerlo. Ya había terminado mis estudios, tenía una pareja y también un trabajo”, narra.
Los cambios en su vida llegaron como un remolino. Gabriela y su pareja decidieron vivir juntos y rentar un pequeño departamento. Pero después de un noviazgo de dos años, las nuevas presiones económicas y la incertidumbre de un bebé, ocasionaron que su relación se fuera resquebrajando: “Un día no me quedó de otra más que tomar la decisión de hacerme cargo yo sola de mi hijo. Afortunadamente tuve todo el apoyo de mi mamá. Ahí aprendí que un bebé no es motivo para estar con alguien si no funciona”, relata mientras Mauricio, su hijo de casi tres años, juega a su alrededor.
En México hay 32 millones 81 mil 581 mamás. Dos de cada 10, es decir, 5 millones 686 mil, crían a sus hijos sin la ayuda de un cónyuge, sea porque están separadas, divorciadas o son madres solteras, de acuerdo con los datos de la Encuesta Intercensal 2015 de Inegi. El 45% de esas madres radican en cinco entidades de la República: Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz y Puebla.
No sólo eso. Una de cada cinco de las madres solteras no superan los 25 años. Se tiene el registro de 439 mil 599 jóvenes, entre 12 y 24 años, que viven la maternidad solas. Ahí el registro cambia. Coahuila encabeza la lista con 14 mil 151 mamás solas, al otro extremo, Chiapas está en los primeros 10 lugares. Ahí, de las 14 mil 441 madres solteras, casi 4 mil no superan esa edad.
La marginación y la pobreza son dos de los aspectos principales que se mezclan en Chiapas: “No es casual que sean los estados que en materia económica están más rezagados. Además, no hay que olvidar el tema de la violencia sexual y la falta de normas para garantizar el aborto en casos de violación, lo cual provoca que haya un aumento de madres solteras”, asegura Nayeli Yoval, directora de Elige, red de jóvenes por los derechos sexuales y reproductivos.
Para otros especialistas, las condiciones de la maternidad tan joven en lugares como Coahuila, son muestra de que los proyectos gubernamentales de educación sexual han fracasado, explica Flor de María Gamboa, investigadora de temas de sexualidad femenina de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo.
Aunque la Ciudad de México y Jalisco se ubican en el extremo contrario de las estadísticas, los números no son tan pequeños como podría esperarse. En ambos estados, cinco de cada 10 madres solteras tienen menos de 25 años.
Este fenómeno no es nuevo en la sociedad. Las estadísticas han cambiado poco en los últimos |10 años, periodo en el que 30% de las mamás aseguran hacerse cargo solas de sus hijos. Los motivos son los que se han diversificado.
“Este aumento está altamente relacionado con el número de años de escolaridad de las mujeres. Este factor les da la seguridad para tomar la decisión de ser mamás sin una pareja”, manifiesta la especialista Gamboa.
Gaby, como le dicen en su casa, con sus grandes ojos que reflejan las ilusiones de una mujer joven, cuenta que cuando le dijo a su pareja que estaba embarazada, la decisión fue unánime. Los dos estaban decididos a formar una familia juntos. Mau llegó una noche de septiembre de 2014. Los primeros meses no fueron tan sencillos. Eran dos jóvenes de 24 años enfrentándose a la paternidad. Con el tiempo, los reclamos llegaron: “Nunca estamos juntos. Viajas mucho. Ese trabajo es muy demandante. Todos esos reclamos se fueron juntando”, recuerda.
Flor de María Gamboa asegura que las mamás solas están reconfigurando el modelo de la llamada “familia tradicional”. Ahora no es raro ver a jóvenes que deciden enfrentarse a la maternidad en solitario, lo que antes se pensaban que era determinante para quedarte con una pareja, hoy es un tanto obsoleto.
“[Las madres solteras] son un reflejo de las transformaciones que en lo cotidiano se están dando en la sociedad. Se desafían estereotipos familiares, explica Georgina López Hernández, especialista en temas de equidad de género de El Colegio de México
El estigma de criar en soltería
A pesar de los cambios que han existido en la sociedad, ser madre sin un cónyuge aún implica la crítica de la sociedad y un sinfín de prejuicios, según López Hernández: “En pleno siglo XXI se siguen enfrentando con el estigma de no tener un hombre en casa“.
El día que Gaby decidió que su relación no tenía futuro, su vida volvió a dar un giro. Su pareja dejó el departamento que ambos rentaron con el ideal de formar una familia. De ser tres, ya sólo estaban ella y su hijo Mau. Al inicio no fue fácil combinar la maternidad con su trabajo, tenía que pasar por su hijo a la guardería y al mismo tiempo entregar sus notas para la edición de ese mes y hacer viajes relámpago. Su mejor apoyo fue su familia.
El padre de Mau así como cruzó la puerta también desapareció de la vida de ambos. A sus 23 años ella decidió ser el único sustento de su hijo, y aunque cumple con una doble función en casa, sabe que para muchos esto es motivo de burla: “La verdad a mí no me gusta el término que usan en las redes sociales de ‘mamá luchona’. Hay mucha intolerancia para las mujeres que decidimos criar solas a nuestros hijos”, asegura.
Trabajar y educar
Para Gaby, los principales retos a los que una mamá sola se enfrenta son la falta de tiempo y el dinero. “Quisiera que el día me durara 36 horas. El tiempo se me va muy rápido. El dinero no nos ha hecho falta, pero es algo que también es difícil para una madre sola”, explica. Su trabajo como periodista a veces le exige jornadas de casi un día completo, además de viajes en la República. Días en los que Mau se queda al cuidado de su abuela.
De acuerdo con las estimaciones del Inegi, las madres solteras son las que mayor necesidad tienen de salir a trabajar en cualquier empleo: “Las mamás solas que están inmersas en el mercado laboral requieren apoyo en el servicio del cuidado de sus hijos y las que tienen un trabajo precario no pueden acceder a guarderías”, expone Georgina López.