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La tuberculosis es una enfermedad asociada a la pobreza y desnutrición. En México, durante 2015 se reportaron 20 mil 294 casos de esta infección y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sigue siendo una de las 10 principales causas de mortalidad a nivel mundial.

Para María Dolores Ochoa Vázquez, jefa del Servicio de Neumología del Hospital General y del Hospital de Infectología de la UMAE La Raza, la tuberculosis es un mal infeccioso que no ha desaparecido del país y que prevalece en entidades como Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Hidalgo, Estado de México y Baja California debido a la pobreza y desnutrición.

“Sigue siendo una enfermedad de pobres, se considera así porque la desnutrición es un factor de riesgo para presentarla. En Baja California ha repuntado en las últimas fechas y podría ser por los migrantes, pero Chiapas, Oaxaca, Hidalgo y Estado de México son estados con cinturones de pobreza extrema. Es un tema que por decreto se estableció en la época de un presidente equis, que estaba erradicada, pero nunca se logró”.

Esta afección es originada por el bacilo mycobacterium tuberculosis, que se transmite a través del aire y se caracteriza por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados. La pobreza, desnutrición, enfermedades como VIH y diabetes mellitus son factores de riesgo para desarrollarla.

“El por qué está repuntando en nuestro país y a nivel mundial obedece a que tenemos enfermedades que favorecen el desarrollo y crecimiento de esta bacteria, generando infección. Algunas de estas son por inmunocompromiso, entre ellas la que da por VIH, que sería sida. Otra afección frecuente en nuestro país que genera alteraciones en la inmunidad es la diabetes mellitus, y otro problema muy serio que vive México es la desnutrición. Son factores pivotes para que este microorganismo aumente su riesgo de infectar”.

La jefa del servicio de Neumología explicó a EL UNIVERSAL que otro problema en torno a la tuberculosis es la discriminación con la que tienen que lidiar los pacientes, “porque es contagiosa y por este motivo les avergüenza decir que la tienen, no saben de qué manera va a reaccionar la gente”.

Como cada año, este 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis. Este 2017 se pretende combatir la estigmatización, discriminación y marginación de las personas que padecen esta infección, se pretende que la gente cobre conciencia sobre las medidas de prevención, además de movilizar el compromiso político y social para erradicarla.

En el país, cada que hay un recién nacido se le aplica una vacuna para prevenir las formas graves de esta infección. Sin embargo, cuando uno es adulto y tiene un padecimiento que disminuye las defensas, la tuberculosis se puede presentar, “ahí está el punto crítico a nivel mundial y nacional”.

Tratamiento. Ochoa Vázquez indicó que el tratamiento farmacológico no se debe vender en el sector privado, dado que es una enfermedad de la que el Estado debe proveer los medicamentos.

“Si un paciente que se atendió en un hospital privado es diagnosticado con tuberculosis, debe ser remitido al sector público para que la Secretaría de Salud registre su caso y le otorgue la atención de primera línea”.

El tratamiento consiste en que el enfermo acuda en ayuno a su clínica familiar todos los días por seis meses (nueve en caso de ser diabético y 12 si tiene VIH), para que autoridades sanitarias le suministren isoniacida, rifampicina, etambutol y pirazinamida.

Esto es lo que tendrá que realizar Irving Meneses, quien apenas fue diagnosticado con tuberculosis.

“Todos los días iré a mi unidad de medicina familiar que se ubica en Coacalco, en el Estado de México, y ahí me darán las pastillas que necesito para curarme”, comenta.

El joven, quien es aficionado al equipo de futbol de los Pumas, relató que hace siete años fue trasplantado.

“Mis riñones no se desarrollaron bien y cuando tenía 20 me hicieron el trasplante, por eso tomé inmunosupresores para que mi cuerpo aceptara el órgano. De inicio me advirtieron que me podía dar esta enfermedad”.

Irving afirmó que no tiene miedo de decir que padece tuberculosis, a pesar de que parientes cercanos se sorprendieron con la noticia y notó que no sabían si saludarlo o no.

“Mis papás y hermanos actuaron normal, pero unas tías no pudieron disimular la angustia al saludarme. Seguro creyeron que se contagiarían”, dice.

El auxiliar administrativo en una empresa de pinturas invitó a la gente a no temer al estar cerca de una persona con tuberculosis y a cuidarse para prevenir la enfermedad.

“Yo seguiré echándole ganas, ya pasé por un trasplante, esto no me detendrá, ojalá que la gente cuide más de su salud”, comenta Irving.

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