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La aprobación de la eutanasia en la Ciudad de México es “inmoral” y reafirma el título de esta entidad como “ciudad asesina”, afirmó la Arquidiócesis de México.
A través de un artículo publicado en el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el órgano religioso expresó su postura sobre la eutanasia a la cual considera como un delito, puesto que la vida es un “don de Dios que sólo él puede quitar”, por lo que toda institución o gobierno debe hacer todo lo posible para ayudar a conservar la vida propia y la de los demás.
“No es posible que ninguna persona, institución o gobierno considere que tiene derecho a quitar la vida. Resulta inconcebible, y a todas luces inmoral, que el Constituyente haya convertido en derecho lo que en realidad es un delito”, indicó.
El miércoles durante la sesión plenaria, entre reclamos de algunos diputados del PAN y Encuentro Social, se reformó el artículo 11, inciso A, el cual establece que “toda persona tiene derecho a la autodeterminación y al libre desarrollo de una personalidad”.
“Esta propuesta, que fue empujada por Jesús Ortega, del Partido de la Revolución Democrática, confirma el título que a pulso se ha ganado esta entidad a lo largo de los últimos años: “ciudad asesina”. La sagrada escritura es clara al señalar que la vida es un don de Dios y sólo Él tiene poder para darla y quitarla”, subrayó.
La reforma al artículo 11 añade que “este derecho fundamental deberá posibilitar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidades para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitamente el derecho a una muerte digna”.
La Arquidiócesis de México indicó que la Iglesia Católica pide que se hagan todos los esfuerzos posibles para ayudar a que la persona se mantenga con vida. “Si la ciencia dictamina que una persona está viva y deja de suminístrale la ayuda necesaria para que continúe viviendo, en el fondo se está cometiendo el delito de asesinato, aunque lo disfrace de “no se está matando, sino dejando morir a la persona”.
Destacó que actualmente el dolor y el sufrimiento han influido en las decisiones para conservar o quitar la vida, lo cual “refleja el pensamiento de una sociedad en la que sólo es bien visto el confort y el placer; en la que el dolor o el sufrimiento parecen no tener lugar”.
“Muchas personas consideran que la vida no tiene sentido cuando hay dolor o sufrimiento; sin embargo ¿cuál sería la medida del dolor? ¿Hasta dónde se podría o tendría que soportar? ¿Qué duele más, el dolor físico o el dolor moral? En este sentido, la Sagrada Escritura y la Iglesia enseñan que el dolor y el sufrimiento son parte de la vida misma y pueden tener un sentido redentor”, argumentó.
cg