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En el marco del centenario de la Constitución de 1917, que se celebra el próximo 5 de febrero, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de la Coordinación de Humanidades, convocó a discutir la necesidad de construir una nueva Carta Magna que se adapte a los tiempos que vive el país.

Hasta el momento hay dos posturas básicas: quienes piensan que se requiere revisar la Constitución de 1917 para hacerla más concisa y coherente, al eliminar contradicciones y excedentes que aparecen en el texto por las reformas que se le han hecho.

La postura contraria sugiere que es necesario crear una Constitución nueva puesto que las condiciones del México actual son completamente distintas que las que existían cuando se publicó la actual Carta Magna.

El jurista, ex procurador de justicia, ex diputado federal y actual coordinador de la bancada de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la Constituyente de la Ciudad de México, Bernardo Bátiz Vázquez, señaló que es necesario escribir un nuevo documento puesto que el original de 1917 ha sido “desmantelado” y los valores que contenía han sido establecidos por términos modernos como “competitividad”, el cual se convirtió en un “valor supremo”.

Se ha perdido el orgullo sobre la Carta Magna, la cual llegó a ser considerada como la más avanzada del mundo, por contener los derechos sociales de los mexicanos. La Constitución vigente no es la de 1917 y sólo está armada como “una concha de parches” de reformas que en muchos casos, no eran necesarias en la Ley sino en la administración y la implementación, como la reforma al sistema de justicia que se hizo en 2007.

“Necesitamos una nueva Constitución porque ya no tenemos ninguna: la de 1917, con su fundamento y sus bases tan sólidas, ya no existe. En los últimos 20 años ha tenido cambios que la han transformado y nos presentan un documento totalmente distinto al que pensaban los constituyentes.

Bátiz indicó que de la llegada de los tecnócratas al poder, nos encontramos con reformas que desdibujaron totalmente su concepto”.

El investigador Jesús Silva-Herzog Márquez insistió en que no es necesario ni existen condiciones políticas para sustituirla.

“Debemos comprender que la plataforma constitucional debe ser un espacio donde se reconozcan los diferentes afluentes de la sociedad mexicana; el gran brinco que México debe dar no es hacerle cambios, sino leerla de otra manera”, dijo.

“La gran ventaja es que todos reconocemos la Constitución como propia, ya no tenemos ese pleito que existía cuando se creó el texto. Las diferentes regiones y grupos que existen en el país se pueden ubicar como entes reconocidos por la Constitución”, señaló el político.

El investigador del Colegio de México, Lorenzo Meyer, explicó que las constituciones nacen en los países cuando estos atraviesan por situaciones de “crisis extrema”.

Por ejemplo, explicó el investigador, la Carta Magna vigente se hizo cuando el país estaba ocupado y aún existía el choque entre las diferentes fracciones revolucionarias; la creación de un nuevo texto constitucional nunca ha sido, en la un proceso donde la sociedad esté bien representada.

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