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El cardenal Norberto Rivera Carrera confirmó el fallecimiento de Justo Mullor, exnuncio apostólico en México, al ofrecer sus condolencias por el deceso de quien fue representante diplomático del Vaticano en México entre 1997 y 2000.
A través del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el también arzobispo primado destacó que Mullor, quien murió en Roma, fue un eslabón importante en el establecimiento de las buenas relaciones entre México y el Vaticano.
Refirió que el exnuncio participó en la organización de la última visita del entonces Papa Juan Pablo II a México y fue un gran promotor en la causa de canonización de san Juan Diego.
Rivera Carrera invitó a todos los fieles a rezar por el eterno descanso del alma de Justo Mullor, “y eleva sus oraciones a santa María de Guadalupe para que lo acoja en su maternal seno, al lado de nuestro señor Jesucristo”.
Mullor nació en Los Villares, Jaén, España, el 8 de mayo de 1932, fue ordenado sacerdote el 8 de diciembre de 1954 y cursó estudios en Roma, donde en 1975 fue nombrado durante cuatro años, Observador Permanente de la santa sede ante el Consejo de Europa.
En 1979 fue consagrado arzobispo titular de Emerita Augusta por el entonces Papa Juan Pablo II, meses después ocupó su primera nunciatura apostólica en Costa de Marfil, una de varias a lo largo de su carrera apostólica, donde destaca Níger, Estuania, Lituania y Letonia.
También trabajó en la Secretaría de Estado de la santa sede como observador permanente en la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.
El 2 de abril de 1997 fue nombrado nuncio apostólico en México, donde organizó la visita de Juan Pablo II y trabajó en la normalización de las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Posteriormente el 11 de febrero de 2000 fue nombrado presidente de la Academia Pontificia Eclesiástica en Roma y finalmente presentó su renuncia al Papa Benedicto XVI el 13 de octubre de 2007.
ahc