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La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) hizo un llamado a impulsar y respetar las garantías de las personas adultas mayores, porque en ocasiones viven en un estado de vulnerabilidad y sufren exclusión en los distintos ámbitos en los que se desenvuelven.

Explicó que actualmente este sector de la población en el país es de 12.4 millones y se estima que para el año 2050 la cifra ascenderá a 32 millones.

En el marco del Día Internacional de las Personas de Edad, la CNDH indicó la necesidad de crear una cultura de previsión sobre las condiciones de vida que la gente tendrá cuando forme parte de ese grupo. “En México, la pirámide poblacional sufre una inversión; el número de nacimientos disminuye mientras aumenta la cantidad de personas que superan los 60 años”, detalló.

El organismo que preside Luis Raúl González Pérez consideró que los adultos mayores sufren en gran medida situaciones como pobreza, falta o deficiencia de servicios de salud, problema de vivienda, la fragilidad del sistema de pensiones, la inequidad entre hombres y mujeres, y una marcada discriminación por parte de la sociedad.

La comisión destacó que “frente a tal escenario, el Estado debe prever los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de ese creciente segmento de la población, de manera que mujeres y hombres puedan disfrutar de un envejecimiento pleno, activo, sin carencias de salud, materiales y afectivas.

“Con ello, promover la educación y el autocuidado de la salud, así como las condiciones laborales y de seguridad social adecuadas entre la población joven, con el objetivo de que conserven su autonomía y una buena calidad de vida después de los 60 años”, indicó.

El organismo destacó que en el imaginario colectivo impera la idea de que las personas adultas mayores son receptoras pasivas de atención y cuidados o simples beneficiarias de programas sociales sin capacidad de decisión, por lo que es indispensable lograr el reconocimiento de su dignidad y su carácter de sujetos de derechos, la revalorización de sus contribuciones a la economía, la cultura y la vida familiar, así como su experiencia, conocimientos y capacidad como agentes sociales de cambio con participación activa en la comunidad.

La comisión recordó que en 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) enfatizó la necesidad de generar un vínculo entre las distintas generaciones de la población en varios aspectos de la vida, a fin de crear una sociedad para todas las edades, es decir, la solidaridad intergeneracional.

La CNDH “propone que el Estado, las familias y la comunidad desarrollen diversas actividades para construir y reforzar esos vínculos, a través de acciones como capacitar a servidores públicos en materia de derechos humanos de las personas adultas mayores, con el objetivo de que se adecúen los servicios de atención que prestan a las necesidades particulares de ese grupo”.

El organismo planteó que se debe eliminar la segregación generacional realizando eventos, reuniones u organizando grupos en los que interactúen personas de todas las edades.

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