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Está consciente de que existen muchos niños con la misma inteligencia que ella en México. Paloma Noyola, mejor conocida como la “niña Jobs”, sabe que es afortunada de poder continuar con sus estudios porque muchos no lo pueden hacer a pesar de sus capacidades, puesto que el impedimento es, en la mayoría de los casos, la situación económica.
Originaria de Matamoros, Tamaulipas, Paloma “saltó a la fama” gracias a la portada de la revista estadounidense Wired, que en 2013 exaltó su capacidad en matemáticas tras haber ganado el primer lugar a nivel nacional de la Prueba ENLACE el año anterior y la comparaba con el fundador de Apple, Steve Jobs.
“Sí, sé que soy afortunada. La portada sirvió para que se dieran cuenta de cómo son las condiciones de los alumnos en México y sobre todo en Matamoros”, señala en su casa a EL UNIVERSAL. Lo mismo cree su madre, Guadalupe Martínez. “Gracias a todas las entrevistas luego de la revista se acercaron a apoyarnos, porque si no, no sé dónde estaría Paloma”.
Admite que el comparativo con el empresario informático le causó cierta presión, así como las críticas, luego de no pasar a la final del Quinto Concurso Nacional de Cálculo Mental, convocado por el Tecnológico de Monterrey en la CDMX. “La verdad sí sentí presión [cuando me comparaban]. No me desagrada que me llamen ‘niña Jobs’, está bien como quieran llamarme, me siento halagada, pero no me afectó”.
Agrega que “todas las críticas son bienvenidas, pero sólo tomo las constructivas. Tenía 12 años cuando hice el examen del Tec, que en general fue una buena experiencia de aprendizaje. Eso me motivó para prepararme aún mejor y trabajar más para otras pruebas que he tenido en la escuela. Es importante también reconocer las áreas de oportunidad para trabajar en ellas y seguir mejorando”.
Paloma acepta la responsabilidad de ser un ejemplo para otros jóvenes y le agrada ese reto, incluso, cuenta que “una vez saliendo de la escuela, una niña, que no va en el colegio, me reconoció y me dijo que quería ser como yo. Me sorprendí y es bonito [que te digan eso]”, narra al tiempo que ríe apenada. La sugerencia que hace a quienes han pasado por adversidades es que “lo que tengan que lo aprovechen bien, a veces no es tan importante que tengan los medios para estudiar, sino las ganas y el empeño y con ello puedes lograr tus objetivos”.
“Escuela pública, la mejor”.
En su opinión, no existe gran diferencia entre la educación pública y la privada. “Tuve la oportunidad de estudiar en escuela pública y ahora en una de paga, y en mi experiencia, la mejor fue la pública hablando de los maestros; sin embargo, la calidad en las escuelas privadas está en los materiales, son mucho mejores”.
Ataviada con su uniforme azul marino no deja de mover las manos, está nerviosa y lo acepta. Si tuviera la oportunidad de hablar con el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, “le diría que se enfoque más, que lo tome más personal, que se involucre más en la educación de México”.
Sobre los profesores indica que “como en todo hay buenos y malos, pero que también depende de los alumnos, pues hay quienes únicamente se presentan en el salón y dan su clase, pero hay otros que en verdad les importa que aprendas y te apoyan e impulsan”, como el profesor Sergio Juárez Correa, quien logró que sus alumnos destacaran no sólo en matemáticas sino en español con nuevas técnicas pedagógicas.
Juárez Correa fue maestro de Paloma en la primaria José Urbina López, y es una de las personas que más admira, a pesar de no tener contacto con él, por ello “antes quería ser maestra, ahora ya no sé. Sí me gustaría enseñar pero no específicamente eligir la carrera para ser profesora. Mi línea sería las matemáticas porque es lo que más me gusta, pero tal vez más adelante me pueden gustar otras cosas”.
Formación de un líder
Paloma es parte de un proyecto de la Fundación Angélica Fuentes. Camilo Galvis, director ejecutivo de la institución, explica que el trabajo con ella “se convirtió en el único programa independiente de la fundación que busca un propósito específico. Primero, ayudarla a desarrollarse a su máximo potencial, bajo un proyecto piloto, en cuanto a otro que se llama Desarrollo de líderes jóvenes, que eventualmente busca, a través del acompañamiento con ella, lograr entender cuáles son las mejores prácticas para que cuando se llegue a determinado punto de resultados, poder ampliarlo e involucrar a otras niñas”.
Su talento para las matemáticas le abrió las puertas y lo que hace la fundación es desarrollar su talento, pero los números no lo son todo para formar a un líder que pueda ayudar a otras personas y sea factor de cambio en sus comunidades.
Camilo Galvis explica que “lo que nos interesa a nosotros no es solamente que tenga pruebas académicas por encima del promedio, sino también que se pueda trabajar de una manera holística, como un todo, en varias áreas. Reconocemos que ser un líder no es una función solamente de tener una capacidad extraordinaria para resolver ecuaciones matemáticas, sino es también desarrollar diferentes herramientas para potenciar diferentes fortalezas e intentar seguir creciendo y convertirse en una entidad que apoya a otras personas, no solamente a sí mismo”.
Estudiar es lo que importa
Paloma sabe de carencias, puesto que antes vivía en la colonia Servando Canales, también conocida como “El Basural”, que fue el basurero municipal. La convivencia con jóvenes que tienen mayores recursos es algo que no le preocupa, “porque para mí eso no es lo más importante, lo fundamental es ir a estudiar; no me fijo en quién tiene más dinero, y si pasa lo ignoro. En el colegio existen muchos valores y todos nos tratamos bien, hay mucho respeto”.
Se considera sencilla, honesta e inteligente, además de buena persona, “y quiero mucho a la gente que está a mi alrededor. Mi defecto es ser controladora, dejo a los demás de lado, por ejemplo, cuando hacemos equipo todos tenemos responsabilidades pero considero que no lo van a hacer bien y prefiero hacerlo yo”.
La adolescente que cursa el primer grado de preparatoria en La Salle cumplirá 15 años el próximo 20 de octubre y no habrá una gran fiesta, “haremos sólo una comida con toda mi familia, es lo único”.
Indica que lo que más desea “es ayudar a mi familia a tener un mejor nivel de vida, sobre todo para mi mamá. Todo lo que tengo y lo que soy es gracias a mis padres”. Su papá Miguel falleció hace cuatro años, pero sabe que está muy orgulloso de ella.
Paloma desde hace dos años habita otra casa que le fue otorgada por el municipio de Matamoros. “Estar aquí me facilita trasladarme a la escuela, porque antes las calles estaban todas feas, no estaban pavimentadas”.
Ahora el problema que enfrentan son las lluvias, puesto que el año pasado su casa se inundó, pero pese a todo ella es feliz. Admite que le da miedo salir a la calle por la violencia en la zona, “antes no era tanto, pero en los últimos años ya ni puedes estar en la calle a las 10 de la noche, todos están es sus casas a esa hora”, aseguró.