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david.aponte@eluniversal.com.mx
Emilio Azcárraga Jean está a la expectativa, en la fase de prueba-error, por los cambios en la programación en Televisa y el futuro que ve de las telecomunicaciones, la televisión abierta y las redes sociales.
No es un empresario que aborde, con frecuencia, asuntos políticos. Sin embargo, considera que las televisoras no pueden crear un candidato presidencial, un Presidente de México. “Son de esas leyendas urbanas que se construyen con base en que alguien la dice y es fácil criticar…”.
En su oficina de Paseo de la Reforma —una casa que cuenta con un jardín, un estanque y muros verdes—, considera que la legislación electoral, producto de la reforma de 2007-2008 que permite la trasmisión de millones de spots en los medios electrónicos, debe cambiar.
“La reforma electoral quedó rebasada por el avance tecnológico… La gente sí está harta de estos millones de spots y este tipo de comunicación tan masiva ya no satisface a nadie. Entonces hay un problema”, argumenta.
El presidente de Grupo Televisa habla con EL UNIVERSAL sobre los cambios en la televisora, la situación del país, la contienda electoral de 2018 y del papel de su empresa. “Nosotros somos soldados de México… Si a México le va bien, a Televisa le va bien”.
Sobre los cambios, innovación, tecnología, se ve una generación de periodistas, digamos, otra generación en la pantalla, ¿cómo se ha podido ver en estos primeros días?
—Siempre en Televisa hemos estado muy preocupados por servir a la audiencia, y estoy convencido de que las generaciones cambian y los ciclos terminan. A mí me tocó arrancar un ciclo en 97 cuando, digamos, yo era parte de la generación de los jóvenes, tenía 29 años, entonces era parte de esa generación. Ahora me toca liderar un segundo cambio, el cual tiene que estar mucho más enfocado en esas generaciones, hacia la gran mayoría de los mexicanos.
Como sabes, la demografía mexicana está alrededor de 30 a 35 años, que es donde debemos estar. Yo tengo 48, entonces debemos recurrir a nuevas caras y nuevos talentos, y no nada más que salgan en pantalla, sino que estos jóvenes creo que saben contar las historias de una manera diferente. Vemos las nuevas plataformas y vemos que de repente son más cortas, más ágiles, quizás hay plataformas que son de menor calidad. Entonces, creo que hay que tener una adaptación.
Estoy convencido de que este cambio está enfocado ahí, como lo decía, producir contenido es difícil. Hoy, más que nunca, porque vemos el crecimiento en la televisión de paga, el crecimiento de internet, que hay muchos jóvenes profesionales de la producción, del entretenimiento, que hoy están haciendo series, teleseries, inclusive, telenovelas para otras plataformas. Y el buscar que esos chavos que tienen una experiencia formada vean una oportunidad de que su contenido salga en plataformas de Televisa.
¿Por qué comenzaron a visualizar los cambios en 2008?, ¿fue la crisis, las redes sociales?
—Nosotros empezamos a experimentar con programas bajo demanda, series e interacción con usuarios desde 2008. Pero el avance de los dispositivos móviles y que a través de éstos puedas tener acceso al video y redes sociales tiene operando, con forma y calidad, unos siete años en México. Esto ha empezado a cambiar el presente y el futuro de los contenidos. Para mí siempre fue un sueño el poder darle a la gente el contenido, contenido cuando quiera, como quiera, en el dispositivo que quiera y a la hora que quiera; hoy es un hecho.
Creo que ese es un cambio radical. Sin embargo, la TV lineal, no sólo abierta sino en la de paga, vemos que es la que está invirtiendo más en la producción, tanto en México como en el ámbito internacional.
La dinámica de la calidad de los dispositivos y de las redes de comunicaciones es un impulso vertiginoso que vemos para el futuro. Lo que nosotros debemos tener en Televisa es que los cambios deben ser constantes y más rápidos. Porque el cambio, hacía yo memoria, que pudo haber hecho mi papá [Emilio Azcárraga Milmo] en su gestión, a mí me ha tocado, que ya voy en el segundo, y lo que yo decía es que ojalá no me toque el tercero.
Las redes sí son una competencia real. Por ejemplo, en Facebook un video puede tener millones de reproducciones. Creo que es una competencia, pero creo que también es un complemento, porque cuando hicimos Blim —que es la plataforma de OTT que tenemos en competencia con Netflix—, y lo comentamos al principio, salen los memes de Netflix que ha tenido Blim. Y sale uno, y yo daba una conferencia en el Tec de Monterrey, bien interesante porque salía un superhéroe americano, no me acuerdo quién era, y decía Netflix. Luego aparecía El Chapulín Colorado y decía Blim. Hoy los personajes de Roberto Gómez Bolaños tienen 100 millones de vistas diario, y no creo que ese superhéroe americano tenga 100 millones de vistas diario. Entonces, habla de que hay una calidad de contenidos hechos desde los años 70 y lo sigue viendo la gente. Creo que es un complemento y una oportunidad para que el contenido tenga una salida aparte de la TV lineal de la zona. Creo que juega por los dos lados: la competencia por un lado, pero la complementariedad y la ventana que te da para producir un contenido diferenciado para esas plataformas.
Para Azcárraga Jean el contenido es el rey, no hay más en el mercado. De ahí la apuesta a la generación de materiales con alto valor. ¿Pero qué sigue para la televisión abierta? ¿Entró en estado de coma, va a morir?
—Si te vas a 1930 y ves el diseño de la W, una plataforma para distribuir contenido, se verá que mi abuelo [Emilio Azcárraga Vidaurreta] conocía a estos cantantes, por lo que empezó a grabar unos discos. Y luego tiene la estación de radio de la W, pero piensa que la W o la radio es una mera plataforma para distribuir este contenido, que es tan importante para estos músicos mexicanos tan grandes como hubo en ese momento. Entonces, si ves la visión de Televisa, y me brinco hasta 2016, no ha cambiado. Tenemos que estar pensado que somos productores y distribuidores de contenidos, y nos interesa estar en dos negocios: en la producción de contenidos y en la distribución de éstos.
Entonces si ves la tele como el canal abierto, ¿cuándo va a morir?, diría que cuando haya 99% o 100% de penetración de televisión de cable o de paga, que hace que no haya ningún usuario que se pierda la oportunidad de ver televisión abierta, porque por un tema socioeconómico creo que debe haber; es importante para el usuario que no tiene el nivel socioeconómico para suscribirse a televisión de paga. Por eso creo que es difícil saber cuándo va a terminar.
En términos financieros, revisando las cifras, Televisa tiene buenos números, se ve incluso con un rendimiento mucho más alto que otras, dadas las circunstancias del país, ¿hacia dónde va Televisa?
—Cuando se hizo la reestructura del 97 vimos que había una oportunidad grande para efectos de lograr la reestructura y ser una empresa pública… En ese momento vimos que la institucionalización de la empresa era fundamental, y entender que esta empresa es pública, porque de repente parece que es de Emilio Azcárraga y la verdad es que no, porque la flota [paquete accionario] de Televisa es mucho más de 50%.
El ver y tomar con seriedad a los inversionistas que no nada más están diciendo que creen en nosotros y están poniendo dinero en Televisa, porque creen que lo que estamos haciendo está bien hecho y lo que nosotros estamos haciendo le va a dejar más dinero a ese inversionista en Televisa, que lo que le dejaría otra empresa. Es muy serio para nosotros y nos genera una responsabilidad muy grande, porque hay dinero de mucha gente invertido, gente que está creyendo en lo que vamos a hacer.
Hemos tenido la mayoría de proyectos que nos han salido bien, ha habido algunos que nos han fallado, evidentemente, como todo, pero lo que estamos buscando es un foco bien claro, que es la producción y distribución de entretenimiento México-Estados Unidos.
Una inversión es muy importante para nosotros en Televisa y evidentemente la parte de producción de contenido en español para México y para el extranjero, y toda la parte de telecomunicaciones que se divide en la parte de distribución de contenido, pero también la conectividad. Es decir, generar una conectividad de mayor calidad al mexicano, con más velocidad y calidad.
El empresario se siente cómodo sin corbata, usa un saco, camisa y unos jeans. No se presenta como el empresario con traje sastre. Tiene en su despacho un par de trofeos que le dio su equipo de futbol Las Águila del América, y unos balones de su fundación, los cuales tienen la virtud de servir de fuente de energía para niños de comunidades sin luz eléctrica.
Vienen los cambios de Televisa y vienen en un contexto, no quiero calificarlo, pero hay una situación económica complicada, hay una efervescencia política, hay movimientos sociales como el de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, ¿influyó la situación del país en estos cambios?
—Creo que más que ver la situación política, porque en Televisa al final, y desde que me ha tocado a mí, nunca se han tomado decisiones con base en situaciones políticas o movimientos sociales particulares. Creo que sería un error tomar decisiones por un movimiento social, pero, al final, sí vemos que hay una sociedad mexicana que ha cambiado mucho, hay una sociedad que tiene una opinión muy importante, que se comunica a través de las redes sociales, que critica. Y como decía, para nosotros el poder tener una información en tiempo real es enorme, el poder corregir las cosas en tiempo real es fundamental.
Siento que por esos cambios que vemos en la sociedad en general, en los jóvenes, en lo que quieren y cómo lo quieren, eso motiva los cambios en Televisa. Motiva en “yo quiero ser” de alguna manera referente en que la gente vea contenidos, porque es de calidad, es bueno. Hemos tenido esa oportunidad durante muchos años, evidentemente creo que este cambio se anuncia mucho por las modificaciones en los noticieros, por los cambios en formatos, porque ahí también los formatos se atienen mucho a lo que hemos platicado: vemos y sabemos que la gente ya está informada a las 10:00 de la noche, entonces el noticiero de 50, 48 notas, creo que era un formato irrelevante, o sea no es un tema de quién lo conduce, es un tema de formato irrelevante.
Cambiamos el formato en este caso con Denise (Maerker), pero no es como lo viste, de lo que conducía Joaquín (López-Dóriga) a lo que conduce Denise, sino que es un programa completamente diferente, porque pensamos otra vez que la gente quiere consumir los contenidos diferentes y está buscando un noticiero en la noche que sea diferente. Entonces, los cambios siempre van a estar motivados en darle un mejor servicio a las personas y estar bien atento a lo que la gente quiere ver.
Hoy, a diferencia de hace 20 años, la gente sí puede pedir qué quiere ver y lo que nosotros tenemos que estar atentos es entender lo que quiere ver y hacerlo. Antes, la televisión abierta era unidireccional, hoy gracias a las redes sociales tenemos un sistema que opera prácticamente de forma bidireccional, y eso nos ayuda a reaccionar y adaptarnos más rápidamente.
La parte de los espacios informativos ¿cómo mantener distancia con el gobierno, cómo evitar que influya en la independencia del medio, cómo se está trabajando en esa parte?
—Desde 97, que me ha tocado estar acá, y desde entonces hasta ayer siempre veo las historias de que “el gobierno habló y dijo, el gobierno obligó, el secretario 2, 3, 4...”. A mí, en lo personal, sí puedo decir —y creo que con toda la gente lo he dicho a cuadro— que no me ha tocado que lleguen y digan “si no haces esto te va a pasar…”, jamás. Yo creo que son esas cosas que en un gobierno autoritario en las décadas de los 70 u 80 se quedó muy clavado en la sociedad, pero a mí no me ha pasado, y creo que lo que ha habido de 1997 a 2016 es más y más apertura de Televisa.
Estoy convencido de que lo que necesitamos es seguir abriendo los espacios, mostrando las noticias que son importantes y hoy, lo que comentaba, ya no es un asunto de la tele, es un tema que cada dispositivo móvil es un reportero, cada dispositivo móvil en la red es una nota. Evidentemente, hay millones de videos que se suben a la red y pocos que tienen repercusión, porque los que son importantes son los que tienen algún impacto, y obviamente hoy creo que vemos más, y más cuestiones y arbitrariedades salen a través de redes sociales y nosotros tenemos la ventaja de llevar al noticiero y que se haga una nota mucho más grande.
¿Por qué meter ahora una comedia política?
—Creo que la comedia es fundamental. Yo creo que hemos tenido la oportunidad de hacer grandes programas de crítica, desde los que me tocó a mí de joven. “¿Qué nos pasa?”, con Héctor Suárez; “El privilegio de mandar” y ahora “Esta noche”. Creo que es bien importante reírnos, y por eso era importante que la gente sepa que nosotros, de entrada, nos queremos reír de nosotros mismos. Creo que hay una oportunidad de dar salida a mucho talento que hay ahí, no nada más es un tema como lo viste en el programa del lunes, no es un programa de comedia política. “El privilegio de mandar” sí era un programa de comedia política, este no, este es un programa que está abierto a cantantes, a comediantes, a políticos, a deportistas, a todo el mundo.
Evidentemente, la sociedad está mucho más politizada, ahora la sociedad está y quiere estar mucho más informada. Hoy la sociedad quiere participar mucho más de manera activa en la política. Entonces, una parte es, si nosotros queremos ser relevantes con contenidos que hacemos, tenemos que ser relevantes con los temas que tocamos, sino no vamos a ser relevantes y jamás exitosos.
Pasando a otro tema que no tiene que ver con la comedia política, pero que ha sido un asunto que está ahí: el modelo de comunicación política de la ley electoral, millones de spots, ya ni siquiera de los candidatos, ahora lo que estamos viendo es a los líderes de los partidos, ¿qué se tendría que hacer ahí?
—Creo que puede pasar un poco con el tema del desarrollo tecnológico y el desarrollo mismo de la sociedad en general, es la velocidad con la que cambian las cosas y es abismal. Entonces, siento que quizá la reforma política era muy buena en su momento, y se quedaron en que ésta es la buena, pasó el tiempo y todo mundo se quedó con que la buena era la de antes. Entonces, siento que debe tener la capacidad de irse modificando, conforme la sociedad lo va requiriendo, conforme al avance tecnológico. La competencia democrática debe existir.
El Instituto Nacional Electoral (INE) lo hace muy bien, tener un instituto sólido y fuerte es fundamental para que la democracia sea real y para que existan elecciones reales y exista una democracia muy buena. Pero sí se necesita cambiar conforme la sociedad lo demanda.
¿Menos spots?
—No sé si sean menos o más spots, yo lo que diría es mejor comunicación… Entonces, la pregunta es ¿Televisa quisiera regalar menos spots? Yo te diría olvídate del INE, cualquier gente a la que yo le tenga que regalar un spot, si mi negocio es venderlo, a mí no me gusta regalar spots, porque es mi negocio. Evidentemente, mi respuesta sería: menos spots y la pregunta no es a Televisa, no es a la radio, ¿estoy dando un buen servicio a la sociedad con estos millones de spots? ¿Qué opina la sociedad? Si la sociedad dice “estoy harta de estos millones de spots”, entonces hay un problema, pero no soy yo el del problema. Estoy convencido de que esa pregunta ya está resuelta: la gente sí está harta de tantos spots…
Siguiendo la ruta de la cuestión política, hay una cita que le atribuyen a Emilio Azcárraga Milmo, la de “soldado del PRI”, ¿es cierta, no es cierta? ¿De dónde viene?
—Creo que a mi papá le han atribuido muchas frases de gente conocida y desconocida. Yo no he visto ni he escuchado, si alguien la escribió, yo no lo sé, no la he escuchado ni la he visto en video nunca. Quizá en algún momento pudo haber comentado una cosa de esas, yo creo hay que ver en qué entorno fue y cómo fue.
¿Usted es soldado de alguien?
—Contesté en 1997, en mi primera aparición con la gente de Televisa, también se me preguntó y lo le dije: “Nosotros somos soldados de México” y estoy convencido de que lo seguiremos siendo. Si a México le va bien, a Televisa le va bien. Al final yo estoy diversificado en negocios alrededor del mundo y no estoy diversificado en negocios alrededor de México. Yo tengo un negocio que es éste, no tengo bancos, minas, otra cosa más que Televisa, mi negocio es éste y tengo dos países importantes que son éste y Estados Unidos, por la importancia de Univisión en el mercado hispano.
Entonces, mi apuesta, 100% de mis fichas están en México, y estoy convencido de que al país le ha ido bien, y le va a ir mejor. Estoy convencido que trabajando todos juntos México debe ser un gran país.
Hemos avanzado mucho, porque si hacemos un análisis, no nada más de 1997 para acá, de las empresas públicas en México o en Estados Unidos, esas empresas han crecido muchísimo de valor, quiere decir que esas empresas que han apostado en México han crecido mucho.
La verdad es que México está mucho mejor y obviamente siento que lo haré siempre, seré soldado de México, siempre tratando de hacer las cosas en el país. Digo, obviamente vendemos mucha programación afuera, a América Latina y Europa, hacemos muchos formatos, pero independientemente de dónde venda, aquí está el corazón, y mi apuesta y mi 100% de mi economía personal está puesta en México y está puesta en Televisa.
¿Cómo ve 2018?
—El Mundial de Rusia, el precio del petróleo —suelta y se ríe.
La contienda electoral está muy adelantada, cada vez vemos más personajes…
—No sé si esta conversación ya la tuvimos hace seis años. De repente, como que se nos olvida: Estoy seguro que siempre hay esto, de que se están adelantando a los tiempos y es la historia de nunca acabar, pasan tantas cosas y somos de memoria corta por toda la información que nos llega. Y ya se nos olvida si fue uno o dos años antes de 2012 que ya estábamos platicando este tipo de cosas.
Veo una competencia muy dinámica. Siento que lo que es más importante es que existan unas elecciones en paz. Creo que mientras más gente salga a votar y ahí sí creo que hay una responsabilidad muy grande de los jóvenes, quienes tienen que entender que no es el video en Twitter o en Facebook o la opinión que puedan ejercer en una red social o en la producción en un Snapchat, sino que hay que ir a votar. Ahí es donde realmente se hace el cambio, ahí es donde hay una responsabilidad de la sociedad, que tendríamos que poner el ejemplo mundial… Siento que la labor de credencializarse es fundamental, pero hay que entender que la credencial no sólo es un documento oficial, sino que tenemos que utilizarlo para que realmente existan procesos democráticos y México continúe avanzando.
Creo que vamos a ver una competencia importante, compleja, y ojalá tengamos candidatos muy sólidos para que el que gane sea un presidente de México y evidentemente lleve a México a otro nivel.
Sin ponerle nombre a la televisora, ¿la televisión puede construir un candidato presidencial, puede hacer un Presidente?
—No, yo creo que son de esas historias o leyendas urbanas que se construyen con base en que alguien la dice, y es fácil criticar y después decirlo por allá. Yo siento que al final el trabajo que desarrolla cada candidato, el trabajo que desarrolla cada político en su posición es la que le genera el carisma que puede llegar a tener, sus aptitudes que puede tener, al final ahí es donde está la construcción realmente del candidato y hoy más que nunca.
Yo lo que digo es que la televisión tiene un alcance muy grande, pero también la gente se está informando por otros lados. Lo que se ve en las redes sociales cuando hay un evento importante o difícil o complicado, las personas lo reciben a través de una red social y ahí checa en la misma red, o en una plataforma conocida, Televisa o EL UNIVERSAL, nada más para saber si es nota real. Porque lo que ya sabemos es que luego en las redes salen muchísimas mentiras publicadas.
Creo que todas esas cosas reflejan un cambio que existe, todos esos cambios van a hacer que la contienda sea diferente de lo que fue hace seis años, porque seis años después ha habido muchos cambios. Estoy convencido de que ningún medio o ninguna plataforma puede o ha construido en México, o en ninguna parte del mundo, a un Presidente o candidato presidencial.