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Apoyar el matrimonio entre un hombre y una mujer, así como el derecho de los niños a tener un padre y una madre, no es discriminar. La Iglesia no odia, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Al pronunciar su homilía en la Catedral Metropolitana, el prelado exigió respeto y tolerancia. Indicó que usar “el texto de la Sagrada Escritura para llamar pecado a lo que lo es, no es un lenguaje de odio”.
Aseguró: “Defender nuestra fe y nuestros principios, por ejemplo, el matrimonio natural entre un hombre y una mujer o el derecho de los niños no es odiar a nadie, no es discriminar y no es perseguir a nadie”.
Dijo que aunque la Iglesia tiene “muchos enemigos, ella no se puede permitir odiar”, puesto que “la voluntad de la Iglesia no es la de condenar. No pidamos, exijamos el respeto y la tolerancia que con todo derecho los demás nos piden y exigen a nosotros”, aseveró.
La Arquidiócesis de México, encabezada por Rivera Carrera, pidió respetar a quienes “piensan diferente” y afirmó que una sociedad moderna está abierta al debate, sin que se limite su libertad de expresión.
Indicó que toda persona tiene garantías inherentes a su dignidad que deben ser respetadas. “Por ejemplo, el derecho a la vida desde su concepción hasta su fin natural; el matrimonio, que sólo puede darse entre un hombre y una mujer; el bien superior del niño que, cuando carece de progenitores, debe tener una mamá y un papá; el derecho a opinar, a defender y a difundir sus valores sin que se limite su libertad de expresión, reunión y asociación”, dijo.
Agregó que una “sociedad moderna y democrática es la que está abierta a debatir las ideas, a que se expongan los diversos puntos de vista, pero siempre en un marco de diálogo y tolerancia. Exhortamos a que se respete a quienes piensan diferente, pero pedimos que también se nos respete. Caminemos juntos en la construcción de una sociedad fraterna y tolerante”. La Iglesia y diversas organizaciones civiles han expresado su rechazo a la iniciativa presidencial, presentada el 17 de mayo pasado, con la cual se reconocería al matrimonio entre las personas del mismo sexo y se les permitiría adoptar.
La jerarquía católica ha insistido que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, por lo que pide participar en el proceso de discusión de la reforma al artículo cuarto constitucional y del Código Civil. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha declarado que la Iglesia no está en contra de las uniones entre personas del mismo sexo ni de que la ley ampare sus derechos; sin embargo, pide que estos enlaces no sean igualados al matrimonio, conformado entre un hombre y una mujer, puesto que no hay razón para atentar contra un modelo reconocido.