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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Centroamérica.— Honduras confirmó que existe orden de impedimento de salida del país contra el ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto, testigo estrella del asesinato —el pasado jueves en la madrugada— de la hondureña Berta Cáceres, activista indígena de derechos humanos y defensora del medio ambiente en aquel país.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de Honduras informó anoche a EL UNIVERSAL que a las 20:30 horas del sábado pasado, el Juzgado Primero de Letras del suroccidental departamento de Intibucá “emitió una medida de permanencia en el país” de Castro Soto “para efectos de brindar declaración ante las autoridades competentes”.
La embajada de México en Honduras fue informada de la medida a las 21:19 horas del sábado por la Cancillería hondureña, por lo que cuando Castro Soto intentó salir del país se le notificó de su situación cerca de las 5:00 horas de ayer, añadió.
Otros Mundos Chiapas, organización de la que el mexicano es coordinador, denunció que Castro Soto, herido en el ataque a balazos en el que desconocidos asesinaron a Cáceres en su casa en Intibucá, no pudo viajar a México en avión en la madrugada.
En un comunicado precisó que Castro “fue interceptado por autoridades hondureñas en el puente migratorio” del aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, “cuando intentaba abordar el avión” de regreso a México.
La permanencia de Castro en Honduras “sigue siendo un riesgo de seguridad para su persona”, insistió. “Tememos por su vida”, recalcó.
Castro Soto regresó a la embajada de México en Tegucigalpa en un automóvil acompañado por la embajadora mexicana en ese país, Dolores Jiménez Hernández, y autoridades consulares, precisó.
“Seguimos sin conocer con claridad cuál es su estatus o bajo qué fundamentos sigue retenido”, subrayó.
La Cancillería mexicana informó el pasado jueves que su embajada en Tegucigalpa “estableció contacto” con Castro Soto desde la mañana del 3 marzo y con autoridades hondureñas para conocer su situación física y jurídica, y verificar su seguridad y que recibiera “atención médica adecuada”.
Informó que desde ese día personal de la embajada da protección “en todo momento” a Castro Soto y se gestiona su repatriación.
El Consulado de México en Tegucigalpa confirmó el jueves pasado a EL UNIVERSAL que Castro Soto es “testigo protegido” de autoridades judiciales y policiales de Honduras, puesto que estaba en la casa en el momento del ataque.
Por razones desconocidas pero que organizaciones no estatales de la sociedad civil de Honduras y del exterior atribuyen a su activismo ambientalista, Cáceres fue asesinada por dos hombres que se introdujeron a su casa, en un hecho que generó repudio mundial.
Castro, quien participaría en un foro ambientalista en Honduras, logró salir con vida, puesto que trascendió que aunque fue herido de bala en un brazo y en el rostro, fingió estar muerto.