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politica@eluniversal.com.mx
Mikel Arriola, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se ha trazado tres metas al frente de su gestión: reducir los tiempos de espera en cirugías, en la asignación de camas hospitalarias y en la entrega de pases de consulta con especialistas, a partir del primer nivel de atención.
“Hay buenas experiencias en esto, que nos permiten asegurar que sí se puede lograr. Ejemplo de ello es el programa Código Infarto, que ha reducido hasta 50% la mortalidad por esta causa en la delegación sur de la Ciudad de México del IMSS, donde se ha implementado”, comentó.
Explicó que esto se logró con sólo quitarle cuatro pasos —de siete— al proceso de atención de una persona que está sufriendo un infarto, lo que equivale a que ingrese alrededor de 30 minutos antes a la Unidad de Atención de Urgencias.
En entrevista con EL UNIVERSAL, reconoció que hablar del Seguro Social es referirse a magnitudes enormes [de servicio], que amplían el riesgo de que los derechohabientes salgan con alguna queja, “y precisamente estamos aquí para cerrar esas brechas”.
El presidente Enrique Peña Nieto le marcó a usted que el reto en el instituto es la calidad de los servicios. Eso es algo que se ha planteado de una administración a otra, ¿se podrá lograr?
—Sí, desde luego. El IMSS es un macroprestador de servicios, entre ellos servicios médicos, y en esa complejidad también implica que el número de atenciones que se dan son muy elevadas. En un día ordinario, el IMSS da 500 mil consultas, atiende mil 200 partos, 60 mil servicios de urgencias médicas y 204 mil niños atendidos en las guarderías. Estamos hablando de magnitudes enormes que obviamente amplían el riesgo de que algún derechohabiente salga con alguna queja, y precisamente estamos aquí para tratar de cerrar esas brechas.
Tenemos 62 millones de derechohabientes que demandan servicios médicos y administrativos; y en el caso de la instrucción que me dio el presidente [Enrique] Peña, hay gran claridad y tres temas claves, que son reducir los tiempos en tres elementos básicos: asignación de cirugías, de camas y de especialistas a partir del primer nivel de atención. Hay buenas experiencias que nos permiten asegurar que sí se puede lograr, ejemplo de ello es el Código Infarto.
También se tiene listo un programa que se aplicará en el servicio de urgencias para agilizarlo. Anteriormente, el paciente tenía que cumplir con siete pasos antes de llegar al Triaje (selección y clasificación de pacientes dependiendo su estado de salud). Ahora llegará directo al primer filtro, donde a través de un semáforo el médico lo pasará de inmediato a atención, lo tratará en terapia intermedia o lo canalizará a su médico familiar.
¿Algunos programas de la anterior administración seguirán?
—Por supuesto, esto es una agenda de continuidad, el director [José Antonio] González Anaya presentó realmente resultados relevantes, redujo el déficit de 60%, de 25 mil millones de pesos a 8 mil 600 millones en tres años, eso le da mucho espacio al instituto. Generó una agenda de expansión de la infraestructura a partir de estas mejoras administrativas. Estamos hablando de que hoy tenemos una cartera de proyectos de alrededor de 40 unidades nuevas, una por cada estado de la República, más ocho hospitales. Hablando de que la agenda de éxito, de tala [recorte] regulatoria ha tenido como efecto positivo la reducción de tiempos para mejorar los servicios. Esta agenda es la que se tiene que conservar, y obviamente la instrucción del Presidente es cerrar las brechas en materia de atención y de la calidad de atención.
Cada administración deja su huella, ¿cuál será la de usted?
—En el mediano y largo plazos, la viabilidad del Seguro Social, a partir de una agenda en la que la calidad sea la característica de la atención, el tener una rigurosa disciplina financiera y poder reducir los trámites, que hoy representan una barrera de entrada de los derechohabientes a los servicios que presta el instituto.
¿Se volverá a tocar el tema de pensiones y jubilaciones? Se habla de la necesidad de volver a reformar la ley que se hizo hace unos años...
—Conforme se vaya observando la dinámica de reducción deficitaria habrá espacio para que esa reforma se cristalice. Actuarialmente, esa reforma tendría un tope en términos de los requerimientos financieros hacia 2030, y estos requerimientos comenzarían a descender a partir de esa fecha. Mientras las administraciones le den viabilidad a la institución parece que podemos darle espacio, darle oxígeno a que esa reforma se pueda desarrollar en el tiempo.
El anterior director, José Antonio González, que viene al igual que usted de una rama económica, comentaba que cuando asumió el cargo como director general del IMSS se enfrentó a una rama que no conocía, la de los pacientes, el día a día en los hospitales. ¿Usted los recorrerá, estará en comunicación con los pacientes y con el personal de salud?
—Todo el tiempo. Somos 430 mil empleados en el IMSS, tenemos más de 20 mil unidades médicas en todo el país, y yo como cabeza del instituto tengo la obligación de conocer a fondo todos los extremos territoriales del instituto; tengo como obligación conocer a la gente, a las instalaciones. Pulsar de primera mano cuál es el sentir de la derechohabiencia, también pulsar cuál es el sentir de las tres partes que conforman el instituto, que son los obreros, la parte patronal y el sector público, que es al que represento. La labor del director no se concreta en un trabajo de escritorio, sino siempre estaré activo, tratando de tener el mejor pulso del Seguro Social.
¿Se puede comparar a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios con el IMSS?
—Sí, en el volumen de servicios que prestan. La Cofepris regula 10% del Producto Interno Bruto y recibe alrededor de 600 mil trámites al año, y ahí también implementamos una agenda de eficiencia administrativa. Ahí es donde nos parecemos mucho el IMSS a la Cofepris, porque depende en gran parte de la ciudadanía, de la eficiencia en que resolvamos los trámites. Donde [el IMSS] se despega de la naturaleza de la Cofepris es en la prestación de servicios médicos, que se compara con cualquier instituto de salud en el mundo en órdenes de magnitud.