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Con discursos en defensa de la libertad personal, a favor del respeto a los derechos humanos y de la independencia judicial, calificados por ambos como “valores irrenunciables” en la impartición de justicia, los ministros Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza se despidieron de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tras 21 años de servicio ininterrumpido.
Durante una sesión solemne en la que participaron los plenos conjuntos del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) y de la SCJN, el ministro Silva Meza enfatizó que el gran lastre para México es la desigualdad existente entre sus habitantes, así como la falta de una verdadera ciudadanía, por lo que el gran corrector e igualador social para nuestro país debe ser el acceso a la justicia.
La ministra Sánchez Cordero advirtió que “los tribunales constitucionales deben velar por la libertad de las personas”, por lo que reivindicó su voto a favor de resoluciones que han contribuido a ensanchar sus derechos fundamentales, incluyendo la constitucionalidad de las leyes que permiten el divorcio sin que se requiera justificación, las jurisprudencias a favor del matrimonio igualitario para parejas homosexuales y el amparo otorgado a cuatro quejosos para el uso lúdico de la marihuana.
Con el retiro de Silva Meza y Sánchez Cordero, el pleno de la Corte se queda con nueve ministros en funciones, lo que puede repercutir en la declaratoria de inconstitucionalidad de una ley, ya que se requieren ocho votos para poder invalidar una norma o ley que se considere contraria a la Carta Magna o a los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
Sin embargo, la ausencia de ambos ministros será más evidente en las salas que se integran por cinco ministros cada una, lo que puede provocar empates al momento de votar un proyecto de resolución, ya que sólo habrá cuatro ministros por sala.
Para aprobar una propuesta de sentencia, en la Primera y Segunda Sala de la Corte se requieren al menos tres votos, por lo que pueden darse empates a dos votos, dificultando así la resolución de amparos, recursos de queja y otros incidentes que se tramitan en dichos órganos jurisdiccionales.
De acuerdo el artículo 96 constitucional, una vez que el presidente de la República envía la terna al Congreso para la elección de los ministros, el Legislativo cuenta con 30 días naturales para su designación, periodo que se cumple el próximo 14 de diciembre.
El homenaje a los ahora ministros en retiro abrió con un discurso de su par Arturo Zaldívar, considerado como integrante del bloque garantista, el cual equiparó a Silva Meza y Sánchez Cordero con “jueces para la libertad”, además de recalcar su actuación en defensa de la división de poderes en nuestro país.
Destacó que “la brújula de ambos para poder emitir todos sus fallos, siempre fueron el respeto a los derechos humanos y al debido proceso para juzgar a una persona, así como el respeto a la autonomía y a la independencia judicial”.
Ante una sala de sesiones que registró escasos invitados entre la clase política, entre ellos el presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el consejero Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos, el ministro Zaldívar Lelo de Larrea agregó que Sánchez Cordero y Silva Meza fueron fundamentales para la consolidación de la Suprema Corte como tribunal autónomo e independiente durante su integración posterior a la reforma constitucional de 1995, por lo que formaban parte del pleno desde entonces.
La segunda intervención fue de Silva Meza, quien afirmó que la independencia judicial es irrenunciable, por lo que corresponde a jueces y ministros hacerla respetar y defenderla, ejerciendo la autonomía propia de la función jurisdiccional.
Frente a jueces y magistrados de carrera, añadió que el principio de independencia judicial es indispensable para la protección de los derechos fundamentales de las personas, destacando que el respeto a los derechos humanos se debe garantizar incluso cuando se aplique el Estado de excepción en un lugar o territorio.
Advirtió que el otro gran riesgo para los impartidores de justicia es que sean víctimas del reconocimiento, ya que no basta resistir presiones de poderes formales e informales.
“Resistamos también la tentación del reconocimiento. Los jueces estamos para impartir justicia, no para agradar y ser reconocidos. Defender la independencia y la autonomía es saber ser impermeable a la adulación y al halago. No hay peligro más digno de ser evitado que aquél que procede de la aprobación ajena”, sentenció.
Sánchez Cordero dijo que desde su llegada al cargo, sus resoluciones dieron testimonio de su predilección por las libertades, destacando que es mediante ésta que la sociedad florece, mientras que en un régimen de restricciones “todo se marchita”.
Hizo una defensa de la Suprema Corte de Justicia como tribunal constitucional, por considerar que sus resoluciones han optado por favorecer las libertades y por enfrentar el germen del odio con decisiones como el respeto a la libertad de expresión, el debido proceso, el divorcio incausado y la libertad sindical.