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Con flores blancas y en medio de un operativo de seguridad por parte de sus seguidores, los integrantes de las rutas de mototaxis de Tláhuac, así como de la vigilancia de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX), familiares y personas cercanas le dieron el último adiós a Felipe de Jesús Pérez, alias El Ojos, abatido el jueves pasado y quien era considerado jefe de la organización criminal a la que se ha identificado como el Cártel de Tláhuac.
En la calle de Falstaff esquina con Juan Bautista, en la colonia Nopalera, una lona amarilla cubrió a quienes acudieron a rendir sus respetos y dar el último adiós al presunto líder que controlaba la venta de drogas en la delegación Tláhuac, en Chalco, Estado de México, y al mismo tiempo se presume que operaba en el campus Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la calle donde se encuentra la casa entraban y salían los vecinos con total naturalidad, caminando o en bicicleta. La diferencia se hacía para las personas que no pertenecían al barrio o incluso para los periodistas a quienes por la mañana se les ordenó que se retiraran de la zona.
Los que llevaban el control de acceso a la calle, eran los mismos que vigilaban el paso y el tránsito de peatones.
Durante la tarde se observaron camionetas tipo pickup con redilas que fueron a entregar grandes coronas de flores blancas para el velorio, el cual se celebró en mitad de la calle; mientras que al interior de la carpa se alcanzó a distinguir el féretro donde se dijo descansan los restos de El Ojos, colocado frente a la casa que presuntamente es de su madre y también rodeado por arreglos florales.
Puestos de control. Había tres puestos de control en cada uno de los accesos posibles a la calle donde se encuentra la vivienda. En una de esas entradas se ubicaban tres vigilantes, uno de ellos a bordo de una camioneta blanca, desde donde cerraron la vialidad y controlaba el acceso con un mecate, debido a que ahí se instala el tianguis de la colonia Nopalera, frente al mercado Abraham de Llano.
Otros dos hombres más jóvenes vigilaban el paso en la salida de la calle que da hacia el parque y la Coordinación Territorial de La Nopalera.
El cuerpo más importante de halcones, conformado por unos 15 hombres de edades variadas, vigilaban a quienes quisieran pasar o entrar por la calle de Juan Bautista y el paso de convoys de policías de la SSPCDMX, quienes patrullaban con armas largas.
Estos hombres se encontraban apostados en un restaurante y un puesto de tacos de carnitas que se encuentran en la esquina de Juan Bautista y Falstaff.
Desde ese lugar intercambiaban opiniones cada vez que atravesaban las camionetas con policías capitalinos, una y otra vez murmuraban. Según lo que se pudo observar, había otro círculo de seguridad sobre las calles de Gallo de Oro y Falstaff, conformado por al menos dos mototaxis por cuadra. Los tripulantes observaban y vigilaban la entrada y salida de personas de la colonia La Nopalera.
La madrugada del domingo, familiares recibieron los restos de Felipe de Jesús Pérez Luna, conocido como El Ojos en las instalaciones del Instituto de Ciencias Forenses del Poder Judicial de la Ciudad de México. Sus restos fueron trasladados en carrozas fúnebres hasta esa zona de Tláhuac.
El inmueble donde se llevó a cabo el velorio se encuentra ubicado a una distancia de 2.4 kilómetros de la casa de la calle Simón Álvarez, en la colonia Conchita A, donde el pasado jueves elementos de la Marina encabezaron el operativo que terminó con la vida de Felipe de Jesús Pérez Luna, de 48 años de edad, y otras siete personas que presuntamente también pertenecían al grupo criminal conocido como el Cártel de Tláhuac.
Los elementos de la policía capitalina estaban agrupados por patrullas tipo sedán, camionetas y motocicletas; en las camionetas viajaban policías capitalinos con armas largas desplegadas y sus escudos antimotines acomodados entre la cabina y las redilas de las camionetas.
Estos convoys patrullaban tanto al interior de la colonia Nopalera, como sobre Avenida Tláhuac, a baja velocidad y con las sirenas cerradas.
La vigilancia policiaca se extendió hacia las dos entradas de la estación del metro Nopalera, de la línea 12. Mientras tanto, en la colonia la vida seguía su curso normal: las familias paseaban por el tianguis sobre la calle de Angélica Paulet y un tramo de la calle de Falstaff, donde se ofrecía fruta, ropa, películas, accesorios para teléfonos celulares y comida, entre otras cosas.
Entre el rumor de las tienditas de abarrotes, locales de reparación de celulares, pequeños puestos de comida e incluso en un pequeño almacén, se escuchaba música de cumbia y sonidero. Había niños jugando en el parque localizado a unos 100 metros del lugar donde se veló el cuerpo de El Ojos.
Lo que sí permaneció cerrado fueron tres locales dedicados al misticismo, en dos de ellos se ofrecía la lectura de las líneas de la mano y del tarot; mientras que en otro, de acuerdo con los anuncios pintados en los locales, se ofrecían imágenes, veladoras y oraciones en honor de la Santa Muerte y San Judas Tadeo. En ese lugar no hay otra alternativa de transporte que no fuera los mototaxis. En su mayoría los conductores llevan la cara cubierta.
La manera más rápida de ingresar o salir de la colonia es en mototaxi, el servicio de microbús es tardado, pero se puede optar por caminar 1.3 kilómetros desde el Metro.
Según la información que trascendió tras el operativo de la Marina y la muerte de El Ojos, el Cártel de Tláhuac se apoyaba en conductores de mototaxis para realizar labores de halconeo y de venta de drogas.