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julian.sanchez@eluniversal.com.mx
El ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa es visto por internos del Reclusorio Norte como un preso con privilegios, puesto que, a diferencia de otros que llegan al área de Ingresos, al ex gobernador de Veracruz le dan trato preferencial, al permitirle vestir con ropa y zapatos de marca, además le han llevado, a través de su representación legal, comida de un restaurante.
Duarte, quien es acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) por delincuencia organizada y lavado de dinero, es cuidado por el Grupo URI las 24 horas, un equipo de élite de reclusorios asignados, en principio, hasta el sábado, cuando se espera podría ser trasladado al Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial (Ceferepsi), en el estado de Morelos.
La secretaria de Gobierno de la Ciudad de México, Patricia Mercado, informó el miércoles pasado que un preso como Javier Duarte de Ochoa cuesta al gobierno entre 120 y 150 pesos diarios, pero internos han observado trato privilegiado al ex mandatario y excesivos cuidados.
Patricia Mercado dijo que el veracruzano no tiene un lugar especial dentro de la prisión. “Lo que tenemos es una custodia de vista, lo estamos viendo las 24 horas para que no le vaya a suceder nada en un centro de reclusión hasta la determinación del juez”.
La antipatía contra Duarte de Ochoa se reflejó igual que en el penal de Guatemala, cuando el miércoles en el camino de su celda al servicio médico, un interno le gritó “pinche ratero”.
Duarte volteó hacia una cuarentena de reclusos que, curiosos, querían verlo pasar acompañado por las autoridades del penal y de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México.
En principio, el ex funcionario se sorprendió y, molesto, se quejó con una de las autoridades de esa expresión. “Pero después se le vio su sonrisa cínica... Iba bien perfumado”, dijo una de las personas que lo observaron.
El ex gobernador ha manifestado, desde que llegó el lunes pasado al Reclusorio Norte, que se ha sentido mal, por lo que el miércoles limpiaron el camino de su celda hacia el servicio médico e hicieron una valla para que pasara Duarte, quien portaba un chaleco antibalas.
Salió después de 40 minutos de ese lugar, donde le registraron sus signos vitales y le tomaron una muestra de sangre.
EL UNIVERSAL dio a conocer que Javier Duarte tiene que ingerir cuatro medicamentos distintos para tratar su depresión, ansiedad, hipertensión arterial sistémica e hígado graso.