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Ejecutar verdaderas acciones que permitan a los medios de comunicación y a los periodistas ejercer su profesión con todas las garantías pide Heriberto Cantú Deándar, director general del periódico El Mañana de Nuevo Laredo, uno de los diarios más atacados por el crimen organizado en el país.

Señala que no cree en los discursos del presidente Enrique Peña Nieto, quien afirma que se están tomando las medidas necesarias para dar garantías y protección a los periodistas de todo el país, pues los siguen matando.

“Ese discurso ya tiene mucho tiempo y siguen matando periodistas, seguimos siendo vulnerables a la represión. Estas acciones que está realizando el gobierno federal no me generan mucha confianza”, señala.

El Mañana es uno de los diarios que desde 2004 a la fecha ha resistido los ataques del crimen organizado. Se cuentan varios, pero entre éstos destacan tres: el asesinato de su director editorial, en 2004; el ataque a su redacción a balazos y con artefactos explosivos y un atentado contra los empleados de su departamento de circulación en febrero pasado.

Heriberto Cantú explica que El Mañana tiene 93 años informando a los tamaulipecos, fue fundado en 1924 y, con toda esa experiencia, pide al gobierno federal aplicar soluciones inteligentes y medidas verdaderas para frenar el asesinato de comunicadores en todo el país y que se haga respetar la libertad de expresión.

Las instalaciones del periódico están ubicadas en la esquina de avenida Juárez y calle Perú. Hoy, su recepción luce como museo a la violencia, debido a que los directivos mandaron poner luces y un cristal reforzado en el piso donde explotó el artefacto de guerra. Además, colgaron en su pared las ediciones por las cuales atacaron al diario.

Tamaulipas se ubica entre las primeras entidades en cuanto al asesinato de reporteros se refiere.

El directivo, hace una pausa para recordar lo que decía Thomas Jefferson: si me dieran a escoger entre una sociedad sin gobierno o una sociedad sin periódico, elegiría la primera. “Así de importantes son los periódicos, porque son un contrapeso esencial que evitan o contienen un poder absoluto, enfermizo, patológico, que finalmente deriva en una situación que es negativa para la sociedad”.

¿Cómo ha sido para El Mañana sobrevivir a los ataques del crimen organizado?

—Es un tema muy desafortunado, muy doloroso, como se ha vivido en todo el país, obviamente en este periódico la vida tienen que seguir a pesar de las convulsiones sociales.

El periódico enfoca sus baterías y su energía en corregir y sanear la vida pública. Pensamos con toda claridad que las causas de la violencia son, especialmente, una vida pública insana, pues rebota en una injusticia social que a la larga se convierte en violencia.

¿Cómo ha sido para El Mañana enfrentar el clima de inseguridad ¿Cuántos ataques han tenido?

—Han sido varios ataques, entre estos está el asesinato de nuestro director editorial, Roberto Mora. Los hechos ocurrieron en marzo de 2004.

En mayo de 2012 también fue atacada la redacción de El Mañana a balazos y con artefactos explosivos; esa ocasión dejaron paralítico al trabajador Jaime Orozco Tey, quien recibió cinco impactos de bala.

Recuerdo que durante ese ataque quedaron además daños en la fachada e interior, así como varios vehículos afectados que fueron alcanzados por las balas del comando armado.

El último atentado contra El Mañana de Nuevo Laredo se registró en febrero de 2017. Fue agredido el departamento de reparto por hombres armados que golpearon a cuatro trabajadores y se impidió que el periódico circulara. En este ataque los delincuentes dañaron un vehículo y lanzaron amenazas a los distribuidores para que suspendieran la circulación del periódico.

Hay un acoso digamos muy consiste, a veces no tanto, pero otra veces sí es muy intenso. Esos son los golpes a la libertad de prensa, a los periódicos.

El periódico ha sido blanco de varios ataques por parte de la delincuencia organizada, pero también hemos sufrido ataques de gobiernos municipales. El crimen organizado nos ataca porque publicamos lo que sucede en esta ciudad en cuanto a violencia se refiere, mientras que los políticos nos acusan, tratan de desacreditarnos por publicar lo que hacen mal, y es una pena porque no entienden que el periódico es un contrapeso del poder público.

Me preguntaba ¿qué sería de una sociedad sin periódicos? ¿Estos ataques han sido por publicar situaciones de violencia?

—Yo considero que esos ataques son una técnica de amedrentar a la sociedad. Entonces, cuando algún grupo quiere amedrentar o someter empieza a atacar sus instituciones, las cuales representan lo contrario, no el sometimiento, sino la libertad de los ciudadanos para decir las cosas.

Si esa libertad descansa en una institución, pues primero atacan a la institución y así sometes a todos.

¿Es lamentable la ola de inseguridad contra los medios?

—Es dura la situación, pero estamos acostumbrados. Hemos aprendido a ser fuertes, a dirimir los conflictos y hacer lo que el periódico tenga en sus manos para que la sociedad viva mejor, para que se edifiquen mejor sus valores, que la comunidad que no pierda la esperanza.

¿Qué están haciendo para protegerse ustedes y para proteger a sus trabajadores de la redacción?

—En el caso de la protección entre los reporteros, básicamente, buscamos mantener una comunicación constante, que estén en todo momento comunicados con su jefe de información y éste, a su vez, está constantemente monitoreando la posición de los compañeros.

En algunos casos, y de ser posible, salen a cobertura en pareja, sobre todo, en la parte policiaca.

Sí, lo reconocemos, hoy en día hay que tener cuidado para salir a trabajar, pero es absurdo que un reportero ande con un guardaespaldas, eso nunca va a suceder en esta casa editora.

¿Qué opina sobre los ataques contra periodistas que se está viviendo en todo el país?

—Reprobable, condenable a todas luces. Es una pérdida que el país está teniendo que pasar por lo mismo, yo creo que es un error de la delincuencia pensar que, matando al mensajero, se mata la información.

Es importante que la federación realmente haga esfuerzos por proteger la libertad de expresión, que dejen la demagogia y persigan los delitos, en tanto, deben enfocarse en la prevención de los mismos, específicamente en áreas de altos incidentes.

El ambiente que se vive en el país cada vez se torna más hostil y hace complicado el desarrollo de esta profesión. Somos el segundo país más peligroso para la prensa, para ejercer el periodismo y es producto de lo mismo, de la degradación política de la vida pública.

Con esta situación de violencia y con los ataques que han tenido, ¿han pensado en cerrar su periódico, como ocurrió con El Norte de Ciudad Juárez?

—En El Mañana no hemos pensado en eso, ni siquiera nos ha pasado por la mente, jamás haríamos eso. Sabemos que el país vive una muy mala racha política y social, pero sí tenemos esperanza en que las cosas cambien, que se vayan corrigiendo y tomando su curso.

¿Qué métodos utilizan para no publicar situaciones de violencia?

—Sí es una autorregulación, una autocensura. Hay eventos que no se publican, que no damos cuenta de ellos y yo creo que los lectores lo saben, porque hay una comprensión del lector, una temática que es evidente.

Sin embargo, el periódico persiste porque le da un sentido de comunidad a la ciudad.

¿Por la autocensura no han perdido credibilidad El Mañana?

Creo que no, fíjate, porque hay una comprensión del público, el periódico está en la brega, en la lucha de las ideas, de convencer.

¿En Nuevo Laredo hay garantías para ejercer el periodismo?

—No, no las hay. ¿Cuáles garantías? Aquí sigue la situación de violencia, aunque hay que reconocer que son esporádicas, pero aquí vivimos, aquí nos tocó.

¿Qué le pediría usted, o qué llamado le hace a todas las autoridades federales y estatales para que le den garantías de seguridad a la prensa?

—Yo creo que la mejor protección es que las autoridades hicieran bien su trabajo, en el sentido de ser transparentes, y generar un mensaje ético de integridad pública a los ciudadanos, esa es la mejor manera de hacer que no sólo los periodistas, sino la gente de todas las profesiones, se sientan más seguros en este país.

¿Los siguen amenazando por publicar situaciones de violencia?

—Sí, sí hemos tenido más amenazas, porque hay notas que surgen, pero no lo publicamos.

Hemos sido muy honestos con los lectores y les hemos informado que vamos a dejar de publicar la nota policiaca en ciertas temporadas.

Yo creo que es una medida de autocensura y autorregulación dadas las circunstancias que existen actualmente, pero los lectores saben que el periódico sigue insistiendo en abrir y cambiar esas conciencias a través de persistir en los valores y, obviamente, ofrecer una resistencia a las expresiones de la degradación política que tememos y contener ese deterioro.

El periódico sigue cumpliendo con su función de un organismo de contrapeso. No es un diario que extorsione [como los acusó el gobierno municipal de Nuevo Laredo]. Es un medio fiel a sus principios que marcó su fundador desde 1924.

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