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México, donde un periodista colaborador de la AFP, Javier Valdez, fue asesinado el lunes, es el tercer país más peligroso del mundo para la prensa, con más de un centenar de profesionales muertos desde 2000, según Reporteros sin fronteras (RSF).
Profundo conocedor del narcotráfico, Valdez, de 50 años, fue baleado en Culiacán (Sinaloa, noroeste), según una fuente judicial.
Con este último asesinato, este año son cinco los periodistas muertos en el país, luego de un 2016 marcado por la cifra récord de 11 reporteros ejecutados y más 400 agresiones contra otros profesionales del gremio.
En febrero, RSF había destacado que México ocupa el tercer lugar en el mundo por el número de periodistas asesinados, detrás de Siria y Afganistán, con 99 reporteros muertos entre 2000 y 2016.
Ahora superan el centenar, luego de un mes de marzo particularmente sombrío, con tres periodistas abatidos y otro gravemente herido.
"La situación en muchos estados de México es terrible para los periodistas, con cada vez más asesinatos por parte de los cárteles, o en otros casos por encargo de políticos corruptos", había denunciado RSF en febrero pasado.
A principios de mayo, el Comité de Protección de los periodistas (CPJ) también había advertido: el gobierno mexicano "fracasó espectacularmente" en castigar las muertes de periodistas, lo que sumergió al país en una espiral de impunidad y aumenta los riesgos para los periodistas, estimó entonces la organización.
Ante la ausencia de seguridad, el cotidiano Diario Norte, con sede en Ciudad Juarez, cesó de publicarse, luego del asesinato a fines de marzo de su periodista Miroslava Breach.
"Has tenido que enterrar colegas, ver a otros compañeros salir del país, pero cuando te toca a ti entras en pánico", declaraba en abril a la AFP el reportero Noé Zavaleta, quien integra la lista de centenares de periodistas amenazados en este país, pero decidió "continuar trabajando" a pesar de todo.
Corresponsal del medio de investigación Proceso en remplazo de Regina Martinez, cuya muerte sigue sin dilucidarse, Zavaleta trabajó con Ruben Espinosa, reputado fotorerportero de 31 años.
Espinoza había huído de Veracruz para refugiarse en la capital federal, donde finalmente fue encontrado en julio de 2015 en un apartamento, junto a otros cuatro cadáveres. Todos habían sido ultimados de un balazo en la cabeza, con las manos atadas y huellas de tortura.
En los últimos diez años, denuncia la ONG Articulo 19, más de la mitad de las amenazas contra periodistas provienen de funcionarios, a lo que se suma una impunidad casi total: 99,75% de los casos de reporteros asesinados no han sido aclarados.