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ruth.rodriguez@eluniversal.com.mx
Para la organización Human Rights Watch (HRW), el gobierno mexicano debería reconocer que la tortura representa un problema crónico en México, y que es practicada por miembros de las Fuerzas Armadas y policías a nivel federal, estatal y municipal.
“Si bien el secretario de la Defensa de México [Salvador Cienfuegos] actuó correctamente al ofrecer disculpas por un caso de tortura que fue registrado en un video, el gobierno debería reconocer que estos abusos tienen carácter generalizado, y asegurar que los responsables rindan cuentas ante la justicia”, destacó la agrupación civil.
Dijo que ha documentado numerosos casos de tortura en los últimos años, que incluyen golpizas, asfixia con bolsas plásticas, simulacros de ahogamiento, descargas eléctricas, tortura sexual y amenazas de muerte.
“Si México pretende conseguir avances en la erradicación de la tortura, tendrá que reconocer primero la magnitud del problema”, sostuvo Daniel Wilkinson, director adjunto para las Américas de HRW.
“Todos los señalamientos de tortura, y no sólo aquellos que se reproducen en las redes sociales, deben ser investigados exhaustivamente”, pidió.
En un comunicado de HRW, destacó que el 16 de abril pasado el secretario de la Defensa Nacional dio un discurso ante miles de miembros de las Fuerzas Armadas, se disculpó públicamente por los actos de tortura cometidos por soldados contra una mujer en febrero de 2015 en el estado de Guerrero.
“Si bien el general Cienfuegos pidió a todos los miembros del Ejército que respetaran los derechos humanos, también insistió en que se trató de un incidente aislado y que los malos integrantes de las Fuerzas Armadas empañan la actuación honorable de miles de mujeres y hombres en uniforme militar”, mencionó.
Wilkinson dijo que “el secretario de la Defensa hizo lo correcto al ofrecer disculpas por el episodio de tortura, pero restó valor a su mensaje al insistir en que se trató de un incidente aislado, cuando en realidad se trata de un problema mucho más amplio”.
Dijo que “los soldados podrían fácilmente interpretar que el verdadero error no fue haber cometido el abuso, sino haber sido grabados mientras lo hacían”, por lo que pidió redoblar esfuerzos contra esta práctica.