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Andrea Noel dejó su trabajo, su casa y tuvo que huir del país por las cientos de amenazas virtuales que recibe diariamente, tras denunciar una agresión sexual hace dos semanas.

Cuando caminaba por la colonia Condesa, en la Ciudad de México, un hombre desconocido bajó su ropa interior y huyó de inmediato.

Todo fue grabado por las cámaras de videovigilancia de dos negocios, que le compartieron a la joven el material para que acudiera ante las autoridades a buscar justicia.

Más allá de la agresión sexual de la que fue víctima, para Andrea la reacción que una parte de la población tuvo, ante su denuncia pública, es lo más preocupante, puesto que al ser cientos de usuarios de las redes sociales quienes realizan las amenazas, es difícil iniciar una investigación contra todos.

Después de la agresión, Andrea, de 31 años y nacionalidad estadounidense, presentó una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.

“No hay forma de denunciarlo, ni forma de tratar de apagarlo. En realidad, mi única pelea legal ahorita es dar con quien me agredió en un principio. Pero contra las cientos de personas que han seguido con las amenazas, incluyendo medios periodísticos, no hay algo que se pueda hacer”, reconoce.

“Las cosas que llegan han sido espantosas. Las peores que he visto. Cabezas desolladas con los ojos colgando sobre mesas. O cuerpos desmembrados en bolsas de basura. Amenazas de que si vuelvo a México en masivo me van a violar. Me van a matar, o van a poner mi cabeza en una pica”, relata.

Su condición de periodista independiente ha sido un factor en su contra. Al cambiar de país las coberturas que tenía planeadas no las puede hacer.

Para Andrea, quien hasta el momento sigue a la espera de la información que la procuraduría capitalina pueda brindarle sobre la revisión de las cámaras públicas de videovigilancia, la mejor opción fue abandonar la vida que había construido en el país, para resguardarse, ante el incremento en el tono y número de amenazas.

La joven llegó a México hace más de 10 años. Como periodista se dedicó a la investigación de temas de violencia, así como a las denuncias a violaciones de derechos humanos.

No era la primera vez que la agredían. En 2015 fue víctima de un robo violento, en donde varios hombres la golpearon para despojarla de sus pertenencias. Aunque asegura que presentó su denuncia, decidió no ratificarla ante la actitud de las autoridades, quienes le advirtieron que los videos de seguridad podrían no ser considerados entre las pruebas.

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