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Para el cónsul general de México en esta ciudad, Carlos Jiménez Macías, a poco más de 100 días del gobierno del presidente Donald Trump, México pelea una gran batalla, de ideas y convicciones, que —sostiene— marcará el futuro del país y su relación con Estados Unidos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, dice: “No podemos bajar la guardia, nunca como ahora necesitan que su gobierno esté a su lado”.

Desde su oficina en Ashland Avenue, hace notar que en esta región de la Unión Americana, donde hay cerca de 3.5 millones de connacionales, la comunidad mexicana comienza a estar más unida en defensa de sus derechos.

Hace notar que en el Consulado General han aumentado, desde el inicio del gobierno del presidente Trump, 50% las solicitudes de actas de nacimiento, matrícula consular y pasaportes, principalmente para niños.

“Cuando ganó Trump, de inmediato comenzó la demanda diaria. Ahora damos de 600 a 700 citas diarias, en dos turnos, damos servicio de 8 a 8, con dos jornadas sabatinas y todas las semanas un consulado móvil, que de miércoles a domingo se va sólo a suburbios para evitar que la gente se traslade, porque muchos tienen miedo. En ese consulado móvil damos cerca de 200 a 300 citas al día, con lo que facilitamos que la gente que trabaja sábado y domingo no pierda un día de sueldo. Esta cobertura que damos era la mitad en septiembre, cuando comenzó a generar preocupación.

¿Qué ha pasado con la comunidad mexicana asentada en Chicago desde el inicio del gobierno del presidente Trump?

—Cuando empieza este discurso [de Trump] se genera una enorme preocupación por la posibilidad de que ganara, se da un proceso importante de miedo. Chicago es un santuario de migrantes, eso tiene mucho que ver con que a la gente, a su vez, sienta más tranquilidad, pero cuando llega a la presidencia Trump hay un pánico, porque hay un índice muy alto de personas indocumentadas en toda esta región.

¿Cuántos?

—Cuando se habla de gente “sin identidad”, porque vive en la sombra, es difícil. Pero se ha generado una demanda de servicios consulares que ha rebasado más de 50% de lo que teníamos [en] demanda de pasaportes, matrículas consulares, actas de nacimiento, poderes y registro de nacimiento. Hemos hecho una gran campaña para que los niños sean registrados como mexicanos especialmente porque muchos de ellos tienen padres que son migrantes indocumentados y dándoles la nacionalidad mexicana es una forma en que sus papás los están protegiendo.

Se ha trabajado mucho en eso y en talleres, llevamos cerca de 500 que se llaman ‘Conoce tus derechos’ y talleres de protección, abrimos en el consulado una defensoría de protección para que tengan el apoyo gratuito de abogados que los orienten y encontrarles un alivio migratorio.

¿Pero se mantiene el miedo?

—Hubo un gran temor, pero a la vez una reacción entre la comunidad para mantenerse un poco más unida en torno a su origen. Eso ha ido cambiando importantemente en la medida en que el presidente Trump no ha podido lograr que sus promesas de campaña se conviertan en hechos de gobierno.

¿Entonces?

—La gente comienza a tener más tranquilidad. En Estados Unidos el presidente está muy acotado por el resto de los poderes y a veces por los propios miembros de su partido. Cada vez hay una corriente más importante que ve con mucha preocupación afectaciones al tema del libre comercio.

¿Como quiénes?

—Hay muchas cosas que han ido generando una conciencia en una parte muy importante de la comunidad de Estados Unidos, a la cual sí les preocupan ciertos temas y no están muy de acuerdo en algunas de las cosas que propuso el presidente Trump. Tenemos una excelente relación con el gobernador Bruce Rauner, con el alcalde que, a pesar de ser republicano, nunca apoyó a Trump, con el alcalde Rahm Emanuel y con diversos políticos.

¿Esta relación ha servido para proteger a los migrantes mexicanos?

—Sí. No es una relación construida a partir de ahora. Tenemos al senador por Illinois, Dick Durbin, y Luis Gutiérrez, un puertorriqueño en la Cámara de Representantes, que ha sido uno de los abanderados en todo Estados Unidos de la lucha pro migrantes y hay entre ellos muchos mexicanos o de origen mexicano como Chuy García, que nació en Durango y estuvo a punto de ser alcalde de Chicago apenas en 2015, y hay un número muy importante de hijos de migrantes que están empoderados en el Congreso de Illinois como Martín Sandoval o George Cárdenas que es concejal, Dany Solís, y todo un movimiento en la estructura política que está luchando en la corriente contraria a lo que el gobierno trae.

¿Hoy México da una gran batalla de ideas y convicciones en defensa de nosotros mismos?

—Sí. Estamos dando una batalla que va a marcar en mucho el futuro del país, y no soy exagerado, de cómo salgamos de esta etapa de la relación México-Estados Unidos estará el futuro de ambos países. Nunca ha sido una relación tersa, siempre ha tenido altibajos, pero debemos trabajar para que sea en bien de ambas naciones y por ello hay que cuidarla... debe imperar la cordura, el buen oficio político y las buenas negociaciones.

¿Hay unidad en los mexicanos?

—Está cada vez más unida. Muchos migrantes tratan de no hacer expresiones públicas por su propia condición se dedican a trabajar.

¿El aumento es para recibir la protección del gobierno mexicano?

—Como mexicanos, porque cualquier trámite migratorio en Estados Unidos exige tener documentación probatoria de la nacionalidad de origen, entonces mucha gente sabe que necesita tener en orden todo o, en el desafortunado caso de regresar, hacerlo bien. Mucha gente tiene una propiedad, un carro, una casa, algunas cuentas. Ha sido en documentos y en el que hemos aumentado más es en el registro de niños, de personas nacidas en Estados Unidos que no tenían su registro de nacimiento mexicano.

¿Qué ve en el futuro inmediato?

—Confío en que el gobierno actual va a ir moderando sus posiciones o, en todo caso, va a mantener una retórica que contrasta mucho en los hechos.

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