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politica@eluniversal.com.mx
En la tribuna protagonizan debates encendidos o en la arena pública encaran protestas sociales. Pero en un respiro los políticos también son padres o abuelos y se quitan la casaca de batalla para disfrutar una comida, un partido o la graduación de sus vástagos.
El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Pablo Escudero (PVEM), relata que acostumbra celebrar con sus hijas en casa, con una comida que él prepara. “Con una carne asada con sus buenos chiles toreados”. El Día del Padre anterior, dice, fue muy emotivo porque “mi hija, la grande, me dio un dibujo con mi nombre”.
“Yo preparo la comida familiar”. El senador Roberto Gil (PAN) fue secretario particular del ex presidente Felipe Calderón y coordinó la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota. Su familia acostumbra despertarlo el Día del Padre con Las mañanitas. Prefiere comer en casa, “la comida que siempre termino preparando yo”, porque los restaurantes están llenos. El año pasado la pasó en el hospital porque su esposa tuvo contracciones y esperaban el nacimiento de su hijo menor|.
El senador por Guanajuato Miguel Ángel Chico Herrera (PRI) dice que cada año, cuando sus actividades legislativas se lo permiten, sale a comer con su familia a un restaurante. Hoy no habrá celebración porque este domingo acudirá a una reunión de trabajo a Los Ángeles, California, con migrantes.
Recuerda que más allá de anécdotas, hace unos años su hijo Alfonso, abogado, le dio como regalo recibirse de la carrera por su buen promedio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato. “Pero para mí lo más significativo es pasarlo con la familia”.
El senador Zoé Robledo (PT)detalla que una actividad reciente en su familia es dibujar, porque el arte es algo que quiere que permanezca en sus hijos. Hoy celebra jugando un partido de softbol en su natal Chiapas. “En los tres años que llevo de papá me ha tocado trabajar”.
Olvidó la celebración. El senador independiente Raúl Morón es dirigente magisterial de la activa Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Michoacán. Habitualmente su esposa e hijos le organizan una comida en casa o en un restaurante de su tierra. “Un día entré a la casa y me estaban esperando todos y les dije: ‘¿Qué festejan?’, era día del Padre y lo había olvidado”.
El diputado federal de Teziutlán, Puebla, Juan Pablo Piña Kurczyn (PAN), está orgulloso de su padre, quien actualmente tiene 84 años. Mariano Piña Olaya fue gobernador de Puebla y diputado federal (PRI). Puso la banda presidencial al entonces mandatario, Miguel de la Madrid (1 de diciembre de 1982), al ser presidente de la Gran Comisión en la 52 Legislatura.
Piña Kurczyn también celebra doble, pues es padre de cinco hijos: los gemelos Eduardo y Santiago (13 años); Ángeles (10 años); los cuates Luciana y Juan Pablo (dos años), y el festejo en el Día del Padre se hace entre abuelos, hijos, nietos y una bisnieta.
Político con experiencia, pues lleva las huellas de una candidatura presidencial en su haber, Roberto Campa Cifrián es subsecretario de Gobernación para Derechos Humanos, pero siempre tiene tiempo de presumir a sus cuatro hijas, sus tres nietos y una nieta recién nacida.
Su esposa y sus hijas siempre han entendido que tiene una responsabilidad pública que implica dedicación.
El subsecretario presume que tres de sus hijas son profesionistas y nada tienen que ver con el servicio público. La más pequeña aún es estudiante.
El doble rol de Barrales. Además de senadora y lideresa nacional del PRD, Alejandra Barrales juega un doble rol con su hija, Máxima, de dos años: ser madre y padre a la vez.
Narra que desde que es mamá-papá —como ella misma se califica— se reúne con sus hermanos para celebrar el día del padre en un encuentro sencillo, en el que salen a relucir los recuerdos que tiene la familia de su padre, Esteban.
Pero también se dan tiempo de celebrarse a sí mismos, pues reconoce el papel que le toca como madre y padre. Como muchas mujeres en este país, Barrales se encarga de todo, el cuidado de su hija, la manutención y el sostén de su hija.
Este día del padre no será distinto. Se reunirá con sus hermanos y buscarán revivir las historias que vivieron, como aquellas veces que entrada la mañana su padre aparecía con cacerola en mano golpeándola con una cuchara para despertar a toda la familia.
Ahora, después de varios años, la perredista se levanta a las 5:00 de la mañana para hacer ejercicio y reconoce que su padre le formó ese hábito.
“Mi padre presumía mis dieces”. Uno de los grandes recuerdos que Jesús Zambrano Grijalva tiene de su padre es que siempre presumía que su hijo era un alumno de excelencia.
El ahora vicecoordinador del PRD en la Cámara de Diputados cuenta que su padre era un hombre de rancho, ganadero, que no terminó la primaria, pero que siempre buscó sacar a su familia adelante.
“Mi padre presumía que yo era un chico que sacaba puros dieces en la escuela. Me enseñó a manejar a los 14 años y salían por los caminos de Empalme, Sonora para vender ganado”, recuerda Zambrano.
El perredista hace una pausa y narra que una vez, en su adolescencia, iba manejando con la camioneta llena de ganado y había una piedra grande en el camino. “La agarré en el mero centro y mi padre sólo me miró con cara de enfado”.
Al poco rato, continúa, “había otra piedra y me dijo en broma: ‘Ahí hay una más grande, ve a agarrarla, ándale’”. Quien fuera guerrillero en los años 70 dice que ahora sus hijos prácticamente lo obligan a hacer un espacio el Día del Padre.
“Mi papá me hizo político”. Desde muy pequeño, Ángel Ávila estuvo metido en la política. En 1991, cuando él tenía solamente 12 años, su padre, Clemente, se lanzó como candidato a senador y le tocaba recabar fondos en los semáforos para financiar su campaña.
“Recuerdo que vendíamos boletos para rifar un auto Volkswagen en Sonora y yo me paraba en los semáforos vendiendo los boletitos que costaban en ese entonces 2 mil pesos [dos pesos actuales]”, narra.
Ángel Ávila es ahora el presidente del Consejo Nacional del PRD y hace tres años se estrenó como padre.
Legisladores, dirigentes políticos y funcionarios comparten la experiencia de ser padres, tarea que les absorbe la existencia, pero para la cual se dan respiros, como hoy, jugando o con una comida familiar.