politica@eluniversal.com.mx

Como nunca antes, el escenario de la alternancia está presente en el Estado de México, y es favorable a Morena, a pesar de la cantidad de recursos que se inyectan para comprar el voto y tener control de los electores; pese a la cooptación de las dirigencias locales de los partidos, y la fragmentación de las izquierdas que fracasaron en concretar un polo opositor, afirma el senador Alejandro Encinas Rodríguez.

La contienda por la entidad de la que es originario el Presidente de la República será “cuerpo a cuerpo”, sostiene Encinas Rodríguez, y en ello no se descartan tensión, violencia, campañas de miedo y rumor, como ya se ensayó, señala, en los saqueos del gasolinazo que, por corresponder a un patrón de acción, no fueron espontáneos.

Encinas Rodríguez está de vuelta en el Senado, luego de presidir la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México; ya prepara la maleta para recorrer el país con la iniciativa que encabeza Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, que tiene el objetivo de articular movimientos sociales en torno a causas específicas, “sin jefes, sin jerarcas, sin candidatos”.

El ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México inició su militancia en el Partido Comunista Mexicano (PCM), fue fundador del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), por el cual fue candidato a la gubernatura del Estado de México, en 1993, y militó en el PRD hasta enero de 2015.

Entrevistado en su oficina en la sede senatorial, el político de izquierda señala que “el PRI está en el peor momento político y electoral en la entidad de donde es originario el grupo gobernante”.

Hoy, dice, el presidente Enrique Peña Nieto “está más preocupado por el resultado de las elecciones del Estado de México, que por el resto del país y la relación con Estados Unidos”, donde Donald Trump “ha generado una situación de riesgo para nuestro país y para el mundo en su conjunto”.

Falta fuerza

¿Usted qué situación observa en México?

—El país pasa por uno de los peores momentos de su historia. Como pocas veces estamos ante un Estado débil e incluso ausente. El descrédito de las instituciones públicas y de los partidos sigue creciendo; hay una enorme inconformidad con los problemas de corrupción y de impunidad. Y ahora, la presencia de un gobierno de EU que ha inventado en nuestro país a su amenaza exterior.

La situación es profundamente delicada. No basta llamar a la unidad nacional, pues tenemos experiencias de que se conculcan libertades, como ocurrió con Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz.

¿El momento exige la unidad nacional?

—Por supuesto que es momento de unidad nacional, pero no en torno a una figura presidencial enormemente desacreditada, a la cual no se le tiene confianza. Tiene que haber unidad para enfrentar, en primer lugar, la adversidad que viven nuestros connacionales en Estados Unidos; para enfrentar los graves problemas que se avecinan en la frontera norte, con las deportaciones y lo que va significar este muro que va a llevar hasta recomponer muchas de las prácticas de la delincuencia organizada.

¿Está distante el Jefe del Ejecutivo de los problemas?

—Vemos un Ejecutivo sin rumbo y sin timón, que no tiene idea de cómo enfrentar esta situación y eso es lo que más preocupa. Se necesitan iniciativas concretas desde el ámbito diplomático, porque lo que estamos enfrentando es una agresión por parte de Estados Unidos.

¿México debe ir a una posición más dura, por ejemplo, en el tema de seguridad, terrorismo, narcotráfico?

—Sin lugar a dudas, y más aún cuando los problemas de seguridad se generan en Estados Unidos, particularmente el tráfico de armas a México y a América Latina, incluso a Europa, y en lavado de dinero, prácticas que se realizan en el sistema financiero de EU. Este es uno de los asuntos que el gobierno mexicano debería estar reivindicando.

Aquí lo que se busca es querer quedar bien con quien no tiene interés de tener buenas relaciones con nuestro país y con sus instituciones.

¿Usted cómo definiría a Donald Trump?

—Un empresario sin escrúpulos, como lo ha demostrado, haciendo prácticas ilícitas en la construcción de su fortuna, con evasión de impuestos, fraude a sus propios socios. Al frente de una de las potencias fuertes del mundo genera inestabilidad internacional.

¿Tendrán que surgir liderazgos para los problemas de este tiempo?

—Tendrán que surgir nuevos liderazgos desde la sociedad. Difícilmente surgirán desde los partidos, que tienen el mayor descrédito que existe en este momento. Lo importante es hacer una articulación muy amplia de fuerzas. Por eso la importancia de la elección en el Estado de México, en el preámbulo de la sucesión presidencial, y esa es parte también de la preocupación.

Peña Nieto está más preocupado por el resultado de las elecciones en el Estado de México que lo que está pasando en nuestro país y en la relación con Estados Unidos, y eso habla de su falta de recursos y la falta de iniciativas para enfrentar esta situación.

¿Han fallado los llamados a la unidad?

—Quisieron regresar a un pacto como en las épocas de Miguel de la Madrid y [Carlos] Salinas; no funcionó, y espero que los liderazgos sociales puedan cohesionarse en torno de una causa común no en torno al Presidente de la República. Se necesitan medidas concretas para que el país rectifique.

¿Qué perdió la oposición al no concretar un polo, una alianza en el Estado de México?

—El nivel de agotamiento del PRI en el estado hoy implica que a pesar de la fragmentación de las izquierdas, que lamentablemente no se pudo concretar este polo, se puede ganar. Como lo indican las encuestas, Morena ha repuntado y más a raíz del gasolinazo. Hay una caída significativa del PRI, que venía arrastrando una gran inconformidad, con la nominación como candidato del primo del Presidente ha generado todavía mayor inconformidad interna y divisiones que se van a manifestar durante el proceso y la jornada electoral.

¿Cómo prevé la tendencia del voto?

—El PAN mantiene estable su voto tradicional, y el PRD trae un derrumbe y pudiera quedar por debajo de 10% de la votación, regresando a los niveles de los años 90. Puede darse una elección, si no terciada, entre tres, donde al final el voto útil se inclinará por aquella candidata o candidato que esté mejor posicionado para poder lograr la alternancia.

Creo que el voto antipriísta se ha consolidado. También hay un fenómeno de una gran libertad de voto de las bases de los partidos de izquierda.

Vemos cómo se va mover el voto tradicional del PRD hacia Morena en algunos estados, y más adelante en la elección presidencial; es un fenómeno que se está consolidando.

Se va juntar el voto antipriísta, y este voto de mayor identidad por el cambio que va a irse canalizando hacia el partido y el candidato que mejor posicionado está, que son Morena y Andrés Manuel [López Obrador].

¿Cómo observa a los liderazgos del PRD?

—Va a haber mucha división en los liderazgos del PRD, que no ha podido resolver sus problemas desde que suscribió el Pacto por México, que es momento de inflexión en el que pierde la identidad de carácter opositor y autónomo del poder.

En el Estado de México, ¿usted cómo incidirá?

—Estamos trabajando con el ingeniero Cárdenas, con mucha gente, con organizaciones sociales para construir un polo que articule movimientos sociales en torno a causas, que vaya tomando definiciones políticas claras. En el Estado de México hemos ido construyendo un movimiento cada vez más amplio y esperemos que incida en el proceso electoral.

¿Usted qué rango de importancia le concede al Estado de México a la vista de 2018?

—Creo que es muy emblemático por primera vez. Siempre se había dicho que el Estado de México era un laboratorio político de las elecciones federales y no ha sido así. Por ejemplo, en 1999, el PRI arrasó en el Estado de México, y en 2000 perdió las elecciones presidenciales.

Pero en este caso es la primera vez que hay signos claros del debilitamiento del PRI, de la posibilidad de alternancia nunca antes como ahora está en el peor momento político y electoral en la entidad de donde es originario el grupo gobernante.

El hecho de que Luis Enrique Miranda Nava, compadre del Presidente sea secretario de Desarrollo Social, ¿le avisa a usted algo?

—La forma de operación ya la estamos viendo, por parte del gobierno federal y estatal, en el proceso electoral, sección por sección electoral, y también la Sedatu, en esta práctica político-electoral tradicional utilizando recursos públicos. Con la compra de votos y el control territorial de distintos sectores sociales, se busca reproducir lo que nos hicieron en la elección de 2011, desfondar una base social o inhibir la tendencia del voto opositor.

Pero aquí habrá una variante: es tal el nivel de descontento y de inconformidad que a pesar de ello, a pesar de esta operación que ya tiene meses funcionando, el voto opositor se mantiene. Como nunca antes el escenario de la alternancia está presente en el Estado de México, a pesar de la cantidad de recursos que están inyectando.

¿Qué hacer para meter las manos contra esto?

—Hacer las denuncias necesarias. Pero hoy la clave va a estar en que la disputa electoral va a ser cuerpo a cuerpo en el territorio

¿Usted es de los que consideran que de ser derrotado el PRI en el Estado de México estaría vencido en la elección presidencial?

—No es pase automático, pero si genera un escenario muy favorable para que el PRI salga también del gobierno federal. Han hecho todo lo posible por salirse, ya solamente falta que vengan las elecciones para sacarlos.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses