Más Información
“Vamos a dar apoyo a los pequeños agricultores por sequía en Sonora”; Claudia Sheinbaum instruye a Berdegué
Derrota de México en disputa por maíz transgénico contra EU; estos son los argumentos de Sheinbaum y AMLO para prohibirlo
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
Claudia Sheinbaum pide respeto para Maru Campos; gobernadora anuncia acuerdo para transporte público
Claudia Sheinbaum anuncia los Centros de Cuidado Infantil en Chihuahua; inaugura hospital en Ciudad Juárez
ricardo.gomez@eluniversal.com.mx
El ex canciller José Antonio Meade, secretario de Desarrollo Social, considera positivo que el presidente Enrique Peña Nieto haya invitado a México al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
En entrevista con EL UNIVERSAL opina que derivado del encuentro hay un cambio en el discurso de Trump, en temas como la deportación de migrantes, el tráfico de armas y de drogas, el cobro de impuestos a inversionistas, y el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN).
No ve un error en haberlo traído, si se hace una evaluación punto por punto del “mapa de riesgos” y considera que cada rubro mejoró para México.
“Fue una intervención que sirvió al país, y a los mexicanos”, afirma.
Interrogado sobre la percepción de que la visita dejó más saldos negativos, reconoce que un Presidente de la República nunca tiene decisiones fáciles, sino “entre matices de gris, y en ocasiones entre matices de negro”, y a veces no se escoge entre el bien y mal, sino entre distintos tipos de males. Pero lo importante, afirma, es que hoy México enfrenta menos riesgos que hace una semana.
“Hay muchos canales” para el diálogo, dice a pregunta expresa de si no era natural que el tema lo viera la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sobre la candidata demócrata Hillary Clinton, quien anunció que no viene a México antes de las elecciones, rechaza que su decisión sea negativa, pues ella siempre ha reconocido en México a un aliado relevante para la región, y ha tenido comunicación con el país.
“Es un diálogo que no está fracturado, es un diálogo que está vigente, dicho por la propia candidata Clinton, y acreditado en todas sus funciones y por el gobierno... no hay fractura en el diálogo”, asegura.
Meade hace un balance en Sedesol, y acepta que en combate a la pobreza no se puede estar satisfecho si hay gente que vive carencias en alimentación, vivienda y escolaridad, pero siguen trabajando.
Sobre la llegada al Congreso mañana de la propuesta del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) del próximo año, indica que esperarán a conocer el documento para saber si afectará a la dependencia que encabeza.
“No sabemos [cómo viene] lo que sí sabemos es que será responsable y que tendrá dentro el sentido social”, dice.
El mapa de riesgos
Usted fue secretario de Relaciones Exteriores, ¿qué lectura hace de la visita de Trump a México? ¿Fue un error político del presidente Enrique Peña Nieto?
—A la Secretaría de Relaciones Exteriores le toca cuidar, primero, el buen nombre del país afuera y, segundo, proteger sus intereses.
Cuidar y proteger los riesgos que el país está enfrentando. Desde esa perspectiva la Secretaría de Relaciones Exteriores puede a veces ser vista como la instancia de protección civil.
Tiene un mapa de riesgos y su gestión le permite ir administrando esos peligros. Y los intereses de México en el mundo son muchos. Eso permite que cualquier medida de política exterior que tome el Presidente se pueda evaluar al amparo del impacto que tenga en estas variables.
Si nosotros nos paramos el lunes de hace ocho días y contrastamos con como estamos hoy, en materia del perfil de riesgos que tiene el país, en cada uno de sus intereses, podemos recomponer, en justa dimensión, el impacto de lo que sucedió la semana pasada.
Y podemos ir viendo tema por tema: por ejemplo, en migrantes lo que teníamos el lunes pasado era una amenaza que se cernía sobre todos ellos, lo que entonces decía el candidato Trump era que él deportaría a todos los mexicanos que estuvieran en condiciones ilegales, que en esa hipótesis se ubican a 6.5 millones de mexicanos.
¿Cómo estamos hoy en términos de la evaluación de ese riesgo particular en perjuicio de ese segmento de mexicanos? Hoy lo que tenemos es una postura, ya en la que se habla de la deportación de criminales, que es por cierto la meta política que hoy tiene el presidente [Barack] Obama, y del otro lado tenemos una postura que habla de construir por parte de la candidata Hillary Clinton un camino hacia la ciudadanía.
Esto quiere decir que la opción en términos de los migrantes, a quienes nos debemos y queremos proteger, pasó de ser una en donde iba de la deportación y la clandestinidad, a un entorno de deportación de quienes habían infringido la ley. El otro extremo es el que está construyendo camino hacia la ciudadanía, por lo tanto ese perfil de riesgo se acotó y de manera muy importante.
Si revisamos cómo cambió el discurso en las campañas en lo general, alrededor de México por cuanto a socio y parte integral de Norteamérica, pasamos de un entorno en donde la amenaza era denunciar el Tratado [de Libre Comercio], a uno en donde se plantea revisarlo para beneficio mutuo.
Pasamos de un entorno en donde la amenaza era cobrarle impuestos a quien invirtiera en México, a una comprensión de que México era parte de la ecuación de prosperidad. Pasamos de un entorno donde se le pondrían aranceles a las exportaciones mexicanas, a un entorno en donde se reconoce que lo que es importante es cuidar que el empleo se quede en el hemisferio, y en la región, por lo que en este segundo bloque los intereses económicos de México están mejor salvaguardados que como estaban hace una semana.
En el tercer tema, que es el de la seguridad, pasamos de ser vistos como un riesgo, a ser considerados como un aliado estratégico. Pasamos de ser vistos como una amenaza, a ser un país que tendría que estar en la mesa revisando los temas de armas, de flujos de efectivo, y siendo parte integral de la reflexión de seguridad de la región.
Por lo que vista la diplomacia como un instrumento para administrar, para controlar, para modificar el perfil de riesgos del país, y vista la circunstancia en la que hoy estamos, claramente el perfil de riesgo que hoy enfrenta la nación se acotó, y se hizo de manera muy importante.
Le repito, ¿lo ve como un error?
—No, a mí me parece por eso que evaluado por sus resultados, y en la convicción al tiempo de revisar cada uno de estos intereses de México, y toda vez que este perfil de riesgos mejoró, me parece que la intervención fue una intervención que sirvió al país, y que sirvió a los mexicanos.
¿Cómo transmitir esa idea? Porque en la opinión hay una idea totalmente distinta, incluso negativa.
—Hay que partir sobre la base de que a un Presidente nunca le llegan decisiones fáciles, de que los presidentes escogen entre matices de gris, y en ocasiones entre matices de negro.
Que a veces los presidentes no escogen entre bien y mal, sino entre distintos tipos de males, todas las decisiones con complicadas. Todas son complicadas casi por construcción, y por eso la valoración de una decisión complicada, pues tiene que darse por la vía de los resultados que en el perfil de riesgo del país tiene.
Y esa decisión complicada hoy implica que el país enfrenta menos riesgos de los que enfrentaba hace una semana.
¿Esta secrecía de la visita fue la adecuada?
— Yo creo que ya sobre las circunstancias concretas es difícil anticipar una opinión, porque las circunstancias son las que se están presentando, uno no las maneja, no se anticipan, respecto a las cuales uno no tiene control. Pero al final, la política pública debiera de evaluarse, así como en pobreza, por los resultados que vayamos alcanzando, así en materia de política exterior, por los riesgos que vayamos administrando.
¿México sirvió para que Trump se meta a la agenda migrante y ganar voto latino?
— No. México y su intervención sirvió para que se valorara el voto migrante, la importancia del país dentro del hemisferio. Eso es lo que nos toca a nosotros, no nos toca hacer valoración electoral, ni la influimos, nos toca siempre que el diálogo esté presente.
¿Si gana Clinton no pone a México en desventaja?
— Yo creo que de manera alguna, la invitación al diálogo está ahí de manera permanente, la invitación a que platicaramos, sí así quisiera la candidata, está presente, en los términos que fuera, el Presidente lo ha así reiterado, pero ya la valoración de cada uno es de cada uno. La nuestra, es poner la disposición de dialogar y defender nuestros intereses.
Diplomacia y la Biblia...
¿No hubiera sido un acierto del presidente Peña decirle a Trump frente a medios, no al muro y que no iba a pagar México? Porque luego todo se dio en las redes sociales, parece que se salió un poquito de control... ¿Fue un error de Peña Nieto?
—A ver, creo que eso ha quedado abundantemente claro, si uno revisa los medios internacionales el último en citarlo fue Rudolph Giuliani (ex alcalde de Nueva York y asesor de Trump), quien dice incluso que primero el presidente Peña fue claro y fue contundente y preciso. Y segundo, dice Giuliani también que con cargo a ello hubo una modificación en la campaña con respecto a los migrantes.
Insisto, ya no en boca nuestra, sino en boca comentarios de uno y otro signo electoral. Hoy ya el debate respecto a la migración gira en torno al reconocimiento que hacen de mexicanos en su comunidad, aquí y allá, y ese es un resultado que sin duda es positivo para México.
Usted fue canciller no hubiera sido bueno que la canciller actual Claudia Ruiz Massieu haya sabido al 100% de la visita, y la viera ella?
— De nuevo, ahí en el tema de los diálogos, y de cómo se conducen, lo que podemos evaluar es si nuestro perfil mejoró, si nuestros riesgos se administraron de mejor forma. Y si hoy nuestros intereses están mejor salvaguardados. Y yo creo que ese es un poco sobre lo que hoy debía de versar, la diplomacia pues es de largo plazo.
Es diplomacia de largo alcance, que encuentra casi a veces orígenes hasta bíblicos. En la lectura del domingo se hablaba de dos reyes que tenían ejércitos desiguales y la conveniencia de que uno enviara a otro: diplomacia para dialogar.
Es decir lo que se está haciendo ahorita no es algo que se aconseja en la coyuntura, es algo que está profundamente diluido en nuestra propia tradición diplomática, y es algo que está ampliamente recomendado en la diplomacia del mundo que es el vincularse por la vía del diálogo, y el impacto que no tiene que hacerse en el ciclo mediático del día, sino en el largo plazo en términos de cómo se va madurando y gestionando una relación y ponderando su importancia en términos de cada uno de los intereses que está en juego para efectos del país. Ese es el largo plazo, yo creo el que debía de motivar la mayor parte de la reflexión y análisis, y no la específica coyuntura del ciclo mediático puntual. Y por eso me parece interesante que evalúemos ya lo que sucedió, pues con algunos días de por medio, con algo de distancia de por medio, y viendo cuál fue el impacto en términos de la trayectoria y del posicionamiento alrededor de temas que para México son innegables, y ese posicionamiento en cada uno de estos temas, se movieron en todo el espectro político de quién para nosotros es una relación fundamental, la relación con Estados Unidos.
¿Pero el canal natural no era la cancillería?
— Hay muchos canales, casi siempre hay canales de todo. Y México y Estados Unidos hablan diario, y hablan por muchas fuentes y de muchos temas.
¿Qué opina de las voces que le adjudican a Luis Videgaray (secretario de Hacienda) esta visita?
— De nuevo, yo creo que ya la especulación puntual del detalle es menos útil que la valoración específica y el análisis de dónde estamos parados hoy, y qué tendríamos que hacer adelante en el ánimo de cuidar nuestros intereses.
¿Entonces la reunión, positiva?
— Si hoy hacemos esa evaluación, si hoy medimos cómo se movió el debate, el debate se movió más cerca de los intereses de México en los que estaban antes.