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horacio.jimenez@eluniversal.com.mx
Descendiente del ex presidente Francisco I. Madero, Gustavo Madero Muñoz inició aquí hace 13 años, en la Cámara de Diputados, su meteórica carrera, que lo llevó a ser presidente de su partido, el PAN.
Era 2003, en la 59 Legislatura, en que como presidente de la Comisión de Hacienda empezó a cobrar notoriedad.
Aquí mismo, donde inició esa carrera, ayer se despidió para regresar a Chihuahua, su tierra natal.
Algún día respondió que él se iría del PAN como la actriz Greta Garbo, entre aplausos. Ayer se fue y le aplaudieron.
Los reflectores estaban sobre él, luego de la crisis al interior de Acción Nacional por no haber sido electo presidente de la Cámara de Diputados.
Ayer el pleno de la Cámara Baja le aprobó su licencia para integrar el gabinete del gobernador electo de Chihuahua, Javier Corral, y buscó terminar de la mejor manera despidiéndose de todas las bancadas e irse por la puerta de adelante.
Con el antecedente de que Madero fue “vetado” por el PRI y PVEM para ser presidente de San Lázaro, ayer se había despedido de la mayoría de sus correligionarios y desde su curul (a la izquierda del salón de plenos) acechaba el mejor momento para ver al líder de la bancada priísta, César Camacho. Vio la oportunidad y se fue sobre el diputado priísta mexiquense.
Camacho estaba sentado junto a Alfredo del Mazo (PRI). Recibió a Madero con un frío abrazo, cruzaron algunas palabras por tres segundos y al retirarse, el líder priísta sólo le dijo con el pulgar izquierdo arriba: “¡Qué te vaya bien!”. Madero continuó con su peregrinar, a despedirse de sus demás colegas.
Los panistas acudieron también a despedirse de él, lo abrazaron, se tomaron selfies y le desearon suerte en su nuevo encargo. “Sí sé a qué cargo voy, pero no lo puedo decir”, declaró, pues espera que sea Corral quien lo dé a conocer. Lo que sí adelantó es que no será secretario general de Gobierno.
Un reportero le preguntó si iba a seguir trabajando junto al perredista Guadalupe Acosta Naranjo para una alianza electoral en 2018 y respondió: “Sí, vamos a hacer nuestra versión de Galileos azules, va a estar suave, ¿eh? Es un grupito de gente que se está acercando… que construyamos un frente amplio opositor”.
Recordó que el PAN es el partido más fuerte de la oposición, y aseguró que primero es la agenda y ya después es el perfil y el candidato.
El proyecto de los Galileos azules será en su momento, pero se apuesta a un frente amplio opositor, con integrantes hasta del PRI, para una agenda común y beneficiar a la gente, “no le pondremos ese nombre, pero el aliento que inspiró ese movimiento creo que lo compartimos en mucho”.
No da por cerrado el episodio con su sucesor en la dirigencia del partido, Ricardo Anaya Cortés: “Ya me voy, hoy me despiden aquí, me dijeron que van a votar unos en contra, nomás pa’joder… (risas) no se crean, me voy con un buen sabor, con mucho cariño y conmovido por muchos amigos.
“Desde Chihuahua vamos a seguir dando la batalla, no vamos más que a cambiar la trinchera, pero es la misma batalla, no es otra. Vamos a seguir buscando transformar al país y transformar al partido, y con muy buena expectativa, porque hemos generado mucho eco y gente que se ha acercado, incluso gente que estaba alejada, hoy estamos muy unidos”, aseguró en su última entrevista en la Cámara de Diputados.
Se va Madero, el por momentos mal hablado, el comunicólogo que tuvo su etapa de gloria en el PAN, el que sin pudor pedía su cámara a fotógrafos para aprender más.
El que rompió con el calderonismo, el que prohijó el Anayismo, el que hoy lo regresa a Chihuahua. Se fue como Greta Garbo.