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El Instituto Nacional Electoral (INE) recalendarizó las etapas que tendrá la construcción de su nueva sede, por lo que la fecha de probable conclusión es hasta dentro de cuatro años, en 2020, ya que hoy enfrenta un retraso de un año en los trabajos proyectados.

De acuerdo con el plan original, para este año se lograría un ritmo de obras que permitiría estrenar las torres del INE a finales de 2018.

El director ejecutivo de Administración del INE, Bogart Montiel Reyna, explicó en entrevista que las fechas previstas inicialmente eran un cálculo preliminar, pero hoy, ya con los elementos con los que se cuenta, se sabe que la licitación de la obra se emitirá en los meses de octubre y noviembre de este año, para que se realice la contratación en diciembre y poder iniciar las excavaciones en 2017. De esta manera, con relación al tiempo calculado originalmente para el proyecto, el retraso ya es de un año.

En octubre de 2015 el Instituto Nacional Electoral distribuyó el documento Cuatro preguntas para entender el proyecto que planea construir el INE, según el cual “se tomó la decisión de concebir un proyecto en etapas, que permita que, sin interrumpir las labores, se tengan concluidas las obras antes de la elección federal de 2018”.

A finales del año pasado, al defender los alcances del proyecto, el INE explicó que en 2016 se pretendía la excavación y cimentación para, en 2017, concluir la sala de usos múltiples y comenzar la construcción de las torres, simultáneamente a la plaza ajardinada.

Para no interferir con el inicio del proceso electoral de 2018 —a finales de 2017— las siguientes fases constructivas continuarían al concluir los comicios, con el fin de terminar ese año con la remodelación de los edificios existentes.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Montiel Reyna explicó ahora las nuevas fases del proyecto: “Hoy lo que sabemos con el Plan Maestro terminado, y a reserva de que hubiera alguna variante con motivo de la terminación del Proyecto Ejecutivo [aún en licitación, debido a que la primera convocatoria resultó desierta], es que en 2017 arrancará la excavación del estacionamiento.

“Durante todo 2017 se construirá el estacionamiento, que es subterráneo, y la sala de usos múltiples a doble altura; con eso concluirá ese año. En 2018 arrancará, hasta antes de que inicien los trabajos del proceso electoral, la construcción de la primera torre”, señaló.

Montiel Reyna dijo que “unos meses antes de la jornada electoral los trabajos continuarán en talleres, [para] armado de estructuras metálicas o de cemento, los prefabricados, herrajes, puertas, todo lo que se puede seguir trabajando para que concluida la jornada electoral se terminen las dos torres y después se proceda a la construcción de lo que será el pórtico y la remodelación de los edificios existentes A, B y C.

“Esto nos lleva a un horizonte del primer trimestre del año 2020, que es cuando se puede hablar de que está totalmente concluida la nueva sede del instituto”, expuso.

Precios, pendientes. Cuestionado sobre si los costos calculados no se dispararán —se previeron al menos mil 100 millones de pesos, ya con equipamiento—, como ha ocurrido al aumentar los precios finales de obras como la Estela de Luz o la nueva sede del Senado, Montiel Reyna consideró que la cifra final está por verse.

Destacó que será el Proyecto Ejecutivo de la obra el que determinará los costos. “Vale la pena señalar que el Plan Maestro es una idea y el Proyecto Ejecutivo es su materialización o garantía de cómo será, sus medidas y conexiones y todo. Sí va a haber una variación entre el plan y el proyecto, eso es definitivo. Cuando esté terminado el proyecto, entonces sí estaremos muy cerca de las cifras, metrajes, instalaciones y ubicaciones finales”, explicó Montiel Reyna.

Hay imprevistos, indicó, y por ejemplo, el tipo de cableado o estructuras a colocar, “puede generar gastos extraordinarios y provoca una variación”.

Para oficinas, sólo 14 pisos. El funcionario del INE aclaró que si bien la nueva sede tendrá 17 niveles sobre el nivel del piso, tres de ellos son basamento —la macrosala, a doble altura, además de un medio mezzanine—, por lo que en realidad son 14 los pisos de oficinas proyectados.

“Por eso se habla de 17 pisos, pero las torres están sobre el basamento que tiene tres pisos”, explicó.

En entrevista, Montiel Reyna insistió en que para el INE es una necesidad contar con un inmueble que dé cabida a oficinas y trabajadores dispersos en cinco edificios rentados en la Ciudad de México, por los que se paga en renta alrededor de 80 millones de pesos anuales.

“La necesidad es definitiva” y, aseguró, los convenientes de la inversión también lo son. “Si se multiplica 80 millones [que se paga en rentas] por 15 años, permitiría acumular mil 500 millones de pesos, lo que hace que la modernización y ampliación de la sede resulte financieramente positiva”, dijo.

Montiel Reyna afirmó que “definitivamente no es la intención que haya una cancha de básquetbol” en la sala de prensa como, consignó este diario, propuso el INE a los licitantes, según el acta de la Junta de Aclaraciones, en la que el instituto planteó: “Se deberá considerar que el diseño de la sala de usos múltiples sea un espacio flexible para poder albergar una cancha de básquetbol con graderías plegables”.

Sin embargo, Montiel rechazó que eso se concrete. “Hemos revisado el proyecto y ahí solamente se trata de áreas para reuniones, no así para instalaciones deportivas”.

Blindaje contra retrasos de obra. El funcionario dio a conocer las acciones llevadas a cabo para no reincidir en la falta de supervisión de obras que, recurrentemente, ha observado la Contraloría del INE a proyectos realizados por el instituto en la remodelación de inmuebles.

De esta forma, para 2016 se creó una dirección de obras del INE y una estructura para dar seguimiento a las construcciones que realiza —por ejemplo para remodelar sus Juntas Locales—, modalidad de supervisión “teniendo a los residentes de obra viviendo prácticamente” en las sedes, para evitar retrasos.

“Esas mismas acciones son las que se estarían implementando ahora, pero reforzadas”, comentó.

El funcionario expuso que, por ejemplo, se creó una dirección de obras —antes era una subdirección de obras que se encargaba de todo a nivel nacional—.

“Hoy hay una dirección de obras con una subdirección de precios, una de concursos y una de supervisión, de mantenimiento y una plataforma de residentes de obra con plaza presupuestaria, dado que con esta figura recae la supervisión directa de los avances de obra”, dijo. Antes, recordó, había residentes contratados por honorarios, lo que no daba “el suficiente compromiso ni responsabilidad al seguimiento” de las tareas.

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