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“Respetable públicooo..!”

Técnicos y rudos están en el Senado. Y los legisladores, los más importantes en la Cámara Alta, los saludan, les piden fotos, como la panista Silvia Garza Galván, la priísta Hilda Flores Escalera, así como un grupo de visitantes, los Jóvenes Excepcionales, emprendedores de Nezahualcóyotl, a quienes los unen diversas discapacidades y que son aficionados a la lucha libre.

Visten trajes de calle y los enmascarados se han presentado con esa cobertura de su identidad, la que magnetiza hacia ellos la atención de cientos de los visitantes que vienen al Senado a mil asuntos, pero también a quienes aquí trabajan.

Es una docena de luchadores profesionales, capitaneados por Brazo de Oro, quien al micrófono habla del motivo de la presencia del grupo de personajes del cuadrilátero, los aclamados de las arenas de todo el país: se presenta una iniciativa que declara el 21 de septiembre de cada año como el Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano.

Los hombres del espectáculo posan con el brazo en ángulo de 90 grados, que aparece en las fotografías en primer plano y el puño a la altura de sus cabezas. Es exacta la descripción de la canción fiestera para ilustrar lo que ocurre en el patio central por donde pasan los senadores que van al salón de sesiones, pero que esta mañana está ocupado por los luchadores y sus adeptos: “…La arena estaba de bote en bote, la gente loca de emoción…”.

El senador priísta Jesús Casillas Romero habla rodeado por ellos ante los periodistas y argumenta sobre la iniciativa del Día Nacional de la Lucha Libre, que, dice, es más que deporte y espectáculo: es religión, porque es sagrada.

Ruidosa, la lucha libre es un escándalo. Y ello han motivado desde su llegada al Senado Brazo de Oro, Atlantis, Shocker, Blue Panther, Dragón Rojo, Hechicero, Último Guerrero, La Máscara, Ephesto, Rey Escorpión, Mephisto y Kraneo.

Vienen listos a empujar el tema de que se cuente con una fecha anual para la reflexión sobre los apoyos sociales que se requieran brindar a los deportistas de esta actividad, en particular a los de la tercera edad y quienes se encuentren en condición de abandono.

Técnicos y rudos juntos a favor del gremio. Para casi todos es la primera vez en que pisan este escenario y a una voz del senador Jesús Casillas Romero pasan al salón de sesiones que se abre de par en par a la indicación.

En el salón de plenos el momento era apaciguado. Pintaba una sesión sin sobresaltos. A la vista del colorido de las máscaras que de hecho son sello de fama: azules, rojas, negras y las figuras que estampan atraen la atención de senadores del PRI, PAN, PRD y PT. Los asesores toman las fotos que les ordenan los senadores.

Allí encuentran a legisladores aficionados, como Joel Ayala Almeida, líder de la FSTSE, quien se toma fotos con Atlantis, Blue Phanter, El Dragón Rojo y con el resto del grupo, muchos de los cuales han sido invitados al Club Deportivo de los trabajadores de la Secretaría de Salud, en Tlalpan.

El ruido que sigue a los luchadores llena el salón de plenos, pero no alcanza los niveles de locura de la lucha libre en la arena donde el público da vida a la tradición de este espectáculo al estilo que relata la canción: “…Y la gente comenzaba a gritar (…) Métele la Wilson, métele la Nelson, la Quebradora y el Tirabuzón…”.

El Senado parece como siempre, ruidoso, desordenado, falto de atención, festivo, hasta que llega la corrección del presidente en turno de la Mesa Directiva que conduce la sesión, el priísta Arturo Zamora. Pide orden, silencio, algo difícil de conceder con o sin luchadores profesionales.

Pide a los senadores “poner atención” a la asamblea, y brinda la bienvenida a “los profesionales de la lucha libre” y al senador Casillas, y solicita “permitirnos seguir desarrollando esta sesión con el orden correspondiente”.

Minutos después, con los enmascarados y melenudos ya instalados en el palco del salón de sesiones, Arturo Zamora da turno a la presentación de la iniciativa que lidera Casillas Romero, quien dice que la lucha libre es un deporte emblemático de México, y que ha sido reconocido como “la más honesta de las simulaciones”.

Expresa que con la celebración de un día para la lucha libre, “reconocemos a todas las mujeres y hombres que debajo de sus personajes desarrollan una vida en familia, productiva, que inculcan a las nuevas generaciones de mexicanos los anhelos de éxito y superación”.

Dice al pleno que “la lucha libre es cultura, espectáculo, recreación, lo que la convierte en el deporte nacional por excelencia de México”.

En algo se parece la lucha libre y la actividad frenética del Senado, “…quítale el candado, pícale los ojos, jálale los pelos…”.

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