Más Información
Andrés Clara Rosas, el marino más antiguo del Buque Escuela “Cuauhtémoc”; acumula 24 travesías en 9 países
Exhorta PRI al gobierno redoblar esfuerzos para evitar exclusión del T-MEC; podría traer graves riesgos a la economía nacional
Posibles deportaciones masivas requieren acciones inmediatas: PRI; reducción de presupuesto del INM agrava situación
Diputada de MC propone despenalizar sustancias psicoactivas; cobrar impuestos al mercado de drogas recaudaría más de 1 bdp, calcula
pierre.rene@eluniversal.com.mx
Desde su nueva oficina en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), ubicada justo frente al Senado de la República, José Antonio Meade Kuribreña admira el panorama que sus enormes ventanas le dan de la ciudad de México, pero ya no con la perspectiva de promover al país en el mundo, sino de acercarse a los mexicanos que más necesitan ayuda, a los más pobres.
El cambio plantea para el funcionario una ilusión, seguir acumulando kilómetros, sólo que ahora por tierra, y atender el desafío que representa la pobreza urbana.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el ahora ex canciller ve como una distinción asumir la responsabilidad de recorrer todos los rincones del país para aplicar la política social en la actual administración, dar continuidad a estrategias como la Cruzada contra el Hambre y el combate a la pobreza, además de seguir el trabajo que su antecesora, Rosario Robles Berlanga, realizó hasta antes de ser designada como titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
En sus primeras horas al frente de la Sedesol, Meade esboza que para atender a 55 millones de mexicanos que están considerados como pobres habrá trabajo de equipo. Una coordinación que involucre varias secretarías para avanzar hacia un México incluyente.
Ante la opinión de los analistas que lo ven como uno de los presidenciables para las elecciones de 2018, el nuevo titular de la Sedesol dice que no hay elementos distractores en el encargo que ahora tiene.
Asegura que tiene una gran oportunidad y que no se desconcentrará ni desviará su atención del trabajo que el presidente Enrique Peña Nieto le encomendó realizar en el segundo tramo de su gestión: impulsar la política social del país.
Los analistas dicen que este cargo lo mete a la pelea para el 2018, ¿qué opina?
—Lo que me interesa es cumplir todos los días con el cargo que me encomendaron . No habrá ningún otro elemento que desvíe mi atención y mi concentración. El Presidente me da una gran oportunidad, y esa oportunidad exige de mí estar absolutamente concentrado, sin ningún elemento que nos distraiga de lo que el Presidente nos pide que hagamos. Eso es cierto para mí y para cualquier otro.
¿Le interesaría presentarse para la contienda presidencial de 2018?
—Lo que me interesaría es hacer bien el trabajo que me encomendó.
¿Cómo ve los cambios que se han hecho al gabinete?
—Son cambios positivos.
Como canciller, hasta hace unos día, viajó por todo el mundo, visitó palacios, negoció con distintos gobiernos en el extranjero. Ahora en la política social se tendrá que meter a las zonas más pobres del país. ¿Cómo ve usted el cambio?
—El Presidente nos encargó también en la cancillería, primero, que buscáramos acercar y acortar la distancia de México con el mundo, pero en una faceta de la Cancillería que es muy importante, la relacionada con la atención consular, en donde se buscaba también cerrar la brecha entre el migrante y el ciudadano, sobre todo en Estados Unidos. En ese trabajo se procuró hacer un esfuerzo para que los mexicanos que se encuentran fuera de su país sintieran a su gobierno cerca para que se les generaran mejores oportunidades. Esa experiencia y esa oportunidad las habremos de continuar acá, trabajando para generar las condiciones de inclusión que el Presidente busca.
¿Cree usted que tiene la posibilidad de lograrlo?
—Trabajaré con todo entusiasmo y con toda alegría en ese proceso.
¿Qué lo hizo dejar la cancillería?
—Poder acompañar al Presidente en un esfuerzo, en un empeño, en una encomienda que busque favorecer y generar oportunidades para los mexicanos que no han podido todavía ser parte de un espacio de mayor inclusión y de mayor crecimiento; para un funcionario que tiene vocación al servicio público es una gran oportunidad.
¿Cómo le cambia la vida esta nueva responsabilidad?
—Estos desempeños exigen siempre tener la camiseta bien puesta, siempre trabajar con mucho entusiasmo.
Pasar de viajar a Buckingham a los pueblos más pobres de México, ¿cómo ve ese nuevo reto?
—Tengo mucha ilusión de seguir acumulando, en vez de kilómetros por aire, kilómetros por tierra.
¿Cuál fue el mandato que le dio el Presidente con este cambio?
—Desde el inicio de su administración definió cinco grandes metas. La tercera de ellas era la de un México incluyente, y la idea a esta mitad del ejercicio es renovar esfuerzos, trabajar con más ganas, con más fuerza en asegurar que los resultados se alcancen. Lo que el Presidente me pide es que desde el espacio de la Sedesol sigamos trabajando con empeño en alcanzar una mayor inclusión.
¿Qué valoración hace de los cambios en el gabinete para la política social?
—Permite a muchas de las secretarías que intervienen en el tema de la pobreza que hagamos un equipo coordinado, que tengamos una sola meta. Existe la posibilidad de trabajar con la secretaria Rosario Robles en los temas que tengan que ver con el ordenamiento territorial, el cual mucho tiene que ver con la posibilidad de intervenir en la pobreza urbana. Hay la posibilidad de un trabajo coordinado con la Secretaría de Agricultura, así como con las instancias de salud, en la lógica de que las carencias son de diferente tipo; además de que la acción coordinada tiene que darse para que seamos exitosos en esta política.
México cuenta con 55 millones de pobres. ¿Cuál es el principal desafío en la posición que ahora ocupa?
—La pobreza en México tiene muchos rostros y muchas dimensiones. La ventaja es que el país la mide en sus diferentes facetas y tiene un diagnóstico que le permite identificar quién se encuentra con qué tipo de carencias. Queda claro que no hay una sola dependencia, un solo nivel de gobierno e incluso no sólo el gobierno puede generar condiciones para combatir y eliminar todas las carencias.
Es importante que se focalice el ejercicio de gobierno en eliminar las que son más lacerantes, en atender a la población que tiene más carencias e involucrar a otros actores.
Los resultados de la Cruzada contra el Hambre han sido satisfactorios. Se logra abatir de una manera muy relevante una carencia que era especialmente dolorosa y habremos de redoblar nuestros esfuerzos e identificar qué está funcionando bien y dónde tenemos que hacer ajustes.
La Cruzada contra el Hambre ha tenido el apoyo de la FAO, de organismos internacionales y de muchos países. ¿Qué falta para tener un mayor impacto con este programa?
—Tenemos que mantener el ritmo. El hecho de que 57.5% de la población mejoró su vida en un espacio de poco menos de tres años por este programa social, es alentador. Se tienen instrumentos de medición cada vez más precisos, y habrá que hacer un esfuerzo porque quienes todavía no se han beneficiado de la cruzada lo hagan y que mantenga ritmo y sustentabilidad.
No es solamente un programa de generar alimentos, sino que es un esfuerzo del gobierno orientado a identificar cuáles son estructuralmente las causas que dieron lugar a esa carencia alimentaria para empezarlas a corregir.
¿Se planean algunos ajustes en los programas sociales?
—En principio estamos cerrando el año fiscal y en la posibilidad de trabajar como se ha venido haciendo. La secretaria Robles le impuso a la Sedesol un gran dinamismo, un gran esfuerzo de pasión y habremos de ir trabajando con el beneficio de tener la visibilidad que nos dan los datos, la oportunidad de evaluarnos permanentemente en ir reforzando donde tengamos que hacerlo y corregir lo que tenemos que corregir.
Como canciller vio como funcionaban las políticas sociales de muchos países. ¿Cómo puede aportar a México estas experiencias?
—Un espacio bien interesante de la cancillería tenía que ver con la cooperación. México ofrecía mucha cooperación técnica sobre el combate a la pobreza y los programas exitosos. El país también está en posibilidad de recibirla, además del hecho de ver y encontrar que en algunas iniciativas de política pública el mundo compartía el entusiasmo de lo que se está haciendo y validaba; y al mismo tiempo, evaluar los otros programas, también se da un insumo importante para hacer los ajustes que tenemos que hacer.
¿Son suficientes los logros de los programas sociales como la Cruzada contra el Hambre? ¿Qué más falta?
—Son alentadores. En el tema de la inclusión siempre hay que trabajar con un gran nivel de ambición, pero un resultado tan importante como el que se logró de una manera muy clara, dándole seguimiento a las familias antes y después de la intervención, y logrando una reducción tan importante de esta carencia lacerante, claramente es un logro positivo. Habrá que reconocerle eso al Presidente y, es un legado importante de la secretaria Rosario Robles en la Sedesol.
¿Cuál es el reto con la pobreza urbana?
—Es un tema en el que esta dependencia empieza a desplegarse. Hay una gran experiencia acumulada en las intervenciones que han sido útiles en los espacios rurales, pero efectivamente hay un fenómeno de pobreza en las ciudades. Eso exige instrumentos de intervención adicionales.
La secretaría tiene un instrumento adicional a su disposición que es la posibilidad de generar rectoría por la vía de definiciones en las reglas del FAIS (Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social), que es un instrumento que en los municipios permiten intervenciones urbanas en apoyo de las regiones donde se presenta pobreza.
En septiembre es la reunión de la ONU sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015. La meta que proponen es erradicar la pobreza extrema y eliminar el hambre para 2030. ¿Qué opina?
—México trabajó mucho en esta propuesta. El objetivo de la inclusión como un elemento transversal de las metas 2030 en la agenda post-2015 es una aportación mexicana a ese debate.
Muchos de los instrumentos útiles para llegar a 2015 fueron propuestas mexicanas.
¿Es factible que se erradique la pobreza extrema para 2030?
—Creo que un avance tan alentador como el que se dio con la Cruzada contra el Hambre da apoyo y soporte a la posibilidad de lograr avances muy significativos en esa meta. El hecho de que este año se define el qué queremos hacer con estas metas, el cómo queremos financiar, además de que tenemos mecanismos para evaluar que el financiamiento y los esfuerzos sean útiles para alcanzar las metas, es el objetivo de la alianza global en el que México juega un papel destacado.
¿Cómo blindarán los programas sociales rumbo a 2018?
—Es un trabajo en donde mucho se ha evolucionado, un trabajo en donde existe transparencia en los padrones, en donde hay un uso muy escrupuloso de los recursos.
En toda materia, pero especialmente en materia de combate a la pobreza, el uso de los recursos tiene que ser absolutamente transparente.
jram