El ex capitán venezolano que movilizó ayer a las Fuerzas Armadas de Venezuela y captó la atención del país y el mundo es Juan Carlos Caguaripano Scott, con un historial en acciones rebeldes.

En 2014 fue separado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada) por traición a la patria y rebelión. Ese año hizo público su desprecio hacia la llamada revolución bolivariana por la “represión” a las protestas antigubernamentales, que ese año se saldaron con 43 fallecidos.

Desde entonces permanecía en la clandestinidad —algunos aseguran que estuvo fuera del país, particularmente en Miami— y ha sido señalado como uno de los artífices de un plan golpista frustrado en 2015, que tenía como objetivo matar al jefe de Estado, según el chavismo gobernante, y recibió el nombre de “Operación Jericó”.

Caguaripano, identificándose como capitán activo de la GNB, publicó en abril de 2014 a través de las redes sociales su primer “llamado a la reflexión” a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en el que aseguraba que había “sobradas razones legales y constitucionales para intervenir”.

Sin embargo, para el oficialismo, él no es más que un agente indisciplinado con planes de insurrección, aliado de otros militares rebeldes detenidos o prófugos.

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