El gobierno de Estados Unidos anunció ayer que emitirá 15 mil visados temporales más de los previstos a trabajadores extranjeros para evitar el daño “irreparable” que supondría la pérdida de esta mano de obra en el periodo de verano, especialmente en el sector servicios.
Se trata de los visados H-2B, aquellos principalmente obtenidos para trabajadores de restaurantes o complejos de ocio en territorio estadounidense, de carácter temporal y que no pueden tener relación con el sector agrícola.
La medida supone un revés para la política ultranacionalista del presidente Donald Trump, adalid de dar empleo de forma casi única a estadounidenses. La justificación del gobierno es que, sin estos extranjeros, las empresas del país se verían gravemente afectadas.
Las compañías que quieran acogerse a la contratación de no-nacionales deberán jurar, bajo pena de perjurio, que sin estos trabajadores extranjeros sufrirán “daños irreparables” y pérdidas “permanentes y severas”.
“Es una demostración del compromiso de la administración con el apoyo a las empresas estadounidenses”, afirmó en un comunicado el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly.
La medida, tomada en colaboración con el secretario de Trabajo y único miembro del gabinete de Trump de origen latino, Alex Acosta, será extraordinaria y sumará estos 15 mil extranjeros a los 33 mil que ya habían sido aceptados por el Congreso, y que podrán estar en EU hasta el 30 de septiembre.
Curiosamente, el tipo de visa H-2B es la que más utilizan los resorts y propiedades turísticas propiedad del presidente Trump.
Se sabe, por ejemplo, que en 2015 se acogió a este programa para contratar de forma temporal a 64 cocineros y camareros para su exclusivo club en Mar-a-Lago, Florida, al cual ha viajado regularmente en sus primeros meses de mandato, donde, incluso celebró una reunión de estado de alto nivel con su homólogo chino, Xi Jinping.
