Por más de dos horas, la médico veterinario Lisbeth Díaz sacó el coraje y la frustración que traía adentro desde que Donald Trump juró como presidente de Estados Unidos.

Envuelta en la bandera tricolor de México, lanzó consignas en voz alta contra las políticas discriminatorias de Trump y el trato que ha tenido hacia los mexicanos.

“Trump representa un retroceso en el tiempo. Sus políticas como el muro no nos llevarán a ningún lado. El muro caerá en algún momento de la historia, como ocurrió en Berlín”, dijo a EL UNIVERSAL Lisbeth Díaz, originaria de la Ciudad de México.

El reclamo de la connacional encontró eco en miles de personas que salieron ayer a las calles de Bruselas para manifestarse en contra de la visita del magnate a la capital europea. Convocados bajo el lema de “Trump no eres bienvenido”, marcharon desde el distrito financiero hasta el corazón de la metrópoli, la Bolsa, pasando frente al barrio de mayoría musulmán Molenbeek, en un gesto simbólico de que las sociedades occidentales apuestan por la construcción de puentes y no muros.

“El mensaje que estamos enviando es fuerte y claro, no muros, no veto migratorio. Defendemos los derechos de las mujeres y expresamos nuestra solidaridad con todos aquellos en el mundo víctimas de la injusticia”, aseguró Iverna McGowan, directora para Europa de Amnistía Internacional, una de las organizaciones convocantes de la marcha.

Durante la protesta se hicieron presentes pacifistas, ecologistas, feministas, anarquistas, sindicalistas, miembros de la comunidad LGBT, activistas defensores de los derechos reproductivos, los inmigrantes y la igualdad de género, entre otros sectores del espectro de la sociedad. También abundaron los gorros rosas, los llamados “pussy hats”, un símbolo antiTrump que se ha propagado desde la marcha de las mujeres celebrada en varios puntos del planeta el 21 de enero pasado, un día después de que él tomara el mando de la Casa Blanca. Igualmente se hicieron presentes las representaciones de la Estatua de la Libertad, emblema de los valores democráticos de la Unión Americana y que, afirman los activistas, están siendo socavados por las políticas de Trump. “Inviertan en paz, no en guerra”, gritaba una de las mujeres disfrazadas del famoso monumento de Nueva York.

Al ritmo de tambores y silbatos, los manifestantes lanzaron consignas como “racista, sexista, anti gay, eso representa Donald Trump”, “Trump vete”, “Detengamos a Trump salvemos el planeta” y el tradicional “el pueblo unido jamás será vencido”.

“Me trajo a esta manifestación el racismo de Trump contra los migrantes y los mexicanos, su total incompetencia y desprecio a la ciencia y el bienestar climático de nuestro planeta”, sostuvo el mexicano Inti Orozco, de 36 años y experto en animación de dibujos animados.

“El régimen Trump-Pence es una amenaza para el mundo entero y es una vergüenza que los miembros de la OTAN impulsen la legitimidad de un movimiento que avanza hacia el fascismo”, señaló por su parte la socióloga californiana Rita, tras precisar: “No es mi presidente, yo no voté por él”.

La policía estimó en 9 mil el número de personas que formaron parte de la movilización, mientras que los grupos organizadores cifraron el contingente en 12 mil.

La manifestación se desarrollaba al tiempo que Trump aterrizaba en Bruselas, ciudad a la que un día llamó “nido de ratas” y en la que se reunirá con autoridades europeas y sostendrá una “mini cumbre” en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Rudi van Agt, pensionado belga de 70 años, sabe que la marcha no alterará la agenda de Trump. “Sin embargo, es muy importante mantener encendida la mecha de la protesta y la unidad que ha provocado entre personas de todo tipo de convicciones políticas y culturales su catastrófica administración“, indicó.

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