Incertidumbre y violentas protestas se desataron ayer en Corea del Sur, con saldo de al menos tres muertos, después de que el Tribunal Constitucional ratificara la destitución de la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, por un escándalo que involucra a grandes firmas del país.

Park se convirtió en la primera líder surcoreana elegida democráticamente que es destituida, lo que puso fin a meses de parálisis y confusión. Su caída por el escándalo de corrupción que llevó a la cárcel al jefe de Samsung se produce en medio de una creciente tensión con Corea del Norte y China. Una nueva elección presidencial se llevará a cabo en un plazo máximo de 60 días.

Cientos de seguidores de Park, muchos de ellos ancianos, trataron de superar las barricadas que la policía colocó ante el tribunal, previendo disturbios. La policía dijo que un hombre de 72 años fue trasladado al hospital con una lesión en la cabeza y posteriormente murió. Bomberos confirmaron que otras dos personas perdieron la vida en las protestas. Además, hay decenas de heridos.

Algunos de los manifestantes rompieron en llanto, mientras otros, armados con palos, se enfrentaron a los más de 21 mil efectivos de seguridad desplegados en el centro de la capital. En cambio, de parte de la mandataria destituida, quien al serle levantada la inmunidad podría ser ya sujeta a juicio, sólo hubo silencio.

El presidente interino Hwang Kyo-ahn, quien permanecerá en el cargo hasta la elección, llamó a todos los surcoreanos a dejar de lado sus diferencias para evitar una división más profunda en el país asiático.

No es poco lo que está en juego. Expertos han advertido de un posible viraje de Surcorea hacia la izquierda.

El favorito para ganar los comicios, que se prevé podrían celebrarse el 9 de mayo, es Moon Jae-in, antiguo líder de la formación opositora Partido Democrático, que contaba con el apoyo de 36.1% de los electores según una encuesta realizada el jueves. Moon, quien fue derrotado por Park en las elecciones de 2012, aboga en lo posible por el diálogo con Corea del Norte y es posible que reabra un parque industrial del otro lado de la frontera que era administrado conjuntamente por las dos Coreas antes de que Park lo cerrara el año pasado, luego de un ensayo nuclear de los norcoreanos.

Por lo pronto, el ejército surcoreano ordenó a sus soldados posicionarse en estado de alerta ante posibles “provocaciones” norcoreanas, aprovechando la inestabilidad en Seúl.

Moon y otros políticos buscan una reforma constitucional que dé más potestades al gabinete. El sistema presidencialista de Corea del Sur otorga al presidente prácticamente todas las decisiones importantes, algo de lo que muchos responsabilizan a Park.

Incluso la relación con Estados Unidos podría verse afectada. Un gobierno de izquierda en Seúl pondría en duda, según expertos, el despliegue en el país de un sistema de defensa antimisiles de EU, al que se opone firmemente China. Ayer mismo, el portavoz de la diplomacia estadounidense, Mark Toner, dijo que el país va a seguir “cumpliendo todos los compromisos, especialmente con respecto a la defensa de la amenaza de Corea del Norte”. Miles de soldados estadounidenses están desplegados en Corea del Sur.

A nivel nacional, analistas señalan que lo importante será hallar la forma en que el espíritu de lucha que mostraron los surcoreanos que salieron en miles a las calles para exigir el fin de la corrupción, genere progresos duraderos.

La sentencia contra Park fue aprobada por unanimidad por los ocho jueces del Tribunal Constitucional, que consideraron que la mandataria vulneró la Carta Magna al permitir a su amiga Choi Soon-sil entrometerse en asuntos de Estado y al confabularse con ella para extorsionar fondos a grandes empresas, entre ellas Samsung, la mayor del país. Unas 30 personas están siendo ya procesadas a raíz de la investigación abierta desde que el escándalo salió a la luz el pasado otoño, entre ellas la misma Choi y Lee Jae-yong, presidente de facto de Samsung, al que se acusa de donar dinero a la llamada “Rasputina surcoreana” a cambio de recibir favores del gobierno.

“Las vulneraciones de la Constitución y la ley por parte de la presidenta implican traicionar la confianza del pueblo y son acciones graves que no pueden ser toleradas”, dijo la presidenta del Constitucional, Lee Jung-mi, al leer el veredicto.

Aunque no consideró que fuera motivo para su destitución, la máxima instancia judicial del país también creyó probado que Park, de 65 años, desatendió sus obligaciones como jefa de Estado durante el hundimiento en abril de 2014 del ferry Sewol que causó más de 300 muertos, la mayoría estudiantes de secundaria.

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