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El Senado de Estados Unidos confirmó hoy al congresista por Kansas Mike Pompeo como director de la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA) en el Gobierno del presidente Donald Trump, sustituyendo así a John Brennan.
Con una votación de 66 a favor y 32 en contra, Pompeo será el encargado de limar las asperezas entre el Gobierno de Donald Trump y la agencia de inteligencia, quien reveló en los últimos meses la presunta participación rusa en los resultados electorales favoreciendo al magnate.
El congresista no ha encontrado demasiada oposición en su proceso de confirmación en la Cámara Alta, al contrario que otros nominados del multimillonario como el propio Tillerson, quienes han generado más dudas entre la propia bancada republicana.
Pompeo se erige así como el tercer miembro del gabinete de Trump en lograr el sí del Senado, tras la aprobación el viernes pasado del general retirado James "Perro Loco" Mattis como secretario de Defensa, y el también exgeneral John Kelly, como secretario de Seguridad Nacional.
Los republicanos del Senado esperaban votar la nominación de Pompeo ese mismo día, después de la toma de posesión de Trump, pero los demócratas lograron retrasarlo para abrir el debate.
Los senadores demócratas Ron Wyden (Oregón), Richard Blumenthal (Connecticut) y Patrick Leahy (Vermont) se habían opuesto a lo que consideraron una "confirmación apresurada" y exigieron más tiempo para que la nominación de Pompeo fuese "examinada, cuestionada y debatida", pero solo la dilataron hasta hoy.
El senador por Vermont Bernie Sanders también se manifestó en contra de la nominación de Pompeo, sobre todo por su apoyo al espionaje masivo de las agencias estadounidenses sin preservar la privacidad de los ciudadanos a través de sus cuentas digitales.
El hasta ahora congresista por Kansas, se encargará de la inteligencia estadounidense mientras aumentan los problemas de seguridad cibernética, las ambición nuclear de Corea del Norte y la amenaza terrorista del Estado Islámico (EI).
Sin embargo, la tarea más ardua para Pompeo será previsiblemente mejorar las relaciones entre la CIA y el magnate, quien visitó este sábado las instalaciones de la agencia en Langley (Virginia) como una de sus primeras acciones como mandatario.
El multimillonario atacó a la CIA con vehemencia en los últimos meses por la revelación de la presunta injerencia rusa a su favor en las elecciones de noviembre, llegando a compararla con la Alemania nazi, sin embargo el sábado quiso ser conciliador y desvió sus dardos hacia demócratas y periodistas.
Horas antes, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta aprobó por un resultado muy ajustado al empresario petrolero Rex Tillerson para convertirse en el próximo secretario de Estado.
Con 11 votos a favor y 10 en contra -todos los demócratas-, Tillerson logró evitar el escollo del comité al contar finalmente con el apoyo de John McCain, Lindsay Graham y Marco Rubio, los republicanos que habían elevado más dudas acerca de su nominación por sus vínculos con Rusia.
Ahora su candidatura pasará al pleno del Senado, donde previsiblemente será aprobado sin mayores problemas, ya que los republicanos son mayoría.
"Dada la incertidumbre que existe tanto en el país como en el extranjero sobre la dirección de nuestra política exterior, estaría en contra de nuestros intereses nacionales retrasar innecesariamente esta confirmación o convertirla en una controversia", afirmó Rubio horas antes en un comunicado emitido a través de Facebook.
"Por lo tanto, a pesar de mis reservas, apoyaré la nominación del señor Tillerson en el comité y en el pleno del Senado. Sin embargo, los próximos nombramientos a puestos importantes en el Departamento de Estado no recibirán de mí el mismo nivel de deferencia que he dado a esta nominación", agregó el senador.
Durante las audiencias de escrutinio, las principales preocupaciones de los senadores fueron la larga relación personal de Tillerson con el presidente ruso, Vladímir Putin, y los posibles conflictos de interés derivados de esa amistad y de su cargo anterior como presidente de una petrolera con negocios en todo el mundo.
Otros se mostraron preocupados por los informes que apuntan a que ExxonMobil presionó al Gobierno estadounidense para que levantara las sanciones impuestas a Rusia después de la anexión de la península de Crimea en 2014, aunque Tillerson negó durante la audiencia haberse implicado jamás en esa actividad.
Hubo también senadores alarmados por la afirmación de Tillerson de que no había conversado con el nuevo presidente, Donald Trump, sobre la política hacia Rusia, o por su reticencia a condenar la campaña contra las drogas del presidente filipino Rodrigo Duterte, cuyas fuerzas de seguridad han ejecutado a 6 mil 100 personas.
lsm