Madrid.— La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos fue celebrada ayer por los partidos de la ultraderecha europea. Todos ven en el magnate un precedente favorable en sus planes para alcanzar el poder en un continente en crisis de valores.

Una de las felicitaciones más efusivas fue la de Nigel Farage, el político británico del UKIP impulsor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Farage definió la victoria de Trump como una “revolución política” que “puede ser aún más grande que el Brexit”. Trump es defensor de la ruptura de Londres con la UE y su llegada al poder puede provocar que ésta sea más radical.

Marine Le Pen, la candidata ultraderechista que se presenta como favorita a las elecciones presidenciales de Francia esta primavera, también lo celebró. “Felicitaciones al nuevo presidente de EU, Donald Trump, y al pueblo americano, libre”, publicó en Twitter.

El mismo tono triunfal usaron Geert Wilders (xenófobo, populista y primero en los sondeos para las elecciones holandesas de marzo) y el ultraconservador húngaro, Viktor Orban. Todos comparten con el estadounidense un discurso contra la élite política, la inmigración y el comercio global.

En el lado opuesto, los jefes de Estado y líderes de la Unión Europea se limitaron a felicitar al nuevo presidente con mensajes institucionales, tendiéndole la mano para mantener intactas las buenas relaciones entre sus países. Es el camino que eligieron la británica Theresa May, la alemana Angela Merkel y el francés François Hollande.

May prometió mantener la “relación especial” entre Londres y Washington. Merkel ofreció su “estrecha colaboración” a Trump y le recordó la responsabilidad que asume con el mundo. Hollande reconoció que con el magnate “se abre un periodo de incertidumbre”, lo felicitó “como es natural entre dos jefes de Estado democráticos” y aseguró que, como socio de primera fila, tendrán una relación cordial desde “la vigilancia y la franqueza”.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, llamó a continuar la cooperación con EU, y la Alta Representante de Asuntos Internacionales, Federica Mogherini, dijo que “los vínculos entre EU y la UE son más profundos que cualquier cambio político”. Sólo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, confesó que trabajar con Trump “será más duro que con otras administraciones estadounidenses”. Entre los temas que ahora se negocian entre las dos potencias destaca el TTIP, un tratado de libre comercio que Trump podría vetar.

El analista internacional Miguel Ángel Bastenier considera, sin embargo, que la diplomacia se impondrá y Trump terminará siendo aceptado incluso por “los dignatarios occidentales que, más o menos prudentes, en sus manifestaciones públicas no han podido ocultar que preferían que la elegida fuera [la candidata demócrata, Hillary] Clinton”. Según Bastenier, las relaciones internacionales obligan a difíciles equilibrios y, pese a los mensajes incendiarios de Trump y el desagrado que suscita entre los líderes europeos, “todos harán el correspondiente curso de reeducación y sonreirán de oreja a oreja cuando la ocasión lo exija”.

Además de su influencia en el Brexit y el impulso a la extrema derecha, varios son los temas que preocupan a la UE ante la victoria de Trump

Ésta llega en un momento delicado para el Acuerdo de París contra el calentamiento global. El pacto ha entrado en vigor, pero faltan por desarrollar los reglamentos para que funcione. Trump dijo que “cancelaría” este pacto y retiraría a EU como su principal financiador, y rechaza que el hombre esté detrás del cambio climático.

En el este de Europa la llegada del republicano es una noticia especialmente mala. Trump ha criticado duramente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encargada de proteger a estos países de las amenazas de Rusia.

Trump ha declarado que la alianza militar está “obsoleta” y sus miembros se han aprovechado sin pagar de la generosidad estadounidense, por lo que las tropas americanas podrían abandonar los países en los que están desplegadas si no tienen una compensación económica. El secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, alertó de que “el compromiso de Estados Unidos con la OTAN y la defensa colectiva de Europa ha sido sólido durante casi 70 años y confío en que seguirá así”.

Por si esto no fuera suficientemente preocupante para Europa del este, el nuevo presidente admira a Vladimir Putin, al que ha descrito como un líder fuerte con el que le gustaría tener una buena relación. En respuesta, el presidente ruso fue uno de los primeros en felicitarlo tras su triunfo.

Debido a esta política aislacionista y sus desaires a la OTAN, China también ha celebrado la victoria de Trump a través de sus medios de comunicación semioficiales. Por oposición, ésta deja en muy mala posición a Corea del Sur, Japón o Taiwán, beneficiarios del apoyo militar estadounidense contra la presión de Beijing. Las Bolsas de todos estos países se descalabraron ayer y Corea del Sur incluso convocó una reunión de urgencia de su Consejo de Seguridad Nacional.

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