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Honduras, que en 2009 sufrió una crisis por la reelección presidencial que precipitó lo que hasta ahora es el último golpe de Estado con ostentación de sables y fusiles en América, entró ayer a una fase sin precedentes en su historia tras el paulatino retorno de la democracia en 1982, luego de que el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, anunció que competirá por reelegirse en forma consecutiva por cuatro años.
Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), aprovechó que una serie de artículos pétreos de la Constitución Política de Honduras, que prohibieron la reelección y establecieron que ni siquiera se permitía debatir sobre ese tema, fueron declarados inaplicables en abril de 2015 por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de esa nación.
“Honduras vive desde 2009 un estado ilegal y la decisión del presidente es la prolongación del golpe de Estado. El golpe continúa”, alertó el hondureño Juan Barahona, líder del movimiento de resistencia al derrocamiento, el 28 de junio de ese año, del entonces presidente Manuel Zelaya.
Barahona dijo a EL UNIVERSAL que “el presidente dice que va reelegirse pero la Constitución Política no permite la reelección, que se considera como traición a la Patria. La reforma a la Constitución solo puede ser por una asamblea constituyente o por un plebiscito. La Corte carece de facultad para reformar la Constitución. Esta reelección que se anuncia es ilegal”.
Como factor que genera profundas controversias en Honduras, la reelección presidencial provocó el derrocamiento de Zelaya, a siete meses de concluir su mandato.
Pese a la existencia de los férreos o inamovibles principios constitucionales, Zelaya intentó realizar una consulta a los hondureños para preguntarles si aprobarían convocar a una asamblea constituyente, en un proceso que llevaría a derogar la vigente desde 1982 y sus dogmas sobre la reelección.
El primero. Hernández, vencedor en los comicios de noviembre de 2013 y en el poder desde enero de 2014 para un cuatrienio, será el primer gobernante hondureño que busca reelegirse desde el final de los regímenes militares que rigieron a ese país en varias fases del siglo XX hasta 1982.
Con esta maniobra, Honduras se unió a la fiebre reeleccionista que, con distintas modalidades al ser alterna, consecutiva o indefinida, se aceleró hace 16 años en América Latina y el Caribe y llevó a cambios constitucionales en algunos países, como en Colombia, Venezuela, Brasil, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, República Dominicana o Argentina.
“Me comprometo ante al pueblo hondureño a aspirar a la presidencia solo por un periodo de gobierno más”, anunció el presidente, de 48 años, casado, con cuatro hijos, en un acto público en el que pidió al Congreso Nacional que reglamente la reelección. Los próximos comicios generales serán en noviembre de 2017.
ae