Los Ángeles.— Lo que prometía ser una gran celebración terminó en una manifestación de unidad por parte de sindicatos, instituciones religiosas y organizaciones de defensa de los derechos de los migrantes ante la campaña de odio que llevó al republicano Donald Trump a la Casa Blanca.

“Venimos a manifestarnos en contra de la plataforma del odio, el miedo y el racismo, y aunque tengamos un nuevo gobierno, no nos quedaremos callados”, dijo el reverendo Walter Contreras, vicepresidente de la Coalición Nacional Latina Evangelical.

“El odio ganó anoche, perdimos la batalla, pero tenemos que levantarnos y seguir luchando por nuestras familias, porque sabemos que en este país hay lugar para todos”, sostuvo David Huerta, presidente de la Unión de Trabajadores de Servicios del Oeste (SEIU, por sus siglas en inglés).

La exhibición de unidad, en la que estuvieron presentes alrededor de una decena de organizaciones de la sociedad civil, tuvo lugar frente a la Plaza Olvera, lugar de nacimiento de la ciudad y símbolo del movimiento de lucha por los derechos de los hispanos. El acontecimiento había sido convocado días antes con la intención de celebrar el eventual triunfo de la candidata demócrata, Hillary Clinton, y empujar la agenda migratoria.

Sin embargo, terminó siendo un evento que reflejó enfado, frustración, estrés y gran desconcierto por la victoria de Trump, quien durante su campaña se fijó, entre otros objetivos, la construcción de un muro en la frontera con México, la expulsión de migrantes indocumentados, la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la prohibición de la entrada de musulmanes al país.

“Estamos profundamente desconcertados, nos llevará tiempo asimilar este severo golpe para la comunidad. Hay mucho terror”, declaró a EL UNIVERSAL Anabella Bastida, del Consejo de Federaciones Mexicanas en Norteamérica (COFEM).

Si bien, a diferencia de la comunidad de color, la hispana se ha caracterizado por defender sus intereses a través del diálogo y los instrumentos legales, Bastida no descarta posibles estallidos de violencia si las políticas de Trump atentan contra la unidad de las familias y su integridad se pone en riesgo.

Al hacer un análisis del voto latino, sostuvo que la participación sí fue histórica como se anticipaba, al sumar al electorado 2 millones de registros, pero el sufragio no fue unificado en favor de la demócrata.

“Esta fue una elección contra el establishment y muchos latinos decían que los demócratas nos hablan bonito, pero de todas maneras nos están deportando, así que apostaron por tronar todo”, sostiene Bastida, quien trabaja en un plan de contingencia para responder a “decenas de llamadas en las que preguntan si comienzan a hacer las maletas”.

Ante la embestida de Trump, la comunidad latina quedó petrificada; hubo niños que por miedo no quisieron ir a la escuela y mamás que prefirieron no ir a trabajar ante el temor de que no sabían si regresarían a su hogar.

Está el caso de la salvadoreña Martha Flores, quien vive en la ilegalidad desde hace 8 años, y tras conocer la noticia del triunfo de Trump sintió desmayarse.

“Quiero un porvenir para mi familia y mis compañeros de trabajo. Sí nos puede echar, porque así como es un bruto para hablar, sí lo hace, porque él no quiere a los latinos, sólo a su gente, pero veremos si su gente se va a poner a limpiar un baño, si su gente va a sacar una bolsa de basura”, declaró Flores entre lágrimas.

Entre la comunidad hispana hay miedo de que la administración de Trump refuerce el sistema de deportación, el cual registró 2 millones de expulsiones durante la administración del presidente Barack Obama. También inquieta su promesa de que eliminará todos los programas creados por decreto presidencial, entre ellos el que brinda protección a más de 700 mil dreamers.

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