Washington.— Estados Unidos acusó ayer formalmente a Rusia por injerencia en las elecciones presidenciales a través del pirateo informático.
Ahora ya de forma oficial, la Casa Blanca confirmó las versiones que circulaban por el país desde hace unos meses: que la mano rusa está detrás de ataques cibernéticos para menoscabar e influir en los comicios del país, incluyendo el que sufrió el Comité Nacional Demócrata (DNC) días antes de su convención para nominar Hillary Clinton como su candidata a la presidencia.
Hasta ahora, sólo se tenían indicios de la injerencia rusa, y el presidente Barack Obama lo había considerado probable. Ayer la retórica cambió: “[Estamos] seguros de que el gobierno ruso dirigió la reciente puesta en peligro de correos electrónicos de personas e instituciones de Estados Unidos, incluidas organizaciones políticas”, señala un comunicado conjunto del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la oficina del Director Nacional de Inteligencia.
Según las investigaciones, la forma de operar responde “a los métodos y motivaciones” rusos, unos “robos y revelaciones que tienen la intención de interferir en el proceso de elecciones”.
El caso del DNC, que terminó con la dimisión de su presidenta, no fue el único. A partir de ahí se filtraron correos y documentos políticos en páginas como DCLeaks o WikiLeaks, e incluso se detectó la intromisión de agentes rusos en organismos electorales algunos estados del país. La semana pasada, sin ir más lejos, se publicó la imagen lo que pareciera ser el pasaporte de la primera dama de EU, Michelle Obama.
“Esta actividad no es nueva para Moscú”, acusó Washington, asegurando que estas tácticas son usadas por Rusia para influir en la opinión pública en Europa. No sólo eso: puso en el punto de mira a “los más altos funcionarios de Rusia, que podrían haber autorizado estas actividades”, un ataque directo al Kremlin y al presidente ruso, Vladimir Putin.
El nombre de Putin no ha dejado de aparecer en las elecciones estadounidenses, especialmente ligado al candidato republicano Donald Trump.
Las alabanzas entre ambos han sido constantes, aunque Rusia, desde el principio, ha negado la injerencia. “No tienen ningún sentido”, aseguran cada vez que son acusados.
Sin embargo, ayer se conoció, a través de la agencia AP, que el gobierno ruso presentó el mes pasado una queja formal ante Naciones Unidas (ONU) por las condenas de altos funcionarios del organismo contra Trump, una intervención —al parecer no solicitada por el mandato— que pone de relieve los “vínculos inusuales” del republicano con Moscú.
Obama adelanta su voto. Las elecciones en EU, a pesar de todo el ruido externo, siguen su camino. Ayer, el presidente Obama aprovechó su visita a Chicago para ejercer su derecho a voto adelantado para las elecciones. No es la primera vez que vota anticipadamente: ya lo hizo en su reelección en 2012 y en las legislativas de 2014.
Esta vez, el mandatario estadounidense bromeó durante el proceso de emisión del voto: preguntó si nadie estaba espiando por quién estaba votando e incluso hizo amago de parapetarse para evitar intromisiones. Al terminar, y preguntado por su elección, hizo una mueca de superioridad. Desde que Clinton se convirtió en la nominada de su partido, el Demócrata, Obama ha cualificado a su ex secretaria de Estado como una “increíble sucesora” de su mandato y la persona “mejor preparada” para la Casa Blanca de toda la historia.
La implicación de Obama en la elección de Clinton está ganando fuerza en los últimos días; de hecho, la próxima semana participará en un mitin con la candidata en Carolina del Norte, estado que se prevé clave en las elecciones.
Una encuesta nacional de Reuters/Ipsos publicada ayer reveló que Clinton supera a Trump por cinco puntos porcentuales, la misma ventaja de las últimas semanas, de cara al debate de mañana en St. Louis.